VALÈNCIA. A lo largo de su corta pero fructífera historia Compromís, la coalición formada por Bloc, Iniciativa y Verds-Equo, ha sufrido diversas tensiones internas que en varias ocasiones han agrietado la convivencia entre las tres patas de la formación valencianista.
Generalmente, los grandes conflictos han llegado con motivo de las citas con las urnas. Así, el diseño de los reglamentos internos para las primarias, la propia confección de listas o la decisión sobre acuerdos preelectorales -mención especial a sus pactos con Podemos y EU para las generales-, han sido algunas de las razones que han convertido a la coalición en una olla a presión a punto de estallar.
Bien es cierto que esta fuerza política ha sabido siempre llegar hasta el límite sin llegar a romperse, aunque eso no significa que cada batalla no haya dejado su correspondiente cicatriz de desgaste: ese tipo de cosas que son recordadas como argumento cuando se abordan nuevas discusiones.
A falta de algo más de año y medio para las próximas elecciones locales y autonómicas, Compromís todavía debe decidir cómo se confeccionarán las candidaturas para los comicios y también si se producirá algún tipo de pacto preelectoral con otras formaciones como Podemos y Esquerra Unida tal y como se llevó a cabo en las generales. Al margen de estas dos complicadas citas, las propias tensiones que se derivan de la gestión institucional y otros problemas sin resolver como el encaje de Gent de Compromís en la coalición, la formación valencianista se enfrenta ahora a otro conflicto que en este caso podría calificarse de ideológico-estratégico.
Las palabras de la vicepresidenta del Consell y coportavoz de Compromís, Mónica Oltra, en rueda de prensa instando a Carles Puigdemont a que desistiera de intentar llevar a cabo el referéndum escocieron especialmente -y mucho- dentro del Bloc. Es cierto que esa respuesta de la 'número dos' del Ejecutivo llegó tras varias repreguntas de los medios de comunicación y que en el mismo 'pack' incluía también un mensaje claro a Mariano Rajoy para que se siente y propicie el diálogo, pero el malestar causado en diferentes sectores de la coalición fue notable como pudo apreciarse en redes sociales, aunque algunos internamente defiendan las palabras de Oltra en consonancia para evitar conflictos dentro del Consell.
De hecho, otra coportavoz de Compromís y en este caso coordinadora nacional del Bloc, Àgueda Micó, salió posteriormente a exigirle al presidente del Gobierno que permita a Cataluña "un referéndum pactado con todas las garantías". Pese a que se pretenda 'vestir' como matizaciones, no se asemejan -ni de lejos- las dos posturas expresadas por las dirigentes de mayor importancia de la coalición.
En conjunto, y aunque en Compromís sí hubo unidad el miércoles para condenar las detenciones realizadas en Cataluña, se observa la diferencia de criterio ideológico -o al menos estratégico- en las posiciones de Oltra -Iniciativa- y del Bloc. La vicepresidenta, ya desde tiempo atrás, optó por alejarse del perfil nacionalista que sus socios de la coalición transpiran y, en la postura adoptada este viernes, optó por repartir culpas -o consejos- a ambos lados del conflicto. Una maniobra que parece querer evitar, de cara al electorado valenciano, una identificación o empatía clara de Compromís hacia los independentistas catalanes. Un discurso, podría interpretarse, más próximo al Podemos madrileño que al que esgrime el Bloc, que ya muestra sin tapujos su respaldo al referéndum.
Es cierto que resulta casi hilarante augurar una ruptura de Compromís por esta cuestión. No porque no pudiera llegar a producirse, sino porque desde los medios de comunicación se ha dado a esta formación por "fracturada" en tantas ocasiones -con posterior arreglo de las grietas- que tales afirmaciones pueden antojarse exageradas. Así, y aunque es pronto para calibrar la profundidad de la herida abierta, no puede tomarse como una cuestión baladí. Lo que sí parece seguro es que la extraña etapa de relativa calma en Compromís, con todo lo que viene por delante, ha tocado a su fin.