entrevista al director general de las tic 

Duarte: "El teletrabajo no estaba previsto en la Administración y ha venido para quedarse"

25/05/2020 - 

VALÈNCIA. La crisis del coronavirus ha puesto a prueba la capacidad de la Administración también en términos de digitalización. Desde que se aprobó el decreto del estado de alarma el pasado 14 de marzo, la Conselleria de Justicia y Administración Pública fue publicando instrucciones para limitar el número máximo de funcionarios que podían trabajar de manera presencial en cada departamento del Botànic II. 

Una circunstancia que obligó al Gobierno valenciano a poner en marcha herramientas para evitar que la administración quedara totalmente paralizada. Instrumentos en los que, según admite el director general de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, José Manuel García Duarte, ya empezaron a trabajar días antes esquivar un colapso.  

Ahora bien, su departamento no solo ha tenido que hacer frente a esta labor. También se ha encargado, por ejemplo, de adaptar el plan Mulan en el que se recogen todas las plataformas educativas que están permitiendo la enseñanza a distancia -Aules, Web Familia, Webex- para un uso masivo, ya que anteriormente estaban ideadas para una demanda menor; o de tratar de reducir la brecha digital junto a la Dirección General de Brecha Digital que dirige María Muñoz

La DGTIC ha tenido que ir contrarreloj para adaptar la Administración a la nueva realidad y, si bien es cierto que nadie esperaba las dimensiones que iba a tener este virus, Duarte también reconoce que, en parte, esta suerte de "carrera" de fondo se debe al retraso en la digitalización de algunas áreas de la Generalitat. "Uno de los aprendizajes del drama es que debemos digitalizarnos mucho más rápido", sostiene. Valencia Plaza se reúne con él para conocer los proyectos en los que ha trabajado la dirección general durante esta pandemia. 

-Con esta crisis se ha visto la necesidad de tener una Administración digitalizada, ya que en la mayoría de puestos de trabajo se ha implantado la modalidad no presencial de trabajo.
-Sí. De alguna manera se ha empoderado mucho la necesidad de abordar los proyectos de digitalización de forma más rápida. Se ha perdido muchísimo el miedo a utilizar herramientas digitales y se ha puesto de manifiesto la necesidad también de contar con ellas. Uno de los aprendizajes del drama es que debemos digitalizarnos mucho más rápido.  

-Y en este contexto, ¿hasta qué punto estaba avanzada la digitalización en la Administración valenciana? 
-Era muy heterogéneo, muy dispar. Había áreas de la Generalitat que estaban muy avanzadas en digitalización, sobre todo en la parte de administración electrónica. Pero otras estaban muy poco, como por ejemplo, en teletrabajo. El teletrabajo era algo que no estaba previsto. 

-Lo digo porque da la sensación de que se ha ido a contrarreloj, ¿estaba muy atrasada la Administración en este sentido entonces?
-Sí, es cierto que estaba muy atrasada y se ha ido contrarreloj, pero no es menos cierto que uno de los planes estratégicos de legislatura era potenciar el teletrabajo. De hecho, se ha publicado hace unas pocas semanas el anuncio de una nueva licitación para dotar de herramientas de nueva generación para el teletrabajo.

-Hace poco se adjudicó un proyecto para fomentar el teletrabajo por 1,7 millones de euros a Telefónica. No sé si habla de esta licitación... ¿Cuál es la previsión de este proyecto? ¿Y qué tipo de implantación pretende conseguir? 
-No es exactamente esa. Es una licitación de decenas de millones de euros y está pensada para un proyecto a largo plazo; dos, cuatro años. Ahora lo que hemos hecho es adelantar una parte del proyecto, dadas las circunstancias, porque todas las licitaciones públicas estaban paralizadas por el decreto de estado de alarma y con esto nos vimos en la necesidad de acelerar la implantación de estas herramientas porque hasta ese momento se estaban utilizando unas muy antiguas que, entre otras cuestiones, no permiten el trabajo colaborativo ni las videoconferencias. Por ejemplo, ahora mismo un ciudadano normal tiene acceso a través de Google a herramientas gratuitas muy potentes, pero en la Administración esas herramientas no existían. Lo que hemos hecho con esta compra de emergencia es dotarnos de esas herramientas para dar un paso más. 

