VALÈNCIA (EP).El 2,5% de los adolescentes españoles tiene una adicción al juego, el 5% a las redes sociales y un 15% hace un uso excesivo. No obstante, hay diferencias por sexo: las chicas muestran niveles de adicción más elevados al móvil y a las redes sociales, mientras que los chicos están más enganchados a los videojuegos y a las apuestas online. En concreto, ellos tienen hasta tres veces más riesgo de sufrir una adicción a las apuestas online que ellas.
Así lo revela el informe 'Detección temprana y prevención de adicciones tecnológicas en adolescentes', que han presentado en rueda de prensa la Universitat de València y Fundación Mapfre, elaborado a partir de encuestas, realizadas durante los meses previos al confinamiento, en las que han participado un total de 2.808 estudiantes entre 11 y 20 años de 32 centros educativos de 13 comunidades.
Al respecto, el investigador de la Unidad de Investigación 'Juego y Adicciones Tecnológicas" de la Universitat de València Mariano Chóliz, autor del informe junto a Marta Marcos, ha advertido de que el confinamiento por la crisis sanitaria de la covid-19, al aumentar la exposición, ha podido incrementar la adicción al juego y a las redes sociales y ha bajado la edad de inicio en su consumo.
Así, personas que no jugaban se han introducido y puede haber agravado la adicción de los que ya jugaban. No obstante, ha apuntado que el incremento de la dependencia que ha provocado el confinamiento se verá con el tiempo porque la adicción es "un proceso". Por ello, han aconsejado a los padres "estar atentos a que estos patrones de conducta no generen o agraven estas adicciones tecnológicas" aunque ha recalcado que con "las medidas adecuadas se pueden solucionar".
El informe concluye que las chicas utilizan más el móvil y las redes sociales como vía de interacción social y cooperación, y ellos, por el contrario, usan las tecnologías principalmente para demostrar habilidades de "estrategia, competir y ganar".
Así, el juego online es una actividad "principalmente masculina y más adictiva" que el juego tradicional, lo que hace que los chicos sean "más vulnerables a padecer adicción al juego". En concreto, el 18,3% de los chicos, frente al 2,2 de las chicas, practica el juego online como una forma de ocio y para establecer relaciones sociales.
Los que ya sufren la adicción (1,22%) son conscientes de que deben dejar de jugar, pero reconocen que necesitan apostar cada vez más para conseguir los efectos deseados, lo que les provoca pérdidas económicas. También admiten que en alguna ocasión han mentido sobre su implicación en el juego y que necesitan a los demás para que lo financien, la única forma para solventar sus deudas.
En este sentido, advierten de que el juego online en adolescentes hace que el paso del jugador social al jugador con problemas sea "muy rápido" y afecta "muy gravemente a todas las fases de la adolescencia, puesto que ni siquiera los menores están protegidos" ya que está "muy disponible y accesible".
En ese sentido, han señalado que a partir de 2011, con la legalización del juego online, se han abierto muchas páginas web de juegos, así como salones, y se colocan máquinas de apuestas en bares, al lado de las tradicionales tragaperras. Así, ha comentado que la Comunitat Valenciana, junto a Rioja, Navarra y País Vasco, tienen "muchas más máquinas en bares sin control" y es ahí donde se inician al juego los adolescentes. No obstante, ha confiado en que la nueva ley del juego de la Comunitat "solucione este problema" y ha pedido leyes esatales y autónomicas para "proteja el derecho a la salud de los jóvenes".
Del mismo modo, los chicos también prefieren los videojuegos (17% frente al 2,2% de las chicas), sobre todo en la franja comprendida entre los 11 y los 16 años (23%) y principalmente porque les permite demostrar habilidades de estrategia, así como "competir y ganar". Sobre todo optan por videojuegos de rol en modalidad multijugador masivo, potencialmente más adictivo que el juego offline.
Los videojuegos se promocionan a edades tempranas y representan una parte importante del ocio de los más pequeños, "probablemente en detrimento de otras actividades lúdicas necesarias para el desarrollo y la maduración óptima". Así, entre los 11 y los 16 años aparecen los principales problemas de adicción y de riesgo de padecerla (10 o 13% respectivamente), frente a la etapa tardía, la que comprende de los 17 a los 20 años (4,6 y 7,2%).
Así, no es hasta los 17 y los 20 años cuando es sustituida por otras tecnologías que permiten una mayor socialización, pero posteriormente los videojuegos vuelven a ser los que generan más problemas de adicción durante la juventud.
Por contra, las chicas se enganchan más al móvil, aunque su posesión se ha convertido en "el principal objeto de deseo" de los adolescentes españoles, con independencia del sexo, edad y lugar de residencia.
Por sexos, las chicas muestran niveles de adicción más elevados que los chicos --8,2% frente a un 3,2 %) y también mayores conductas de riesgo --un 24,7 frente 12%-- lo que puede deberse a que la principal función del móvil es "la comunicación instantánea en cualquier momento y desde cualquier lugar".
Por edades, los jóvenes con mayor dependencia al teléfono móvil tienen entre 18 y 20 años y aquellos con mayor riesgo de adicción, se encuentran en la franja comprendida entre los 15 y los 16.
Al igual que ocurre con el móvil, las chicas muestran niveles más altos de adicción y riesgo de adicción a redes sociales que los chicos --un 8,9 y 25% frente a un 4,2 y 13,1% respectivamente-- porque ellas muestran "mayor dependencia al grupo" y "conformidad con las normas", necesitan la "aprobación" y estar presentes en la comunidad virtual.
El informe revela que la "autoestima" de muchas de ellas depende de la cantidad de "likes" que obtienen o de los comentarios de aceptación del grupo de iguales. WhatsApp es la principal herramienta de comu*nicación que utilizan los adolescentes.
Por edades, los que sufren mayor dependencia a las redes sociales son los adolescentes que tienen entre 15 y 16, lo que según los expertos es congruente con la etapa evolutiva en la que se encuentran, que se caracteriza por la "conexión permanente con el grupo de iguales", un factor "muy importante" para todos ellos.