VALÈNCIA. (EFE). El sindicato CCOO-PV ha reivindicado este martes la mejora de las condiciones laborales de las camareras de piso de la Comunitat Valenciana mediante medidas de prevención que reduzcan las alteraciones físicas y psíquicas de la salud, así como a través de la negociación de nuevos convenios colectivos.
Según Comisiones Obreras, muchas camareras de piso sufren dependencia farmacológica y tienen que medicarse a diario para poder mantener el ritmo de trabajo.
El secretario general de Servicios del sindicato, José Miguel Mandingorra, ha explicado en una rueda de prensa que el convenio de hostelería de Valencia "lleva sin actualizarse desde el año 2013, por lo que no tiene vigencia", mientras que el de Castellón venció en 2011.
Ante esta carencia, "que intensifica los contratos a tiempo parcial u ocasional y la precariedad salarial", el sindicato ha defendido que la negociación colectiva debe ser "el instrumento que permita cumplir los objetivos básicos" en la mejora de las condiciones de trabajo de las camareras de piso de la Comunitat, sobre todo, "tras el crecimiento del sector turístico" en los últimos años.
En esa negociación exigida por CCOO, se pretende conseguir aprobar medidas preventivas, las cuales pasan por realizar una "mejor evaluación del puesto de trabajo y de los riesgos" y por determinar "el tiempo que necesitan las 'kellys' para las diferentes cargas laborales", ha matizado la secretaria de Salud Laboral y Previsión Social Complementaria de CCOO, Ángeles Balué.
Entre los riesgos que ha detallado Balué destacan los problemas de salud físicos, como trastornos musculo-esqueléticos en los brazos, los hombros, las manos y la espalda, así como las patologías psíquicas como, por ejemplo, insomnio, estrés, ansiedad o depresión.
A falta de publicar los datos relativos a la Comunitat, según el informe presentado por la organización sindical, el 71 % de las camareras de piso en España toma fármacos y psicofármacos, como relajantes musculares, analgésicos y antiinflamatorios, "que mezclan con complejos vitamínicos o batidos proteicos para prevenir el dolor y los problemas musculares".
Para Balué, la automedicación de las camareras de piso es consecuencia de las "cargas de trabajo excesivas, la presión de los tiempos, la falta de evaluación de riesgos del puesto de trabajo y de medidas preventivas, los reconocimientos médicos inadecuados y el uso de materiales obsoletos o en mal estado".
"Al intentar paliar los síntomas, pero sin actuar sobre la precariedad laboral, se van agravando los problemas y las trabajadoras necesitan recurrir a fármacos mayores, orientados sobre todo a los problemas psicológicos que aparecen con la persistencia de los físicos", ha criticado la secretaria.
Entre los efectos secundarios, resaltan la tolerancia, que puede "conllevar a un incremento progresivo de las dosis diarias"; la abstinencia, el efecto rebote, "que provoca un empeoramiento progresivo de los síntomas", y la dependencia o adicción.
"Muchas compañeras sufren una dependencia a este tipo de fármacos, con el objetivo de mitigar el dolor, pero también para poder aumentar el nivel de trabajo y producir más", ha asegurado la camarera de piso Simone Peçanha.
Peçanha ha recordado en la rueda de prensa la situación en la que viven muchas compañeras suyas, las cuales "limpian unas 16 habitaciones diarias, están sometidas a una presión constante y, para evitar solicitar la baja, consumen todo tipo de fármacos que alivien los dolores musculares", ha denunciado.