MADRID, (EFE). Las criaturas de la naturaleza utilizan moléculas para comunicarse; algunos animales superiores, por ejemplo, usan feromonas para enviar señales de alarma o atraer a sus "parejas". Ahora, un grupo de científicos ha logrado reproducir esta comunicación de ida y vuelta entre dos nanopartículas artificiales.
Los resultados de esta investigación se publican en la revista Nature Communications, en un artículo en el que se describe cómo dos nanopartículas son capaces de "hablar" entre ellas, lo que supone un primer paso para crear redes más complejas de nanomateriales, capaces de llevar a cabo acciones de manera cooperativa.
El equipo está liderado por Ramón Martínez-Máñez, del Instituto Interuniversitario de Investigación de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Hasta ahora, su grupo había logrado establecer comunicación entre tres nanopartículas pero solo de manera unidireccional.
En este trabajo, esta comunicación va más allá, ya que las nanopartículas, en este caso construidas a partir de sílice mesoporosa y oro, son capaces de compartir y procesar mensajes entre sí y en ambas direcciones.
"Hemos logrado que una nanopartícula envíe un mensajero químico a la segunda nanopartícula, que entiende el mensaje y le vuelve a mandar otro mensajero químico a la primera. Al recibirlo, esta realiza una acción, en este caso liberar un colorante", explica a Efe Martínez-Máñez, también director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red en Bioingenería, Biomateriales y Nanomedicina.
Se trata de una comunicación de ida y vuelta, imitando la comunicación de la naturaleza, agrega este científico, quien apunta que el citado mecanismo de comunicación lo dispara en este experimento una molécula de lactosa: las nanopartículas están en una disolución y no se comunican entre ellas hasta que no se pone lactosa.
Este es un trabajo de investigación básica, resume Martínez-Máñez, quien no obstante destaca su importancia debido a que hay "muy poco" hecho y probado a nivel nanoscópico.
Las posibilidades que abre están por explorar: "aún no sabemos en qué dirección podemos ir", según este investigador, quien apunta que supone un primer paso para lograr que las nanopartículas puedan trabajar de manera cooperativa y llevar a cabo acciones coordinadas.
Estas nanopartículas "hablantes" son un escalón más hacia la construcción de redes de nanodispositivos capaces de intercambiar información, al igual que las comunidades que se encuentran en la naturaleza.
Con estas redes, afirma Martínez-Máñez, se podrían conseguir en un futuro nanomáquinas "inteligentes" o sistemas lógicos. En este estudio también ha participado la Universidad Complutense de Madrid.