VALÈNCIA. Antón Álvarez (Madrid, 1990) es un millenial y autor de música urbana. Sin embargo, cada uno de los rincones de su cacareada biografía invitan a contradecir los prejuicios que brotan de cada una de las partes que componen esa primera frase. Ex estudiante del Grado en Filosofía, ex operario de Vodafone, ha engañado a una parte de la industria y a otra de la crítica insistiendo en que hace música pop, pero sus variables estilísticas se sitúan entre el rap, el dancehall y las cadencias latinas. No del electrolatino, precisamente, pero sí de la poderosa consciencia de lo que ha logrado abarcar a través del idioma español: C. Tangana es uno de los artistas más escuchados en el mundo este año 2017 que ahora se acaba. Tiene 27 años y publicó su primer maqueta hace 10.
Es por ello uno de los protagonistas actuales de la industria musical y por eso ha sido invitado como profesor a la séptima edición del Postgrado de Gestión Empresarial de la Música que coorganizan la Universitat de València y Songsforever. Ha remado en favor de extirpar la idea de delincuencia al trap y, de paso, ha difuminado sus sonados conflictos con némesis del escenario como Los Chikos del Maíz. Ídolo el lanzamiento más ambicioso de Sony en España y su disco Ídolo se consume –solo– a través de plataformas digitales por toda una generación para la que su nombre es sinónimo de éxito, honestidad e incluso esteticismo. Conversamos con él para aproximarnos al fenómeno de la música urbana. Un movimiento tan reciente y masivo que sus consecuencias son imposibles de calcular.
-Hace 10 años que publicaste tu primera maqueta y, sin embargo, parece que seas un recién aterrizado. ¿Cómo te manejas con los plazos de tu carrera?
-Todo depende de los objetivos que te marques a largo plazo. A corto plazo, nada funciona, como las dietas o las promesas. Los objetivos son muy distintos a corto o a largo plazo.
-¿Qué queda de Crema, de tu yo artista en los inicios?
-Se ha mantenido la idea de ser un poco bohemio y de lograr hacerlo en torno a la música, que eso me acompañase. Ahora es así, la música acompaña un poco a esa vida que quiero tener.
-La idea de ser un esteta sí era un objetivo y se mantiene. Me acompaña. ¿Ha cambiado? El cambio principal es que lo que hago haya dejado de ser un hobby para convertirse en un trabajo.
-Como intérprete, si han cambiado mucho las cosas.
-El principal cambio ha sido que cuando era joven no creía que tuviera que interpretar las canciones. Todo lo que decía era de verdad. Lo decía y era la persona, tal cual. He cambiado completamente eso. Interpreto algo e, inevitablemente, está basado en mi, pero siempre hay una interpretación delante y eso tiene que ver con que haya logrado dedicarme a ello profesionalmente.
-¿A qué has renunciado?
-Hay que renunciar a bastantes más cosas que al yo. Hay que organizar toda una vida privada, poner orden, una rutina…
-¿Y qué te concede el momento actual?
-La posibilidad de hacer proyectos más grandes. Me concede más capacidad, más influencia que sirve para tener acceso a cosas más heavies. Puedes llevar tu creatividad más allá, pero no me refiero solo a las limitaciones de la producción. Puedes hacer con facilidad cosas que antes solo soñabas.
-’Mala Mujer’ es una de las canciones más escuchadas en el mundo hechas por un artista español [en apenas unos meses y a través de YouTube y Spotify]. Más allá de las visitas puntuales a México o Nueva York, ¿qué hay de la internacionalización de C. Tangana?
-Internacionalizar es un objetivo, pero tampoco nos hemos centrado en ello. Estamos muy centrados en conseguir algo gordo en España, algo por lo que teníamos que luchar para poner a la música urbana en otro escalón y hacer ese hueco aquí. Un objetivo a largo plazo va a ser todo lo que tenga que pasar fuera de España, eso seguro. De momento, la única gira importante fuera es en México, donde ya hemos estado y hay intereses muy claros y seguros. Hay interés de otros países, pero no ha ‘sucedido’ todavía.
-En el baile de etiquetas en torno a tu música tú has tomado una opción: asegurar que tu música es música pop. ¿Por qué?
-Yo he usado el discurso de que hago pop para que se abran un montón de puertas. Me ha ayudado a mí y a la música urbana. Porque la nueva música popular es urbana, igual que antes estaban los rockeros que no hacían pop, pero esa era la música popular. La música urbana es para el siglo XXI lo que fue el rock para el XX. La nueva música popular es la música urbana.
-Para distinguirte entre el Antiguo y el Nuevo Régimen, se me ocurren al menos tres diferencias a partir de la música. La primera es que las canciones son autónomas y están creadas para escucharse de manera independiente, sin tener relación con el sentido cronológico del disco.
-En este caso es así. A mí me gusta que la gente haga su propia playlist o las meta en otras. Son para eso.
-Frente al rock, se sobreentiende que la idea conceptual de disco deja de tener sentido.
-Ahí no estoy de acuerdo. En Ídolo todas las canciones giran en torno a esa idea de éxito, de ídolo. Cada una lo hace desde muy distintos puntos de vista, arriba y abajo. Pero cada canción es autónoma.
