VALÈNCIA. Disfruta hablando en público tanto como de la ópera. Por eso, abandona el escenario y baja al patio de butacas buscando la complicidad que dan un asentimiento, una mirada o un ceño fruncido, buscando la complicidad final de un aplauso entusiasta. Y, pese a las pocas horas que ha pasado en Valencia, ya sabe qué es lo que puede encontrar aquí tras un ligero paseo por la Ciudad de las Ciencias y el Palau de les Arts. De gira por España, Daniel Kaufmann ha sido invitado por el Instituto Valenciano de investigaciones Económicas (IVIE) para explicarnos las claves contra la corrupción en la conferencia de IvieLAB titulada “El desafío de la gobernanza, captura del Estado y corrupción: Evidencia y acción”.
El economista chileno, que hace 30 años revolucionó los cimientos del Banco Mundial con sus instrumentos para medir la corrupción en las instituciones, se muestra ahora cauteloso. Le muestro una información en redes: “Por primera vez, el PP tiene más presos (87) que diputados (66)”. Hay que reconocer los reflejos que tiene la ciudadanía, o bien las grandes corporaciones de marketing… Kaufmann se pone sus gafas, lee y reflexiona.
-¿Cree que esta frase es sintomática de una época?
-Quizás. Me estás haciendo una pregunta, pero cuando veo datos así, yo, como analista e investigador, tendría tres o cuatro preguntas para investigar. En primer lugar, querría saber cómo se han manejado estos datos en el tiempo, si en cinco años, 10 años… Y en segundo lugar, qué ocurrió con los otros partidos. Porque es muy fácil politizarlo inmediatamente de forma ideológica. Cuando es el caso, por lo menos a nivel mundial que es lo que conozco trabajando en esto durante décadas creando datos e indicadores sobre corrupción y gobernanza, mirando las relaciones entre corrupción y cual es la ideología política del gobierno que está en el momento y encontramos que la relación no existe. Es decir, la probabilidad de que haya un gobierno corrupto de izquierdas es la misma de que haya un gobierno corrupto de derechas. Y lo mismo ocurre con su integridad. Hay que tener mucho cuidado de no presumir a priori de que la corrupción está relacionada con un aspecto ideológico.
-Entonces, ¿dónde estaría el indicador?
-Una vez tuve la oportunidad, porque me invitó a la conferencia el director del Banco Mundial, de ir a Cuba a dar una charla para economistas ante 5.000 personas. No sabía que en la primera fila iba a estar el Comandante en Jefe Fidel Castro. Y conversamos por seis horas después de eso porque le interesaron mucho los datos que mostré. Y uno de esos datos fue precisamente el que mostraba que no hay una relación a priori entre la corrupción y el color del gobierno. La otra pregunta que haría, pues, para encontrar el indicador es: si el número de presos, ya sea de un partido u otro, ha aumentado, no es necesariamente porque la corrupción haya aumentado sino porque el sistema judicial está funcionando mejor y hay menos impunidad que en el pasado. Este es un gran desafío en América Latina, el de la impunidad, que es de donde vengo yo, que soy de Chile, aunque Chile es una excepción. El hecho de que muestres datos y demuestres que hay más presos puede significar que finalmente hay menos impunidad. Es una buena noticia y no necesariamente señal de que la corrupción se ha incrementado. Esto es muy interesante, que haya más políticos presos, y una información muy sexy para las noticias, pero para los investigadores habría que ir mucho más al fondo para hallar la causa.
-Ustedes han investigado las herramientas y los indicadores para investigar la corrupción en las instituciones y para demostrar que el poder siempre es corrupto. Pero, ¿qué pasa con los corruptores, en el otro lado, en el de la empresa?
