los sectores culturales empiezan a imaginar su reapertura

Cines, rodajes, museos, festivales... ¿Cómo será la cultura post-confinamiento?

27/04/2020 - 

VALÈNCIA. Empiezan a llegar los días en el que el se piensa más en el día 1 después del desconfinamiento que en la propia cuarentena. Especialmente a los sectores culturales, este Estado de Alarma se está haciendo largo. Con los locales de ocio cerrados hasta nuevo aviso, muchas de las patas de las industria culturales se han quedado más que cojas, y advierten al gobierno de la necesidad de "medidas urgente" al ver que en la supuesta "fase 2", la cultura no tendrá el trabajo mucho más fácil. En estos últimos días, diferentes agentes de varios sectores han ido desvelando sus planes de desescalada con la intención de que las administraciones tengan en cuenta su especificidad. Culturplaza reúne algunos de esos planes.

Festivales de música, adaptarse o/y morir

Mientras no se apruebe una modificación del reglamento para ampliar la causa de "fuerza mayor" o un decreto del Gobierno obligue a cancelar la cita, muchos festivales han optado por no dar el paso que ya tienes previsto: el de cancelar o retrasar su fecha de celebración en verano de 2020. No será fácil, sino imposible que se celebre una cita con una afluencia de público como las que se pueden esperar en la temporada estival de festivales.

La pregunta es qué implicará esa "nueva normalidad" de la que se habla en estos macroeventos. Y en este sentido, ya se está trabajando por parte de los festivales y en colaboración con la marca turística Mediterranew Musix. Una de las propuestas más adelantadas fue la que propuso el festival Montgorock bajo el nombre de Sistema Marko. En el, se divide el terreno en el que se celebre el festival en parcelas de 150 metros cuadrados con un aforo de 50 personas. Todos con acceso controlado a las barras y a los baños, además de control de temperatura en el acceso a todos los asistentes, y arcos que disiparían solución hidroalcohólica.

En todo caso, fuentes del sector explican que el concepto "es totalmente nuevo" y repiensa factores tan importantes como son el aforo y el coste de las entradas. El modelo de muchos macrofestivales es el de vender entradas baratas para aforos muy amplios y recuperar la inversión en las barras. El coste de implantar un sistema como el Marko u otras iniciativas similares, además de asumir que las citas con asistencias más masivas no parecen ser viables a corto plazo, puede suponer un incremento importante en el precio de las entradas.

Salas de concierto y discotecas, una adaptación (aún más difícil)

Si los festivales al aire libre lo tendrían complicado, las salas de concierto, a pesar de tener aforos más pequeños, tampoco lo ven del todo claro. En una conversación en el podcast de Músicas Sonadas, los gerentes de las principales salas alertaron de que "reducir el aforo a un tercio no tendría mucho sentido" porque no deja de ser un local cerrado y el distanciamiento social es imposible de controlar: "si en vez de 150 personas, vienen 50, no van a dejar de estar todas en primeras filas viendo el concierto que han pagado". 

Además, hay que tener en cuenta que el margen de beneficio, si lo hay en un concierto, es muy pequeño. Con aforos al 30%, difícilmente se cubrirían gastos, por lo que muchas salas optarán por programar artistas con cachés mucho más bajos o renunciarán a promover tantos conciertos para no perder dinero.

Las discotecas, cuya naturaleza como local es similar a la de una sala de conciertos, también tiene una propuesta: la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos (España de Noche) ha diseñado una serie de medidas que incluiría la obligación de utilizar mascarilla y guantes tanto por parte del personal como del público, utilización de geles hidroalcohólicos, mejoras en la ventilación de los locales, toma de temperatura, y un sistema de pedido en barras a través de máquinas para evitar el contacto directo con las personas que están detrás de la barra. A pesar de estas medidas, igual que en las salas de conciertos, el distanciamiento social será difícil de llevar, así que la fecha de reapertura no se prevé a corto plazo.

Museos: los centros de arte tendrán que redoblar sus esfuerzos

Los centros públicos, protegidos por la Administración, tienen una adaptación más sencilla a la "nueva normalidad". En el caso de los museos y otros centros de arte, la reducción y control de aforo es una medida más que previsible, que en las grandes instituciones mundiales incluso se plantearía hacerlo por salas. Los museos tendrán que redoblar sus esfuerzos en la mediación cultural y visitas guiadas para poder garantizar una experiencia completa con aforos pequeños. También se seguirá reforzando la presencia online de estos para hacer llegar, desde diferentes canales, su proyecto artístico. Además, las presentación y fiestas de inauguración tendrán que reinvertarse para poder asegurar aforos más reducidos y medidas de seguridad.

Cines y teatros: butacas vacías

En el caso de los cines y los teatros, la adaptación física parece ser más fácil, reduciendo el aforo desde el mismo canal de venta de entradas y asegurando la distancia social con unas dos butacas libres por cada tres. Las medidas también podrían pasar por un control de temperatura para entrar, además del uso generalizado de mascarillas o la entrada escalonada a las salas.

Una estampa singular será el de la posible reducción del aforo al 30%, con la mayoría de butacas vacías, que haría tremendamente complicado el beneficio de los cines (que tiene un margen muy pequeño en la cadena de exhibición) y teatros privados. Esto también pondría en serios problemas el sistema de abonos de temporada de muchos teatros públicos, que suelen tener una tasa de renovaciones elevada.

En el caso de los cines, uno de los modelos que los futurólogos culturales prevén al alza son los autocines, porque no necesitarán grandes adaptaciones en su modelo de negocio ni en la experiencia del usuario. La Comunitat cuenta con tres autocines.

Rodajes: un riguroso plan que despierta emociones encontradas

El pasado jueves, la Fundación Secuoya presentó el plan Rodar con seguridad tras el Covid-19, con el que buscan "reactivar lo antes posible" la industria cinematográfica a nivel nacional. Es el tercer informe que busca recuperar cierta normalidad en el sector. La crisis del coronavirus no solo afectó a las televisiones y al cine nacional, sino que también paralizó grandes inversiones de multinacionales que toman España como plató para sus producciones. Solo en Alicante, se prevé que las pérdidas superan los seis millones de euros.

Las televisiones ya han diseñado sus protocolos y los programas diarios que pararon se van reincorporando poco a poco. El plan de la Fundación Secuoya incorporaba medidas muy específicas en cada fase de la producción, delegando -en primer lugar- la pre y post producción al teletrabajo. En el rodaje, las medidas pasarán por un exhaustivo control de temperatura diario, proporcionar equipos de protección individual a todo el personal, evitar en el guion besos y abrazos (según informó esta semana la Cadena Ser) y ralentizar los procesos de preparación de las tomas para preservar la distancia social. En este caso, es muy posible que muchos proyectos independientes no puedan hacer frente a los nuevos gastos o a estar una semana más de producción, por lo que el plan ha despertado tanto interés como reticencias, dependiendo de la realidad de cada producción.

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