-En definitiva, si por lo que decía antes el teletrabajo no estaba previsto y ahora se ha tenido que realizar adjudicaciones para acelerar su implantación, ¿podría decirse que en general la Administración valenciana no estaba preparada para esto?
-En la etapa precovid, no, no estaba preparada. Es cierto que cuando le vimos las orejas al lobo, semanas antes de declararse el estado de alarma, empezamos a prepararnos a marchas forzadas. La semana del 1 de marzo ya tuvimos capacidad de mandar a todo el personal externo que no era funcionario a casa; entre otras cosas porque muchas de las empresas que nos prestan servicio son empresas cuyas sedes multinacionales están en Madrid y allí ya estaban en una situación de emergencia sanitaria. Así que esa semana mandamos a todos los trabajadores externos a casa, la siguiente dimos prioridad a todos los trabajadores de esta dirección general porque son los que prestan servicio al resto de la Generalitat, e inmediatamente después empezamos a dotar de herramientas de trabajo a prácticamente todos los funcionarios que lo necesitasen. 

-¿Y cómo de preparado estaba el funcionariado para una situación así, para cambiar sus rutinas por teletrabajo? 
-En cuanto a las herramientas ha sido un trabajo de autoaprendizaje. Los funcionarios se fueron a casa por el estado de alarma y les dotamos de herramientas muy sencillas para que el proceso de adaptación fuese lo más automático posible: les dimos un guión muy sencillo para que trabajaran exactamente igual como lo hacían en su PC de oficina. Con lo cual, por lo que respecta a las herramientas ha sido extremadamente sencillo. Pero es cierto, que teletrabajar no es lo mismo que trabajar en tu despacho porque existen otros procedimientos: maneras de control del trabajo, de gestión del tiempo, etcétera, que han sido totalmente novedosas. A partir de ahora nos enfrentamos a un nuevo proceso de aprendizaje, porque el teletrabajo ha venido para quedarse. Con lo cual, si lo queremos afrontar bien, habrá que empezar a formar al trabajador, ya no en términos de instrumentos, sino a nivel funcional.

-¿Cuántas horas de formación a los funcionarios calculan que serían necesarias para adaptarse a esta nueva modalidad?
-No se ha hecho un cálculo en este sentido. Sí que se pusieron en marcha 50 cursos sobre el aprendizaje de las herramientas: cómo se hace una VPN, en qué consiste, cómo trabajar de forma segura para que trabajar de forma remota no sea un riesgo para los datos que se manejan, cómo gestionar herramientas de videoconferencia... Pero es que también debe haber una parte funcional, de procedimientos de trabajo, que habrá que adecuarla a cada órgano directivo. Porque no es lo mismo un docente, que un funcionario de justicia, o una persona que está atendiendo temas sociales. Y eso es un esfuerzo que tendremos que hacer en las próximas semanas o meses. 

-¿Y eso cuánto tiempo puede tardar en desarrollarse?
-Nosotros esperamos tener todo bien desarrollado de aquí a final de año, pero no depende solamente de esta dirección general; tenemos que trabajar de forma conjunta con la Dirección General de Función Pública.

-¿Ha hecho su dirección general un pronóstico aproximado de cuánto se va mantener esta maquinaria de teletrabajo por la covid-19? Más allá de que luego con la vuelta a la normalidad se quiera mantener esta modalidad en parte del funcionariado. 
-Ahora mismo las cifras de trabajadores ascienden a prácticamente la mitad de los funcionarios de la Administración General de Función Pública y calculamos que aproximadamente unas 7.000 personas están entrando todos los días a trabajar de alguna manera. A partir de ahí, eso hay que estabilizarlo. Es decir, tendremos que modificar algunas herramientas para que el trabajo que hacemos nosotros como técnicos sea más llevadero. Hasta ahora las herramientas que hemos puesto son muy automáticas para el usuario, pero son complejas de gestionar para los técnicos. Por lo que ahora lo que estamos intentando es evolucionar estas herramientas para estabilizarlos, aunque a día de hoy permitimos trabajar prácticamente a todo teletrabajador que lo necesite. Eso no significa que se pueda hacer, porque hay puestos de trabajo en los que evidentemente no se puede teletrabajar: la persona que está atendiendo en ventanilla, por ejemplo, o que hace algunas funciones que son indispensables que sean presencial, tendrán que seguir haciéndolo. Pero aquellos que sí que se puedan adaptar tenemos herramientas tecnológicas para hacerlo.