-De acuerdo, pero otra cosa que te ha separado del resto de la música urbana en este disco es que no hay colaboraciones. No hay featurings.
-Es que… [guarda silencio unos segundos]. Pese a lo que se ha dicho sobre este disco, sobre si es mainstream, lo cierto es que es un disco bastante personal. Persona y oscurete y, claro, que otros artistas se metieran ahí a cantar tus ideas… meterles en un discurso personal, en un sonido tan personal.
-Hablemos del mainstream. ¿La música de C. Tangana en adelante cogerá el mainstream como estación de destino, pero trabajando e inspirándose en el underground?
-Es algo así, sí. Es un camino de ida y vuelta entre dos mundos. Creo que el camino es entender que puedes hacer música muy accesible sin tener que convertirte en un producto prefabricado. Pero a la vez mantenerte muy atento y estar en contacto con las nuevas cosas que sucedan [y aquí se sobreentiende que habla del undeground].
-PARTYNEXTDOOR. Creo que su posición en la industria y su posición viene muy a cuento y es una referencia. Combina precisamente esa parte de hacedor de hits para un circuito comercial, más regular, mientras que por otro lado tiene una cara de artista más experimental en el que conecta con gente más especializada. Y todo eso ejerciendo de songwriter en grandes estudios de música, haciendo para otras personas.
-¿Los músicos urbanos también son los songwriters [una idea similar a la de los cantautores aunque sin distinción muy exacta de estilos] de nuestro tiempo?
-Si te refieres a nuestros cantautores del pasado, la verdad es que no tengo una referencia exacta de lo que sucedía en España con ellos. Si hemos de pensar en gente contando historias, viviendo historias personales… bueno, pues puede que sí. Puede que los raperos de hoy en día sean los songrwriters de unas generaciones atrás.
-Sony ha publicado Ídolo solo en digital, sin formatos físicos. ¿Es una pista de que algo está cambiando en las grandes discográficas?
-Sí. Ha sido una decisión como de dar un paso adelante. Era un lanzamiento importante para Sony digital, pero si nos estamos fijando en otros modelos y otras formas de llegar, si queremos alcanzar esa idea de trabajar, tenemos que mirar hacia delante. Por eso se ha interpretado más bien como un paso hacia delante. Yo lo apoyé totalmente porque creo que tiene sentido, que es coherente con todo lo demás que estamos haciendo.
-¿Notas que es posible establecer una conversación entre el mundo profesional del que tu vienes y el de una compañía como Sony?
-Bueno, es una conversación constante. Llegamos a punto en común, tratamos de manejar todo a su manera. Lo que puedo decir es que por primera vez trabajo con un equipo que cubre muchas áreas y que en todas ellas saben mucho más que yo. Partiendo de esa base, de que hay buena disposición a un lado y a otro, se intenta llegar a los puntos en común.
-Han hecho una apuesta decidida que se ha notado en una importante inversión en un artista que viene directo del undeground. Eso también provoca una especie de colapso en las críticas, reacciones muy rápidas. ¿Cómo lo has vivido?
-No sé muy bien cómo interpretar todo eso, el acceso al mainstream, a que te escuche tanta gente. No quiero tampoco hacer ninguna interpretación de la situación. Ídolo habla de eso, precisamente, de la construcción del personaje público y ahí y ahora hay mucha gente que habla demasiado porque hay demasiada información. La gente ha querido decir algo muy rápido porque somos tendencia. Yo creo que no se ha creado ninguna opinión común.
-¿Cuando baje la fiebre, qué quedará de Ídolo? ¿Qué te gustaría que quedara?
-Creo que lo que va a quedar son las canciones y, quizá, un nuevo modelo dentro de la música urbana. Creo que es un cambio interesante porque necesitamos todos esa apertura. A nivel creativo se entenderá más con el tiempo porque, como te decía antes, es un disco muy personal, oscurete… es un disco conceptual aunque sus canciones sean autónomas. Hablamos de ese personaje desde muchos puntos de vista y esa historia va a poder ser incluso más interesante más adelante.
-Y, en mitad de todo ello, ahora has sido invitado a dar clases en la Universitat de València. ¿Qué te hace sentir eso?
-No sé. No me lo planteaba. Ha surgido la oportunidad y me parece guay, me parece algo interesante, así que estoy contento.
-¿De qué te gustaría a ti recibir clases dentro de la industria de la música?
-Pfff… de casi todo. De tanto. Hay muchas cosas que todavía no sé. Supongo que me gustaría aprender más sobre cómo se gestionan los derechos de autor, más sobre cómo es el funcionamiento de las entidades de gestión, los límites legales y privados de la propiedad intelectual. Me gustaría también tener un mayor acceso a las fórmulas de comunicación interna de las multinacionales, de las distribuidoras, y de cómo hay unas estructuras muy empresariales, muy tochas, de cosas que se hacen exactamente igual que en otra compañía, pero que nosotros ni olemos. Luego esas empresas se dedican a muchas otras cosas y están plagadas de departamentos que hacen lo mismo. Es algo que ahora veo de cerca, que veo en el proceso, y me gustaría saber más y estar más en toda esa comunicación interna para entender las áreas de trabajo en torno a lo que hacemos.