Es curioso ver las pocas reacciones que han producido en España los acontecimientos de los últimos días en torno a temas que nos afectan de una u otra forma, como son Venezuela y Gibraltar, y me temo que el último exabrupto de Trump, en forma de Tomahawk, va a dar más que hablar en nuestra piel de toro
El pasado miércoles 29 de marzo en Caracas se produjo un claro ataque al Estado de Derecho y a la división de poderes en Venezuela al asumir el Tribunal Supremo de Justicia -TSJ- las competencias de la Asamblea Nacional, y se autootorgaba poderes extraordinarios en todo tipo de materias, penales, políticas, militares, económicas, civiles y sociales, limitando además la inmunidad a los diputados.
Las reacciones internacionales al otro lado del charco no se hicieron esperar y las presiones diplomáticas comenzaron a funcionar, a los tres días de la tropelía cometida por el TSJ el Mercado Común del Sur (Mercosur) formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, aplicaron a Venezuela la cláusula democrática, y el lunes 3 la OEA aprobó una resolución para denunciar la violación del orden constitucional en Venezuela, a pesar de que el sábado 1 el TSJ, a petición del también bolivariano Consejo de Defensa de la Nación de Venezuela (Codena), revisó sus sentencias y puso fin (momentáneamente) su peligrosa deriva autoritaria por las presiones internacionales
Desde que el populismo —Hugo Chavez— se instaló en Venezuela (eso si con la fuerza de los votos igual que el del bigotito), la república ahora bolivariana ha ido de mal en peor. La crisis política ha ido en paralelo o por delante (es lógico) a la crisis económica, en un país rico, yo he disfrutado visitándolo, donde sus riquezas en materias primas —el oro negro— se unen a un magnífico clima y a un gigantesco y potencial sector turístico, más grande aún del que tiene.
El encarcelamiento de presos políticos como Leopoldo López (uno de los principales líderes opositores), el racionamiento y la hiperinflación (hasta un 180%) han ido haciendo mella en el pueblo venezolano exacerbando posiciones y incrementando el enfrentamiento político-social ante la represión e inmovilismo, y parece que Henrique Capriles candidato de la oposición, según informó EFE este viernes, ha sido inhabilitado 15 años
Esa exaltación bolivariana-gubernamental con Nicolás Maduro al frente, se incrementó todavía más si cabe ante la victoria electoral de la oposición en el parlamento en diciembre de 2015. Esto provocó nuevas acciones represivas, a la par que la carestía de la vida se acrecentaba. El poder ejecutivo ya manifestó que no iba a responder frente al legislativo, por lo que se produjo una esquizofrenia pues existía un parlamento que dictaba leyes y un gobierno que se negaba a cumplirlas y a hacerlas cumplir. El handicap para la fuerzas democráticas era que el poder judicial estaba en manos de los bolivarianos, su presidente era un antiguo agente del gobierno parece que con antecedentes, y en lugar de repartir justicia, repartía suerte pero siempre a favor de los secuaces de Maduro.
Este año, antes del verano hay elecciones regionales; y el año que viene las elecciones presidenciales 2018. No es sólo una oportunidad para los venezolanos de volver a recuperar la senda de concordia y estabilidad, es una necesidad que las fuerzas políticas se desvíen del camino hacia el desastre y el enfrentamiento al que se dirige ese país caribeño.
Por otra parte hace una semana que el antiguo líder conservador británico Michael Howard, en pleno proceso del Brexit y con ese espíritu tan desafiante, en pleno subidón nacionalista, tan al uso de estos tiempos de estulticia y populismo, afirmó (sin venir a cuento) que Theresa May estaría dispuesta a declararnos la guerra por ese latrocinio que se llama Gibraltar, recordando el 35 aniversario de la guerra de las Malvinas. Además, un par de días después los tabloides británicos aireaban y exageraban un incidente (uno más) en las aguas de la bahía de Algeciras entre un patrullero español (antigua serie de Corbetas Descubierta con 1.500 toneladas) y una insignificante lancha de escasas toneladas de la Marina Real Británica, llegando a pedir incluso la imposición de impuestos especiales para el vino de Rioja.
Y ante todas esas provocaciones en nuestra frontera que limita al sur con la vergüenza —Gibraltar— y en un ámbito y área tan cercana para nuestros intereses e historia en común como Venezuela, la inacción en el estamento político nacional ha sido la respuesta, Y no se sabe bien a qué es debido, si puede ser a una política medida de prudencia dado el recuerdo no muy lejano de las acusaciones de golpista de Chávez contra Aznar en 2002, o para no perjudicar (dada su precaria situación) a nuestras empresas allí instaladas, o la falta del liderazgo político y proyecto de unos, o a los posibles antiguos intereses políticos o vinculaciones con las autoridades bolivarianas... El resultado es que no se ha podido ni sacar una declaración sobre la grave situación en Venezuela y liberación de presos políticos, que por ejemplo presentó el PSOE en el Congreso y que Podemos y ERC impidieron su aprobación.
En cambio ya se ha exigido la comparecencia de la ministra de Defensa por parte de Unidos Podemos a través de su portavoz Irene Montero, pues parece que los buques USA, que provenían de la base de Rota, fueron los utilizados en el ataque con misiles de crucero Tomahawk contra la base aérea siria de Shayrat como represalia del ataque con armas químicas en suelo sirio, que por cierto no es el primero, pero parece que había que poner distancia con el mantra de la amistad Vladimir Putin - Donald Trump, y esta ocasión ha podido ser una buena oportunidad. En fin, episodio curioso, un ataque de gas, que da la casualidad que siempre aparecen cuando las tropas de Bashar el Asad están avanzando, por lo que no es recomendable su uso, y después de su teórico desarme; además, cuando más le puede perjudicar al régimen sirio tras las negociaciones de Ginebra acabadas el 31 de marzo. Otros acusan a USA de no cumplir la legalidad de la ONU, cuando ésta está bloqueada por el veto ruso; los rusos afirman que solo 23 de los 59 misiles alcanzaron el blanco insinuando su mal funcionamiento... Todos estos dimes y diretes dentro de esa terrorífica guerra civil (todas lo son, qué nos van a contar) como la Siria parece que interesen más que hechos más cercanos como los ya descritos de Venezuela y Gibraltar. Será por el antiamericanismo de una parte de nuestra sociedad.
Pero ya saben, al hablar de guerras y conflictos hay que recordar lo que ya adelantó en el siglo VI-V antes de Cristo el dramaturgo griego Esquilo: “la verdad es la primera víctima de la guerra”.