VALÈNCIA. Las elecciones autonómicas y locales de 2015 implicaron un cambio en el Consell y en buena parte de los ayuntamientos de la Comunitat Valenciana. No obstante, ese vuelco no se produjo solo en las propias urnas el día de las votaciones, partidos como PSPV y Compromís también afrontaron el reto de enfrentarse a unas primarias previas para designar a sus candidatos a la Generalitat, y en el caso de la formación valencianista, también para todos los miembros de la lista a Les Corts así como para las grandes ciudades.
Así, mientras el actual presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se enfrentó a unas primarias abiertas en las que logró la victoria frente a Toni Gaspar, en Compromís se fue más allá y se habilitó un sistema para permitir la votación -por parte de todos los inscritos- de todas las listas autonómicas y locales de relevancia. Un proceso que, aunque complejo y con aristas, fue considerado un éxito de la coalición valencianista.
No obstante, a día de hoy no existe una voluntad general por repetirlo. Las fisuras de este proceso son, en el caso de algunas formaciones, inasumibles por la propia problemática intrínseca de la coalición. Compromís está formada por tres patas: Bloc, Iniciativa y Verds-Equo, además de Gent de Compromís, los adheridos a los que no se les considera de forma oficial como una fuerza política dentro del partido. Con esta composición, el Bloc, con más músculo -más de 3.000 afiliados- posee cierta ventaja en este tipo de proceso. Así lo consideran en Iniciativa, que ya vieron en su momento como los candidatos favoritos de la dirección pasaban apuros frente a otros que recibieron respaldo de otros seguidores de la coalición y, por lo tanto, distorsionaron en cierta manera -a juicio de ciertos dirigentes de esta formación- algunas de sus previsiones.
Con estos mimbres, resulta evidente que el conflicto está servido. Más allá del problema inicial que pueda suponer un hipotético acuerdo preelectoral con Podemos del que el Bloc, a priori, no quiere oír hablar, la manera de configurar un proceso de primarias ya fue un problema en los pasados comicios, donde la negociación de un reglamento para la cita electoral interno ya se prolongó durante un año.
Ahora bien, las reflexiones van de punta a punta del tablero. Mientras que en ciertos sectores del Bloc se considera que se debería ir más allá y apostar por primarias puras -en 2015 se configuraron por cuotas reservadas a las distintas formaciones para que existiera un equilibrio-, en la dirección de Iniciativa parecen inclinarse por que cada pata de Compromís elija internamente a sus propios candidatos que luego vayan a parar a unos puestos de la lista pactados previamente. Esto último conllevaría un problema -quizá pudiera habilitarse una excepción- para la propia candidatura a la Generalitat que todos conceden a Mónica Oltra: no estaría bien visto en Compromís, una formación que suele presumir de participativa, que la actual vicepresidenta no pasara por un proceso de primarias abiertas para reeditar su posición de cabeza de cartel para el Gobierno valenciano.
Partiendo de estas dos esquinas, queda por ver dónde se situará el acuerdo. No son pocos los que piensan que cualquier decisión que implique no repetir el proceso de 2015 será un paso atrás en el hito de participación que supusieron las primarias abiertas para toda la lista. En cambio, en Iniciativa aplican un enroque a la opción puesto que consideran que se perjudica a la capacidad de maniobra de su formación política dentro de la coalición frente a un partido con mayor implantación como es el Bloc. El debate interno ya ha comenzado y apunta a prolongarse durante meses.