-Es un tema fundamental. Lo primero, decir que la empresa pública, el sector público, no siempre es corrupto. Lo que encontramos es que existe la probabilidad de que sea corrupto o de que no sea corrupto. El hecho de que no lo sea, como en los países escandinavos o en Nueva Zelanda, donde la corrupción es pequeñísima, como pasa en mi país, en Chile, es porque la corrupción en el sector público es individualizada, es muy baja. Hay otros países emergentes así, como Botsuana, en África, y, en Asia, el caso de Singapur. Ahora, en el caso donde hay corrupción a nivel alto no es sólo responsabilidad del sector público. Al contrario, pero hay mucho enfoque en el funcionario público en el nivel mediano, en la Administración pública. Es el caso de que la corrupción más nociva en los últimos años ha sido en la relación del sector privado con los políticos. El caso más emblemático en América Latina comienza en Brasil con el caso Lava Jato, el del empresario gigante que no solo proveía sobornos a cambio de licitaciones en Brasil. En Perú caen varios presidentes por este caso, uno se acaba de suicidar. En Colombia ha tenido repercusiones y en México… Esto se refiere a las relaciones e influencias indebidas de potentados financieros y económicos de la elite. Lo hemos estudiado en profundidad y lo hemos denominado como “captura del Estado”. Cuando se produce una captura del Estado, el corruptor, frecuentemente, está fuera del sector público, y ejerce una influencia indebida sobre los políticos. Hay captura también en muchos casos no democráticos de liderazgo y captura, como es el caso de Rusia.
-Ha hablado usted antes de gigantes económicos que han hecho caer gobiernos. También los mercados financieros hicieron caer Gobiernos con la crisis. Usted, que ha estado en el Banco Mundial y que fue donde comenzó a buscar las herramientas para detectar estos fraudes o corrupciones sistemáticas, ¿qué piensa de cómo se gestiona una crisis que ni los economistas públicos ni los privados vieron venir y que está dado los últimos coletazos sacando aún más rentabilidad siguiendo prácticas corruptas?
-En primer lugar, en el campo de economía debemos ser más humildes. Una de mis máximas es que es muy difícil hacer predicciones, especialmente cuando se refieren al futuro. Segundo, hablamos antes de la influencia indebida de los financieros en el sector privado. Existen hoy en día riesgos como los que pasó en EEUU el Gobierno de la Casa Blanca por la influencia de la élite de Wall Street, que ha obligado a reforzar las regulaciones en el sector financiero. Hubo que reaccionar y mejoró, pero existe ahora la preocupación de que muchas de estas regulaciones se debiliten debido a esa influencia de las élites. En general, la economía mundial y financiera sí han mejorado, y el sistema bancario ahora se cuida más porque los riesgos son enormes. Se aprendió mucho durante la crisis en la banca en España…
-En Europa estamos ahora en camino de una Unión Bancaria que establecerá unas normas de supervisión y control del sistema financiero. Lo que significaría una marcha atrás de lo que fue el Consensus de Washington de los años 80 y la vuelta a la regulación del sector bancario por parte de los Gobiernos.
-Creo que el sector financiero se ha modernizado. No es que sea una marcha adelante o atrás, sino que hoy en día el sistema financiero, debido a la crisis, se ha reforzado. Pero lo riesgos son de implicación mundial, existen y persisten, y la corrupción incrementa esos riesgos que son macroeconómicos, macrofinancieros. El Fondo Monetario Internacional, con el que colaboré, ha denominado la corrupción como un riesgo macrocrítico, y eso sale de crisis como la de Brasil, que debido al gran escándalo de corrupción tiene implicaciones macroeconómicas enormes en otros países de América Latina.
-El actual gobierno valenciano, a su nivel y con políticos del gobierno anterior en prisión, cuenta ahora con una Conselleria de Transparencia. Y también el parlamento valenciano cuenta con una herramienta de control del gobierno y de la Administración Pública, la Agencia Valenciana Antifraude, con el objeto de controlar que los políticos y los funcionarios actúen de forma transparente en la contratación pública.
-Las iniciativas en vías de transparencia y la atención en los detalles son fantásticas y fundamentales, es para felicitar que eso se haga. Pero, el diablo está en los detalles. ¿Hasta qué punto se transparenta todo? ¿Hasta qué punto hay contrataciones reservadas? ¿Hasta qué punto se transparentan todos los contratos o los beneficiarios verdaderos reales para saber si hay conflicto de intereses? Separadamente y en cuanto a los políticos de alto nivel, ¿se transparentan los salarios, los bienes? Sobre las campañas políticas, ¿cuánto se da, qué hay que poner? ¿Toda esta información se publica en una web para que la ciudadanía sean los auditores? ¿Y se transparenta en todos los detalles, en cómo se votan las mesas de negociación y de contratación? Si hay una transparencia radical en todos sus aspectos y si es así, es muy transformador. Y, si existe esa herramienta, ¿se está aplicando?
-El gobierno valenciano ya la está poniendo en marcha. Es el Sistema de Alertas Tempranas Anticorrupción, en sus siglas, Satán…
-Satán… El diablo está en los detalles.