PETRER. En 1933, el abuelo de Pepe Rico y sus hermanos fundaron Rikomfort, una fábrica de calzado que, como su propio nombre indica, se dedicaría a crear zapatos de mujer con la comodidad como pieza clave. Después, la empresa seguiría su camino en las manos del impulsor y en las de un amigo. Más tarde, la asumirían sus hijos. Ahora, una tercera generación encabezada por los hermanos Pepe y Ciro Rico trata de sostener la firma familiar 88 años después de su constitución.
Desde luego, adaptarse a las cambiantes necesidades del mercado no ha sido para Rikomfort una tarea fácil, pero la reinvención constante ha permitido a esta empresa petrerense convertirse en una de las más longevas del sector. Hasta 2014, la compañía había trabajado para alguna marca extranjera, aunque el grueso de su producción continuaba siendo la colección propia, y el mercado nacional, su principal escaparate. Sin embargo, ese mismo año, la firma alemana Mime et moi contactó con una compañía clienta de Rikomfort para intentar desarrollar un proyecto hasta el momento inviable en las fábricas de varios países.
Tras año y medio de pruebas, aquella idea que la familia Rico un día consideró “imposible” acabó materializándose en su taller. A principios de 2016, salía al mercado el primer modelo de zapatos con tacones intercambiables. La etiqueta era alemana, pero el sello pertenecía a Petrer. El primer año, Rikomfort continuó vendiéndolos a través de la compañía que les hizo llegar la propuesta. Luego, esta quebró, y fue entonces cuando empezaron a trabajar directamente con Mime et moi.
La marca germana, considerada de alta gama dado que todos sus modelos tienen un precio superior a 100 euros, conserva la patente de un diseño que sigue siendo único. Pepe Rico detalla sus características: “No es un zapato normal. Lleva una fabricación muy especial en cuanto a materias primas. Va todo a base de moldes y por inyección”. Así pues, explica que aunque actualmente existen zapatos a los que se les puede quitar o añadir la mitad del tacón, ninguno ofrece las posibilidades de este: “Lo bueno que tiene es que lleva un cambrillón articulado que te copia el quiebre del tacón que le pones”. Sin este sistema, aclara, la punta se levantaría al cambiarlo. Por todo ello y a pesar de sus reticencias iniciales, su conclusión es firme: “Es lo mejor que he visto en el mercado”.
Gracias al esfuerzo que, en su momento, hicieron por desarrollar esta técnica, la pandemia no ha arrasado con esta empresa familiar como lo ha hecho con otras del entorno. “Esto es lo que nos ha salvado —se sincera el gerente de Rikomfort—, porque el comercio se cerró y cayó todo el mercado nacional, que es lo que nos ha mantenido siempre”. Tanto es así que, un año después del estallido de la crisis sanitaria, la fabricación para Mime et moi sigue reinando en el taller de Petrer: “En estos momentos, estamos trabajando casi exclusivamente para ellos”, asegura Rico.
Así pues, la compañía alicantina cerró 2020 con un 30 % más de facturación que en 2019 en su producción para la marca alemana, pues el año pasado desarrollaron el mismo sistema para zapato de punta cerrado (hasta entonces, solo se había aplicado en sandalias). “Si contamos también lo nuestro, iríamos un poco a la baja”, reconoce el propietario de Rikomfort, quien apunta que su colección se paralizó con la pandemia. Pese a todo, la firma petrerense ha conseguido mantener la plantilla de siempre: 12 personas, entre las que se incluyen los propios hermanos Rico. Después del gran bache, se encuentran preparando sus modelos para la próxima temporada primavera-verano, aunque su sensación es hoy la misma que un año atrás: incertidumbre y más incertidumbre.