-Me refería más bien a plazos temporales. Si calculan hasta cuándo estaremos en esta situación, que no solo cambia la modalidad de trabajo de los funcionarios de las consellerias, también la forma en la que los alumnos reciben sus clases, por ejemplo. ¿Hasta cuándo calculan que podría prolongarse? ¿Septiembre? ¿Octubre? ¿Quizá más? 
-Nosotros, como técnicos, debemos plantearnos los peores escenarios. El peor escenario es que las herramientas de teletrabajo se tengan que expandir el máximo de tiempo, hasta diciembre o hasta donde haga falta. Pero además, pensando también que es una herramienta que, independientemente de la situación de emergencia sanitaria, ayuda a los funcionarios a trabajar. El teletrabajo es una herramienta positiva. Obviamente hay que regularla y, desde ese punto de vista, ha llegado para quedarse y toca estabilizarlo definitivamente.

-En 2016 el Consell creó un decreto para fomentar el teletrabajo en la administración, pero nunca llegó a desarrollarse porque ninguna Conselleria se acogió a él. ¿A qué cree que se debe? ¿Quizá no existen o existían las herramientas adecuadas para poder trabajar desde casa?
-Eso es muy anterior a mi llegada y no te podría valorar exactamente los motivos, pero posiblemente fueron un conjunto de factores los que hicieron que el número de trabajadores que se acogieron a la posibilidad de teletrabajar apenas llegara a unas pocas decenas. Quizá, la Administración no está pensada para teletrabajar y además las herramientas no estaban suficientemente evolucionadas.  

-Decía antes que calculaban que ahora mismo unos 7.000 funcionarios entran a diario a teletrabajar con toda la maquinaria que han puesto en marcha. ¿Considera que la Administración valenciana estaría ahora mismo preparada para que sus 17.000 empleados públicos trabajaran desde casa? Exceptuando a aquellos que trabajan de cara al público. 
-Se podría llegar a esa circunstancia e incluso superar esa cifra, pero depende de los órganos directivos. Hemos atendido al 100% de las peticiones que nos han llegado, si no hay más es porque no ha habido más peticiones. Es cierto que nos han llegado a cuentagotas porque pedimos a las subsecretarías que nos priorizasen las solicitudes para no saturar el servicio que prestábamos. Si mañana nos dijeran que en lugar de 7.000 deben ser 9.000, lo podríamos atender. Pero no es solamente la herramienta tecnológica, hay que ver la tarea que cumple el funcionario, cómo se regula la gestión de su trabajo, etcétera, y eso sí que es más complejo. Es lo que nosotros llamamos transformación digital o gestión del cambio. 

-El proyecto Mulan tuvo que ponerse en marcha del día a la noche para garantizar la educación a distancia de miles de alumnos. En la Comunitat hay 800.000 sin contar los universitarios. A pesar de ello, los primeros días hubo muchas quejas de sindicatos y asociaciones de padres y madres, además de profesorado, porque el programa colapsó por falta de capacidad y costó varias semanas llegar a un punto de equilibrio. ¿La cobertura era baja porque antes de la covid-19 había poca demanda? Y si es así, ¿a qué cree que se debe?
-Estamos acostumbrados a un sistema de formación presencial. Las herramientas que están por debajo de Mulan, como Aules, son instrumentos de apoyo a la docencia. Sobre todo de apoyo a la teleformación, que era testimonial en la Administración. Estaba pensado para unos pocos miles de usuarios, pero cuando estalló la crisis sanitaria hubo que ampliar deprisa y corriendo. Y el sistema no estaba preparado para atender una demanda tan masiva. Costó bastante atender esa demanda de forma ordenada. Ahora ya la hemos estabilizado, pero estamos trabajando para mejorarla. E, incluso, ir más allá de lo que aporta Mulan. Porque ahora mismo a ésta la componen una serie de herramientas con diferentes prestaciones y el docente elige cuál utilizar en función de lo que necesita, pero queremos ponérselo más fácil al profesorado. 

