El diseñador afincado en València presenta su nueva colección, inspirada en la Divina Comedia, de la mano de un provocador fashion film firmado por Arte Fenollar
VALÈNCIA. Adiós desfile, hola fashion film. El joven diseñador afincado en València Dragomir Krasimirov presentó ayer su colección primavera verano 2018 rompiendo con las fórmulas establecidas, eliminando la fórmula de la pasarela –a la que no se sube desde hace años- y apostando por un arriesgado fashion film inspirado en la Divina Comedia de Dante con escenas sadomasoquistas. Premiado por la revista Marie Claire y la Asociación de Nuevos y Jóvenes Diseñadores Españoles, entre otros, el diseñador propone ahora un descenso a lo más profundo de los infiernos para llegar, después, a la purificación del alma, una alusión al clásico de la literatura italiana. La obra de fotógrafos como Diane Arbus, Robert Mapplethorpe o David Nebreda y su visión de la fragilidad y del trauma ayudan a generar el marco conceptual para esta colección, que se presenta bajo el nombre ‘Estigia’.
-¿Cómo se traduce un texto como la Divina Comedia en la colección?
-La Divina Comedia como tal se traduce en la colección porque es una colección con mucha fuerza. Las prendas son teatrales desde un punto de vista estético y, también, se traduce la narrativa de ir desde el infierno hacia el paraíso con una transición de las prendas que van de ese punto más irreal al pragmatismo de calle. A mi siempre me han gustado los temas más densos o intelectuales para la inspiración de las colecciones, da otro empaque a lo que es simplemente la moda, que no deja de ser fabricar prendas y justificarlas con una inspiración más o menos banal. A mi me gusta que ese fondo sea más trabajado.
-¿Qué tiene la Divina Comedia para haber detonado una inspiración que ha acabado materializada en colección?
-Hay dos grandes razones. Primero, porque es una obra que todo el mundo conoce, que toca un resorte de mucha gente. Perdería el sentido si nadie lo entendiera. Por otra parte, también es por una cuestión autobiográfica porque, como a mucha gente le ha pasado, puedes vivir una época más oscura en la que no acabas de ubicarte y tienes que pasar una serie de peripecias para encauzarte, que es lo que me ha pasado a mi en el mundo de la moda. Llevo varios años dedicándome a este sector, desde los 19 y ahora tengo 27, y es como un niño tonto: da muy pocas alegrías. He sabido lidiar con eso y seguir dedicándome a lo que considero que se me da bien y es mi pasión.
-Hace algunos años que no presentas una colección.
-Ese es el tema. La última presentación que hice en València fue en el Centro del Carmen, creo que en 2014. Después presenté en Bulgaria un par de temporadas, pero finalmente decidí por no hacer desfiles, llevar la ropa a tienda y hacer algo más comercial. Esa fue la clave para quitarme bastantes quebraderos de cabeza. El desfile no deja de ser un tema complicado de gestionar, cuesta mucho.
-¿Es esta colección una vuelta o una evolución?
-Lo que presento es una forma de darle otra vuelta, no volver a lo de antes. No lo enfoco como entonces, de hecho he estado trabajando y trabajo para otras firmas. Lo que hago es… un mal necesario [ríe] Me gusta comunicar mi proceso creativo y además lo hacemos en esta ocasión con una pieza clave, un fashion film dirigido Arte Fenollar que no moveremos por redes, una pieza bastante experimental y dura de ver. Tiene ese contrapunto, no es lo que se espera en un fashion film de moda, la idea que tenemos es que a la gente le remueva y la desconcierte como poco. La temática es fuerte.
-¿Qué puedes contarnos de él?
-Todo está contado con un preciosismo en cuanto a la imagen, que va implícito en este formato, son imágenes muy bonitas. Pero sí es cierto que cuenta con los mismos personajes y dos escenas. La primera es más moda, con más protagonismo de las prendas. Por otra parte, una escena sadomasoquista bastante extrema en la que, con la ropa como hilo conductor, se alude a la Divina Comedia. La ropa es el hilo conductor de los dos ambientes. Es un proyecto que tiene un componente más experimental. En este caso , el video ocupa el lugar del desfile, sencillamente cambiamos de formato. Yo muchas veces siento la necesidad de comunicar lo que hago, supongo que le pasa a mucha gente que trabaje en el ámbito creativo. Lógicamente me motiva y me gusta hacer simplemente la ropa y venderla, que es lo que me da de comer, pero todo este tipo de cosas a nivel personal son igual de necesarias. Ayuda a que la gente que ve mi trabajo pueda entenderlo mejor, que entre en mi universo creativo.
-¿Cómo se traduce este universo creativo a las prendas desde el punto de vista estético?
-La colección cuenta con doce looks, en los que hay una serie de prendas más teatrales, que aluden a la estética de la papiroflexia, tejidos conformados que permiten hacer distintos pliegues. Luego, hay una segunda línea que da empaque a la anterior, más casual, de prendas muy llevaderas. Esta última es ropa que tiene esa impronta de simetría y cierta teatralidad, pero llevado a un plano de ropa de calle e incluso se hace un guiño a la ropa deportiva. Sorprendentemente funciona en una colección muy bien, no chirría a pesar de ser prendas opuestas. Vamos del punto de algodón a los tejidos tecnológicos. El negro y blanco priman en la colección, que son los colores con los que trabajo en todas las colecciones, y luego un toque de morado y rojo carmín.
-¿Cuál es futuro próximo de ‘Estigia’?
-Seguiré trabajando por las mismas vías, con distintas tiendas multimarca en Madrid. Realmente no tengo más pretensiones de crecer en la industria de moda porque tengo experiencia de varios años y sé que con una colección pequeña como la mía es muy complicado a nivel logístico y de producción llegar a ese nivel, por las pocas repeticiones que hago. Yo he reenfocado mi carrera para poder lidiar con ser una marca pequeña en la moda, no pretendo convertirme en una marca mainstream, perdería la gracia. No tengo intención de que se convierta en algo excesivamente comercial.
-El trabajo que realizas para otras empresas, ahora en Hortensia Maeso y antes en Rubio Kids, es bien distinto a tun proyecto personal, ¿qué encuentras en cada faceta?
-Son totalmente, es moda infantil. Es precisamente esa versatilidad la que me llama más la atención. Me gusta mucho lo que hago, el diseño de moda es mi vocación, me daría igual estar diseñando pijamas que alta costura. Me resulta igualmente un reto. Me ha ayudado mucho ver su visión comercial, resolver los problemas de la industria de la moda desde un punto de vista más pragmático. Con mi marca funciono de otra manera. En este punto de mi carrera creo que necesito formarme en las mejores empresas para después decidir si continúo así o me dedico plenamente a mi proyecto. Cada experiencia con otros te abre puertas y te ayuda a aprender.