VALÈNCIA. El terremoto político de Cataluña se ha convertido en motivo casi permanente de división en el Botànic. Aunque PSPV y Compromís se han esforzado en que las réplicas del vendaval generaran la menor inestabilidad, la entrega del premio Manuel Broseta a Sociedad Civil Catalana (SCC), referente del constitucionalismo en tierras catalanas, mostró, de nuevo, el distanciamiento entre los dos socios de Gobierno y el socio parlamentario. No en vano, los valencianistas y Podemos se ausentaron del acto, dando plantón al presidente Ximo Puig, que se encargó de dar el galardón.
De hecho, la presencia de representantes de Compromís generó más interés que la propia entrega del premio. El secretario autonómico de Empleo, Enric Nomdedéu, de la corriente más nacionalista de la coalición valencianista, ya expresó su malestar el pasado viernes. En un mensaje en Twitter, consideró un "error no forzado" que el jefe del Consell fuese quien entregara el premio de "una Fundación privada (de la que todavía forman parte algunas administraciones públicas)" a SCC. La ideología marcada de la plataforma contra el proceso independentista provocaba alergia en los sectores más identitarios de la UTE electoral, especialmente, en el Bloc.
El tuit de Nomdedéu, que manifestó en público los comentarios que habían ido circulando por los grupos internos de la coalición, provocó una cascada de apoyos en las redes. Diputados autonómicos y concejales no dudaron en compartir la publicación del alto cargo del ejecutivo valenciano Eso sí, la vicepresidenta, Mónica Oltra, realizó en la rueda de prensa posterior al pleno del Consell una discurso más institucional, en el que recordaba que la Generalitat Valenciana no tenía nada que ver con ese premio y que tradicionalmente el jefe del Gobierno valenciano se había encargado de otorgarlo. Mientras tanto, la dirección valencianista enviaba una circular por whatsapp en la que recomendaba no acudir a la ceremonia.
Con este escenario, las miradas este lunes estuvieron puestas en la puerta de entrada al acto hasta que éste comenzó. Y, en efecto, ningún representante de Compromís acudió al evento. Significativa fue sobre todo la ausencia del presidente de Les Corts, Enric Morera, ya que, con ello el parlamento valenciano fue representado por la vicepresidenta de la Mesa, Carmen Martínez (PSPV), y el vicepresidente Alejandro Font de Mora (PP). De hecho, el propio Morera sí que acudió el año pasado cuando el galardón se entregó al expresidente Felipe González. En esa ocasión, también hubo plantón de Compromís, a excepción de la segunda máxima autoridad de la Comunitat.
Si la ausencia no era un golpe de efecto suficiente y evidenciaba de forma simbólica una división ideológica en el Botànic, la coportavoz de Compromís, Àgueda Micó, censuró a través de la redes sociales que el acto tuviera lugar en el Palau de la Generalitat al considerar que este edificio es "un espacio abierto a los que fomentan la convivencia y no a los que propugnan la división y el enfrentamientos en otros territorios". "Es un error que no nos representa", añadía Micó, con un tono que les distanciaba todavía más de su socio de Gobierno.
Mientras, en el salón de Corts del Palau estaba presente destacados dirigentes del socialismo valenciano. Aparte de Puig, al acto acudieron las conselleras de Sanidad y Justicia, Carmen Montón y Gabriela Bravo, respectivamente, el síndic socialista Manolo Mata, el expresidente de la Generalitat Valenciana, Joan Lerma, o el exsecretario general del PSPV-PSOE, Joan Ignasi Pla. A su presencia, se unían los principales cargos de Ciudadanos en la Comunitat, el diputado en el Congreso de esta formación, Toni Cantó, y el Delegado del Gobierno en Valencia, Juan Carlos Moragues, junto a otros representantes de la sociedad y la empresa valenciana.
Puig, en una intervención que buscó el equilibrio para no generar suspicacias ni en uno ni en otro lado, alabó, especialmente, la figura del abogado asesinado por ETA en 1992 Manuel Broseta. "Su legado es referencia en los fundamentos de lo que significa el Estado de Derecho, los valores de la democracia y el amor a nuestra tierra", afirmó el president, para destacar el carácter dialogante que tenía.
El president, sin embargo, fue más allá. Reivindicó "la vigencia de los principios consititucionales", a su vez, que pidió "una actualización" de la Carta Magna. Pero también se mostró crítico con los ejecutores del desafío secesionista y con los que quieren "aprovechar estos impulsos para recentralizar" el Estado. "Que nadie utilice el separatismo para recentralizar", insistió, para repetir: "Que nadie utilice el separatismo para menospreciar las diferentes lenguas, culturas y sentimientos que existen en España". "Los valencianos, desde el respeto, no son indiferentes y deseamos la superación de una situación que perjudica a Cataluña, al conjunto de España y a la Comunitat Valenciana", sentenció como propósito delante del reto catalán.
Antes, no obstante, el presidente de Sociedad Civil Catalana, Josep Rosiñol, se mostró más duro con el independentismo. Criticó que el proceso separatista "haya fracturado la sociedad catalana" y que se quiera llevar a cabo "un proyecto de imposición de una ideología excluyente". "No olvidemos que lo que ocurre en Cataluña es un enfrentamiento entre populismo y democracia, es un problema de derechos y libertades, es la forma que se ha dado en Cataluña la ola populista que recorre el continente, viendo resurgir a la extrema derecha y a la extrema izquierda", denunció.
"No vamos a permitir que se nos trate como catalanes de segunda por el hecho de no ser separatistas. No vamos a permitir que nos conviertan en extranjeros en nuestra propia tierra", reivindicó en una sala con la presencia de personalidades como el expresident Eduardo Zaplana, el naviero y presidente de AVE, Vicente Boluda, o el presidente de la patronal valenciana, Salvador Navarro. Pero en las primeras filas se quedaron vacías de presencia institucional y orgánica de Compromís y Podemos. Cataluña, de nuevo, divide al Botànic.
La magistrada apunta a irregularidades administrativas y al desequilibrio en la distribución del dinero, pero no aprecia ilícito penal