-¿Y a cuántas personas puede atender ahora mismo este programa?
-No lo hemos calculado. Para nuestra desgracia, ahora mismo estamos trabajando un poco mediante prueba y error. Es decir, estamos atendiendo todo lo que se nos demanda. Pero, ¿esto quiere decir que toda la demanda que tenemos representa a todos los docentes? Posiblemente no. Pero está atendiendo todo lo que se le está demandando. No tenemos constancia de que no pueda atender todavía más. En cualquier caso, estamos preparados para reforzar. 

-¿Cree que este formato de teleformación, de la misma manera que el teletrabajo, ha venido para quedarse en la formación básica, desde Infantil hasta Secundaria, al menos? ¿Sería posible garantizarla?
-Debería, pero eso exige cambios de procedimientos. No es lo mismo la docencia presencial, que la telepresencial. Y sería un error por nuestra parte pensar que tu puedes coger lo que enseñas a un estudiante cara a cara e intentar llevarlo al modelo telepresencial. Eso va a exigir cambios en el modelo de impartir la docencia, cambios que ya vamos a experimentar el curso que viene. Porque ya nos han dicho que seguramente las aulas no van a poder estar llenas al 100%, que habrá que hacer turnos. El curso que viene nos vamos a encontrar con que vamos a tener que combinar herramientas presenciales con telepresenciales. Va a ser un proceso de aprendizaje que vamos a intentar tener preparado junto con la Conselleria de Educación a lo largo de estos meses que quedan hasta el próximo curso. 

-¿Da por hecho entonces que toda esta infraestructura de herramientas que se ha creado y reforzado para garantizar la educación a distancia van a mantenerse en septiembre?
-No podría decirte si septiembre u octubre, pero vamos a intentar evolucionarlas. Creo que el esfuerzo que hay que hacer se centra en la formación del profesorado. 

-Pero entonces cree que en septiembre la educación a distancia se mantendrá...
-Sí, una parte importante sí. 

-¿Qué medidas has puesto en marcha desde la dirección general para combatir la brecha digital?
-Hemos colaborado con la Dirección General de Brecha Digital. Sobre todo hemos intentado anticiparnos a lo que nos podíamos encontrar. Es cierto que las circunstancias cambian. El problema de una crisis sanitaria, está conllevando también una crisis económica que va a acrecentar la brecha digital. Ahí lo que hemos hecho con los recursos que teníamos es dotar a varios cargos directivos de algunas herramientas que palien los casos de las personas más desfavorecidas. Por ejemplo, se adquirieron 14.000 tablets para alumnos que no tuvieran recursos económicos, pero no solo incluían los dispositivos, sino también acceso a internet. Ahora se van a adquirir otras 15.000 por parte de la Conselleria de Educación, con lo cual se llegará a 29.000 dispositivos para familias desfavorecidas. También se han hecho acciones desde la Vicepresidencia primera y Conselleria de Igualdad para familias desfavorecidas en riesgo de exclusión, o desde la Vicepresidencia segunda y Conselleria de Vivienda para el Parque de Vivienda Pública.Es decir, hemos intentado atender la demanda de brecha digital que nos ha llegado por diferentes sitios. 

