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EL MURO / OPINIÓN

Decadencia y 'cobras'

Hay que ver cómo nos han manejado en los últimos días. No existen asuntos internos que analizar o en los que profundizar como, por ejemplo, las nuevas exigencias de Bruselas para que nos aprieten un poco más el cuello o sobre las previsiones de déficit estimadas por el Gobierno que no parecen nada claras. Aquí nos van las “cobras”

13/11/2016 - 

Cuesta entender que un país como el nuestro haya estado tantos días preocupado por “la cobra” de un par de “figuras” de la canción ligera y cuya aportación será, por lo visto, vital para entender en el futuro nuestro presente económico, social y político. Y que además hayamos seguido su repercusión a través de los propios medios de comunicación más sesudos y también públicos. Algo así como la exageración en torno a la cobertura de las elecciones a la Casa Blanca. Parecía como si se hubieran organizado los comicios en España y además todos hubiera estado obligados a votar al nuevo inquilino de la Casa Blanca. ¡Qué dramón! Han sido ejemplos de banalización informativa pero sobre todo de utilización intelectual. Como si nada más a nuestro alrededor existiera o preocupara a los ciudadanos.

Dejó Rajoy -desde hace tiempo desaparecido- unos días de tranquilidad para que nos fuéramos de puente a gastar y llenar cajas, como unas mini vacaciones “pagadas de descompresión política” después de lo que tenemos montado y antes de darnos el susto definitivo con su nuevo Gobierno de más de lo mismo, y fue RTVE la que nos completó la torrija con ese concierto/espectáculo repeticiones y triples sobredosis vacuas quince años después. Paradoja de la España real y todavía rancia que celebra la efeméride desde hace semanas con una programación extra y repleta de anuncios mediáticos que pagamos a escote. Y lo que nos queda.

Menudo país tenemos, qué grandes debates planteamos. Entre lo más leído y votado de los medios digitales, hoy ya portales informativos sin más y además desanimados, ha figurado esa parranda convertida en puro negocio gubernamental, aunque la antología de sus grabaciones se vendan a 0,50 céntimos unidad en las tiendas de ofertas cuando la media España manipulada se gastó en su momento muchos euros gracias al manejo intelectual del sistema y la adulteración comercial pública. Ahora vendrá la segunda parte del negocio. Está en camino. ¡Ánimo!

Pensó RTVE y el partido que la maneja que es lo que necesitaba el país para mantenerlo adormecido. Se ha demostrado. Buena operación mediática y comercial en pleno rifirrafe político social, desangre y necrosis general. En apenas unas horas pasamos del desconsuelo, la desgobernabilidad y la indignación a “debatir” en profundidad sobre “la cobra”, pero sin atender a la que el propio presidente del Gobierno realizaba al país y por añadidura a todos los partidos políticos conocidos que están más perdidos que Hansel y Gretel. Miren si no cómo lo advierte el último estudio del CIS donde se desvela, entre otras cosas, que los españoles continuamos perdiendo la confianza en la clase política y nuestra televisión pública a la hora de informarnos. Su credibilidad, antes de la llegada del PP al Gobierno, era aceptada por un 39% y hoy sólo se la otorga un 19% de ciudadanos.

"Ya no importa la economía más próxima, ni la situación social, la ruptura política o su descomposición, ni TAN siquiera IMPORTA la infrafinanciación. No. Lo que importa es LA GALA DE Operación Triunfo"

Fue la propia RTVE la que de un plumazo y con ese gesto/programa/negocio se cargó en su día la industria musical y desacreditó al mundo de la música con un trueque gubernamental y para nada plural ni sometido al libre mercado; eso sí, muy bien parido y mejor manejado que a más de uno hizo multimillonario. Irradió el país de supuestas estrellas del espectáculo con un empuje televisivo que jamás nadie tuvo ni tendrá. Es lo que hay, que algún portavoz parlamentario de ir por casa diría. Es el país que nos han dejado: encefalograma plano y manejo sideral.

Ya no importa la economía más próxima, ni la situación social, la ruptura política o su descomposición, ni siquiera la infrafinanciación. No. Lo que importa a este país en realidad es debatir sobre la gala de Operación Triunfo y las elecciones USA. Es lo que ellos querían; eso y desmarcarse de los pasos de pequeños nicolases que aplican lo que les han enseñado desde que tienen uso de razón gracias a un sistema abierto a la manipulación intelectual y el presunto robo sin escrúpulos, pero con licencia. Ellos simplemente aplicaban lo aprendido a través de las 365 líneas, ahora plasma, y las mafias.

En Palma, sin ir más lejos, tenemos a un tal ‘Luisito’, un monstruo del sistema, como los de la Gürtel de los que ya ni hablamos desde hace días, pero sí mucho de Trump que es quien al parecer nos da de comer. El pimpollo ha ingresado voluntariamente en la cárcel de Tarragona para cumplir siete años de prisión. Los otros, los de Gürtel, ni aparecen ni se mueven. Es más, no se conocen entre ellos.

El tal “Luisito”, al estilo de nuestro Nicolás universal, se apropió mediante engaños del patrimonio de un matrimonio mallorquín de ancianos que tenía treinta y ocho millones de euros en propiedades. Logró que los ancianos pusieran a su nombre quince inmuebles. Las pesquisas en torno a una chica desaparecida llevan de calle a las televisiones públicas y privadas que compiten por ser cada día más escabrosas. En ello continúan. Hasta nos hemos sentido muy norteamericanos con el seguimiento de la campaña electoral a la Casa Blanca. Esa es nuestra realidad actual: triunfitos, elecciones americanas decepcionantes, que lo son, y pequeños nicolases. 

Sin embargo, agárrense los cinturones, aprieten los bolsillos. Se intuye desde la distancia una nueva y gran curva impositiva que nos hará de nuevo sentirnos culpables si es que aún queda alguien con ganas de pensar y no sólo deseoso de caer seducido ante “una cobra”.

Tenemos muchos miles de millones que devolver. Sí, los que alegremente se han gastado algunos o se debe, como aseguran algunos medios sobre la nueva ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, cuya empresa familiar presuntamente adeuda más de dos millones a Hacienda y figura en la más que consentida lista de deudores al fisco -ahí también están los de Ciudad de la Luz-, o se han llevado y ahora nos reclaman con lógica e inquietud desde Bruselas. Pero de eso poco hay que hablar.

Es “la cobra” que comentábamos, con nuestro De Guindos al mismo tiempo explicando en Bruselas cómo nos las van a hacer de sinuosa, mientras Europa le dice que se lo haga mirar ya que sus previsiones económicas y los recortes previstos no eran lo pactado ni son suficientes. Así que nos expriman un poco más. Pero eso es un breve, un suelto de pasada que se decía.

Aún así, tranquiliza saber que, para consuelo y ante la ausencia de poder valenciano en el nuevo Gobierno nacional que en realidad nunca ha existido, tenemos triunfitos que nos cuestan un piño -ojo, todos han cobrado su caché y se han llevado una pasta gansa, además de su relanzamiento comercial-, o que las vajillas de Masterchef Celebrity son valencianas como algunos con orgullo patrio nos han recordado. Entonces, estamos absolutamente salvados. Y si no tenemos a Donald Trump para estirar la goma cerebral. Si nos queda.

Carpe díem.

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