NETFLIX ESTRENA 'SANTA CLARITA DIET'

Drew Barrymore y su apetitosa versión zombie

La serie de humor negro protagonizada por Drew Barrymore y Timothy Olyphant se puede ver ya en Netflix desde el pasado viernes 3 de febrero y cuenta con diez episodios en su primera temporada

20/02/2017 - 

VALÈNCIA. Santa Clarita Diet ya está aquí. La última novedad en el catálogo de series de Netflix lleva para convencer al público con un nuevo argumento: "Si te gusta el arroz y te gusta la leche, entonces te gustará el arroz con leche”. Cuánto más diálogos hay entre Sheila (Drew Barrimore) y Joel (Timothy Olyphant) menos sentido tiene la serie. Sin embargo sabe muy bien hacer lo suyo. El humor le salva.

La serie mezcla los enredos familiares propios de las zonas residenciales con lo más visceral del cine de zombis y caníbales de los setenta. Sheila es una agente inmobiliaria que vive con su marido y su hija adolescente. La protagonista se muestra débil, cobarde, cansa e incluso sus amigas o compañeros de trabajo se sorprenden de lo 'flojita' que es. Un buen día, Sheyla está enseñándole a sus vecinos su magnífica casa, cuando empieza a encontrarse mal... pero muy mal. Tan mal que vomita seguramente más de cuarenta litros de vómito grumoso y marrón. Sin exagerar.

 ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? Sheila se ha convertido en un zombie. Y así es la serie, una ida de olla de los guionistas, que se basan en la situación cómica familiar para enganchar a su público. Drew Barrymore se ha convertido en un zombie, quién lo diría.  A raíz de vomitar, la protagonista se siente diferente. Con más energía, más fuerza, más apetito...

 La serie cumple con todas las reglas para tener éxito: la fotografía es de lo mejor que tiene y esas escenas gores y desagradables hacen que los blancos no puedan brillar más. La producción y el diseño está creada a medida de los personajes y los estereotipos son claves en esta primera temporada. La idea de mezclar las formas propias de mostrarnos la vida en los barrios residenciales con las historias de zombis hace que la serie corra peligro, ya que conseguir el tono adecuado entre la diversión, el romanticismo de un matrimonio y lo gore de un zombie, resulta un poco extraño.

Santa Clarita Diet llega hasta el punto de no resolver ni el interés del público de resolver los asesinatos que lleva a cabo Drew Barrymore para poder alimentarse. Al contrario, se centra en la actitud de ella y de sus familiares tras esos asesinatos que acomete.  Los primeros capítulos la serie se siente más libre, pero luego va cayendo en una monotonía y en unos personaje secundarios que sobran.

Los personajes secundarios son un “problema” para los protagonistas de esta comedia. Cada problema que viva Sheila se solucionará de una forma positiva y optimista. "El mundo está loco", debían de pensar los creadores de esta serie. La historia nunca logra despegar más allá de algún apunte divertido. Parece mentira pero, si hay algo positivo es Timothy Olyphant. Su personaje Joel parece ser el único que no se toma el tema de que su mujer es un zombie a cachondeo. Parece que hay alguien que tiene dos dedos de frente en la serie. 

Sin embargo, la apuesta de Netflix es Drew, aunque no actúa muy bien en esta serie. Tampoco es que lo haga mal, pero no es un personaje para la mítica estrella e icono de los ochenta. No es una zombi violenta, sino que se mantiene como un ser perfectamente racional y eso más raro aún a lo que nos tiene acostumbrados la industria de Hollywood.

El otro gran elemento es el sexo. Sus instintos se despierta, es más impulsiva, más desinhibida y sexualmente despierta. Es la misma mujer, pero más desatada, lo que deja escenas muy grotescas entre el sexo y el deseo de comer carne humana. 

Es una comedia americana que no merece la pena hincarle el diente, nunca mejor dicho. Carece de originalidad y exploran las emociones de los protagonistas de la casa como si fuesen una familia normal, dejando de lado el tema zombie (lo más importante)

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