-¿Cómo se atendía esta demanda?
-A nosotros cada departamento nos transmitía la volumetría de necesidades. Por ejemplo, desde Universidades nos decían que necesitaban recursos para atender a 100 alumnos, a 200, ó 500. Cada uno nos trasladaba sus necesidades y nosotros buscábamos una solución. En algunos casos hemos repartido directamente una SIM de 4G de un operador para dotarles de acceso a internet; en otros, se ha dotado una SIM con un router; y en otros casos una tablet con la SIM. Es decir, la solución no ha sido la misma, sino que se ha intentado adecuar a cada colectivo. La situación de brecha digital no es la misma porque hay varios niveles: por un lado, está la brecha digital del territorio, allí donde no llega internet; la brecha por cuestiones económicas; y también la que se debe a falta de conocimiento. 

-¿Y en caso de conocimiento cómo se está actuando? 
-Se han puesto en marcha cursos online para que cualquier ciudadano pueda acceder a conocimientos básicos de Internet. 

-Es un poco la pescadilla que se muerde la cola, ¿no? Porque alguien que tiene dificultades para utilizar internet por desconocimiento, debe acceder a un curso online para aprender a utilizarlo...
-Tienes razón, pero no tenemos capacidad de hacer cursos presenciales. Pero pensemos que hay dos brechas diferentes. Tenemos a gente que sí tiene internet porque se lo puede pagar o porque se lo hemos facilitado nosotros, pero no hace uso eficiente de la herramienta y hay que enseñarles qué es una firma electrónica, curso online, etc. 

-Y en este sentido, ¿ha habido algún momento en que la Dirección General de las TIC y la Dirección General de Brecha Digital chocaran en competencias? Porque, ¿dónde está la línea que delimita las funciones de cada uno en esta crisis?
-Eso puede suceder muchas veces cuando no hay un buen trabajo en equipo. Pero yo creo que hemos trabajado en equipo y no nos hemos disputado de quién era la competencia ni nada similar. 

-En la legislatura pasada no existía Conselleria de Innovación, pero ahora que sí que existe, ¿no tendría cierto sentido que su dirección general se ubicara en este departamento, que es donde está también la dirección general de Brecha Digital?
-Es complicado valorar las decisiones que se tomaron antes de mi llegada, pero la distribución, hasta cierto punto, es lógica. En los gobiernos se puede hacer muchos modelos de estructura. La que tu planteas puede ser lógica, pero la que hay también lo es porque la filosofía de sociedad digital que lleva la Conselleria de Innovación está relacionada de cara al ciudadano. Es decir, está pensada para la dinamización de la sociedad digital dentro de la sociedad. Nosotros somos una Dirección General transversal de uso interno para la Administración, y por eso estamos en una conselleria transversal como es Hacienda, que maneja los presupuestos. Damos servicio a todo el mundo, pero siempre dando prioridad al servicio interno. Somos una dirección general que muchas veces está oculta bajo proyectos o iniciativas políticas de otros, no verás que sea un director general que salga en la prensa. De hecho, normalmente muchos de los proyectos que nosotros llevamos adelante son anunciados por otros compañeros, pero esa es nuestra labor: acompañar las iniciativas políticas de otros. 

-El proyecto Nefis está funcionando ya en 13 autonomías, pero aquí todavía no está en marcha. Estamos a la cola de España a pesar de ser un anuncio del conseller Vicent Soler de 2017. ¿Cuándo se implantará en toda la Administración? ¿A qué se debe tanto retraso?
-Cuando el Botànic llegó a la Generalitat se encontró un atraso enorme en la digitalización, entre ello todo lo que es la gestión económico-financiera en la administración que nos lastraba muchísimo y nos lastra a día de hoy a la hora de acceder a datos financieros en tiempo real. Se diagnosticó y se puso a trabajar en un proyecto muy ambicioso que era Nefis, tan ambicioso y complejo que finalizó la legislatura antes de definirlo y licitarlo. Ahora ya está licitado y adjudicado, pero se está analizando a nivel funcional para estudiar su implantación. Nuestro deseo era empezar a trabajar con él en el año 2021, pero no sabemos si podremos llegar con todo lo que está sucediendo de forma paralela. Seguimos teniendo esta intención, llegar a hacer los Presupuestos con Nefis para que la ejecución presupuestaria de 2022 se haga ya también con este programa. ¿Llegaremos? Estamos en ello... 

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