Inspirada en la serie checoslovaca de los 70, Mayor Zeman, 'Camarada detective" es una parodia sobre cómo sería una serie de detectives en un país comunista si tuviera la carga y propaganda ideológica que tenían las estadounidenses de la época. Rodada en Rumanía con actores locales, tiene diálogos sobre traficantes de biblias que acaban leyendo una y se enganchan o broncas a los criminales como "¿por qué robas si tienes todas las necesidades cubiertas"
VALÈNCIA. Recientemente, hemos tenido ejemplos de gran calidad de cine negro con historias que transcurren en países comunistas. La polaca El vampiro de Silesia, sobre un asesino en serie que volvió locas a las autoridades y cuya resolución del caso todavía se pone en duda. La rumana Policía, adjetivo, localizada ya después del comunismo, pero que trataba sobre los fantasmas del régimen, la sombra y ecos del totalitarismo, en la sociedad post-socialista. Claro que son películas realizadas por locales, que no tienen que exagerar para satisfacer los prejuicios del espectador occidental.
Cuando escuché que Amazon preparaba una serie que sería un noir en la Rumanía comunista, pensé que sería un gran acierto. Una propuesta refrescante que abordaba escenarios con claves por explorar y poco trillados. Era una gran idea, una renovación del género, pero no. La propuesta estaba lejos de reproducir la ambientación y dinámicas de los países comunistas, como ha hecho Chernobyl con gran éxito. Lo que puso sobre la mesa el director Rhys Thomas fue una parodia. Humor irónico.
A finales de los 80, una película soviética de Mikhail Tumanishvili, titulada Odinochnoe plavanie, algo así como "Nadar en solitario" fue traducida como Soviet, la respuesta, se pintó una portada con hoces y martillos ondeando de fondo y un cachas del género de Rambo en primer plano. La publicidad decía: "El Rambo soviético", pero del rollo Stallone no había nada. Solo un deseo pavloviano y legítimamente morboso del espectador que tenía un deseo latente de meterse películas de propaganda patriótica estadounidense, con los mismos excesos y brochazos, pero protagonizadas por los del otro lado del muro. Comrade detective hace exactamente eso que no hacía Soviet, aunque pretendieran venderla como tal.
Aquí también todo es fake. La mini-serie se ha presentado con la publicidad de que la Sociedad Rumana para la Preservación del Cine, tras una campaña internacional, ha conseguido restaurar Tovarasul Militian de los archivos de la televisión comunista. Ahora por fin se ha remasterizado y doblado al inglés por primera vez, dice la broma.
De lo que se trata en realidad es de una mini-serie rodada en Rumanía, con actores rumanos, doblada al inglés con la voces de Channing Tatum (productor ejecutivo), Joseph Gordon-Levitt, Jenny Slate, Kim Basinger y Jason Mantzoukas. Es todo un despropósito, al que no le vamos a negar que es capaz de arrancar alguna sonrisa. Si hubiera que buscar un modelo para esta gamberrada, podríamos hablar de series como Garth Marenghi's Darkplace. También una burla de sub-géneros pretéritos de consumo televisivo, en su caso, además de detectives, las series de médicos, de karatekas y de fenómenos extraños.
De esta manera, en Comrade Detective nos encontramos con un grupo de policías que investigan un asesinato, gracias al cual se descubrirá un complot internacional para destruir Rumanía y el socialismo. Con esta cosmovisión comunista, el policía, cuando imparte lecciones a los criminales, soltará frases como: "¿por qué robas si tienes todas las necesidades cubiertas?"
La idea inicial era, según Brian Gatewood, uno de los creadores, coger propaganda comunista real de la época y doblarla encima con diálogos en inglés. Una réplica de What´s up Tiger Lily de Woody Allen, su debut como director doblando una película japonesa de acción. El plan se vino abajo porque no recibieron la más mínima ayuda de los países ex-comunistas. No se les facilitó nada al respecto, con lo que cabe preguntarse qué se imaginaban que era la ficción audiovisual en estos países.
"Intentamos conseguir viejos shows policiales rumanos, pero no nos los dejaron porque se trata del patrimonio de su país, no querían que lo jodiéramos (risas)", declaró Gatewood a Vanity Fair. Tomaron como modelo al personaje Mayor Zeman, de la serie checoslovaca 30 prípadu majora Zemana, emitida entre 1976 y 1980, y emularon el espíritu en Rumanía.
El resultado es una broma simpática. Son graciosos, por ejemplo, los enfrentamientos del detective con la embajadora estadounidense, supervillana rubia para la ocasión, pero lo mejor está en los diálogos. Cuando discuten si la construcción de un edificio es un mérito colectivo, "todos los que trabajan dan el máximo de su capacidad", o de una sola persona, "pero solo uno pone sus nombres en letras doradas", o cuando analizan la naturaleza del crimen: "Algún solitario se mete con las Biblias y al final le pica la curiosidad, lo prueba y se engancha a la misma mierda que trafica, pasa todo el tiempo". Por no mencionar una conversación padre e hija sobre la prostitución, en la que el hombre le pregunta a la pequeña si cree que hay niñas que "crecen soñando con convertirse en putas", para aleccionarla "sin embargo, hay miles de ellas, Occidente nos quiere convertir a todos en putas".
La recepción de la serie fue lo más curioso de su arriesgada propuesta. Según publicó Indiewire, a los medios de derechas les encantó porque la tildaron rápidamente de anticomunista. Vice, sin embargo, opinó que era una serie procomunista. Gordon-Lewitt, votante de Bernie Sanders, manifestó que ninguno de los dos tenía razón. Lo que critica es el sectarismo. No es más que un contrapunto a las series ochenteras como Miami Vice o las películas como La jungla de cristal, Rocky IV o Rambo III, donde los enemigos eran rusos.
Para Gatewood, Comrade Detective debe servir para "reflexionar más sobre el poder de la propaganda, que también funciona en la sociedad actual". No en vano, con esto de que la verdad no necesita pedir permiso para presentarse, el rodaje dejó una elocuente anécdota, mientras estaban en Rumanía burlándose de la dictadura de Ceaucescu, la segundo día de trabajo, 9 de noviembre de 2016, Trump se proclamó presidente de Estados Unidos.
A finales de los 90, una comedia británica servía de resumen del legado que había sido esa década. Adultos "infantiliados", artistas fracasados, carreras de humanidades que valen para acabar en restaurantes y, sobre todo, un problema extremo de vivienda. Spaced trataba sobre un grupo de jóvenes que compartían habitaciones en la vivienda de una divorciada alcohólica, introducía en cada capítulo un homenaje al cine de ciencia ficción, terror, fantasía y acción, y era un verdadero desparrame