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¿una alternativa real?

Criptomoneda: el futuro del dinero

20/03/2017 - 

VALÈNCIA. Hasta los desarrolladores que trabajan con el blockchain - cadena de bloques-  reconocen que es difícil explicar la trascendencia que puede tener esta tecnología de aquí a unos años. Sin entrar en profundidades, la comparación habitual para explicar el blockhain suele ser un libro contable donde, cada vez que se hace un registro, queda constatado en un libro mayor compartido por millones de usuarios y en muchas partes (servidores) diferentes. De esta manera, cada vez que alguien hace una anotación, la información en la nube se transmite inmediatamente al resto de los participantes sin que se pueda borrar ni manipular fácilmente, dado que el mismo libro lo tienen otros miles de usuarios. Sería pues, un registro distribuido, descentralizado y sincronizado por la inteligencia artificial. Algo que sus defensores definen como un sistema seguro que prescinde de intermediarios, pero que garantiza la seguridad gracias a principios criptográficos que llevan décadas en el mercado.

La tecnología puede extenderse a numerosas áreas. Sonia Vázquez, del despacho de abogados Ecija habla de los smart contracts, contratos donde las cláusulas tradicionales serían reemplazadas por líneas de código, scripts escritos en lenguaje de programación. Se ejecutan de forma automática, sin la mediación de terceros. En su opinión, los smart contracts podrían tener aplicación en campos como las transacciones financieras, gestión de derechos de autor, sistemas de pago, automatización de herencias y donaciones, logística, etc. Pero los hay que van más allá y extienden la utilidad del blockchain al ámbito del IoT (Internet de las Cosas), al de la ciberseguridad y hasta las votaciones, como la solución desarrollada por la empresa Agora Voting que ha lanzado un sistema electoral que usa un método de seguridad basado en métodos criptográficos. 

Criptodivisas

Sin embargo, la ‘popularidad’ se la debe el blockchain el mundo financiero con la irrupción del bitcoin, también conocida como la criptomoneda o moneda virtual. Saltando del plano conceptual al real, el bitcoin es el dinero que funciona en internet como si fuese efectivo. Explica Bodgan Stirbu, CVO en la empresa de origen valenciano Bit2Me, que hablar de criptomonedas “no es hablar de una sola sino de cientos de ellas que los desarrolladores han ido creando a lo largo de estos años y que mueven ya el equivalente 20.000 de millones de dólares al año”. La primera que empezó a operar fue el bitcoin (2009), desde entonces han ido evolucionando hasta contar, al día de hoy, con cerca de 1.000 criptomonedas, algunas tan sofisticadas como ether, una criptomoneda inteligente creada con el protocolo Ethereum capaz de verificar y validar las transacciones.

El precio actual de un bitcoin (BTC) está en 1.130€. Se habla de escaladas imparables de la criptomoneda, que el año pasado llegó a revalorizarse un 120%, situando a China como país protagonista que está detrás de cada gran movimiento del bitcoin.  La subida hay que relacionarla con el interés creciente de los usuarios por las criptomonedas. Ante esta perspectiva la banca no podía dejar de inquietarse, de manera que ha sido uno de los sectores más interesados por el blockchain.

El ¿interés? de la banca

Según Alberto Gómez Toribio, actual CTO de Clluc, empresa especializada en la transformación digital a través del blockchain, “los 42 grandes bancos del mundo forman actualmente parte de un consorcio con la intención de diseñar el siguiente estándar financiero, basado en esta tecnología”. BBVA o Banco Santander estarían entre ellos. 

Miguel Pavón, de BTCSin embargo, la pionera en apostar por el blockchain fue Bankinter, entidad financiera que invirtió en la creación de Coinffeine, empresa constituida por Gómez Toribio antes de aliarse en la actual con Carlos Barrabés. “No nos fue nada mal -contaba en un foro de emprendedores- lanzamos una compañía que operó en 70 países. Creamos la primera empresa dentro de esta tecnología que fue participada por un banco. El primer banco en el mundo que invirtió en este tipo de empresas lo hizo en Coinffeine y fue Bankinter, un banco español”.

A Gómez Toribio le gusta contar también que fue el primero en constituir una empresa valiéndose del uso de bitcoins como capital social. Planteaba así un desafío que forzó al notario, a la Agencia Tributaria y al SEPBLAC (Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales) a tomar una decisión sobre este asunto.

Sin embargo, no todos comparten una visión tan entusiasta de la actitud de los bancos con la tecnología Blockchain. Al menos ese es el caso de Miguel J. Pavón Besalú, fundador de Group BTC, un entramado empresarial del que forma parte BTC Fácil, la empresa que está detrás de la fabricación y distribución de 23 de los 33 cajeros de bitcoins que hay repartidos por España, con software y hardware propios. “A mí los bancos no paran de cerrarme las cuentas-dice- se ve que temen por sus intereses”.

El caso de España

Según puede verse en el sitio web de Coinmap radar, en España existen 33 cajeros de bitcoin. Llama la atención que, del total de países registrados, España ocupe el cuarto puesto del ranking mundial precedido solo por Estados Unidos (679),  Canadá (147) y Reino Unido (58) y muy alejado de vecinos europeos como Holanda (4) o Francia (2). En otros países, como es el caso de Bolivia, su Banco Central (BCB) prohibió en 2014 el uso de las criptomonedas.

Uno de estos cajeros se instaló el pasado mes de septiembre en un centro comercial de La Castellana, en Madrid, y según Gómez Toribio el cajero de bitcoins registraba transacciones al mes superiores a 30.000€. También Miguel Pavón comparte el interés creciente por la demanda de la criptomoneda. Aunque el límite por transacción lo haya establecido en 1.000€, para atenerse a la legalidad, un mismo usuario puede realizar diversas transacciones en el mismo día. Muchos de los clientes actuales de bitcoin corresponden, según Pavón, a inversores atraídos por la tendencia alcista de la criptomoneda.

Ello no implica, no obstante, su pronta normalización. Tanto Bodgan Stirbu como Pavón piensan que falta aún tiempo para su madurez -5 años, según Miguel Pavón-, pero que, una vez que se implante y consiga masa crítica suficiente, “esto no va a haber quien lo pare. Cuando la gente compruebe que puede ahorrar en comisiones y hacer transacciones con absoluta seguridad, pasará lo mismo que sucedió con Internet”.

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