VALÈNCIA. Entre los últimos encontronazos de la Dirección General de Sector Público y Patrimonio que comanda Isabel Castelló se encuentra la devolución por parte de Bolsa de València del Palau de los Boïl d'Arenós, el histórico edificio de la calle Llibrers, que estaba ocupado por la institución bursátil de forma gratuita y que tendrán que abandonar en el mes de septiembre.
"Bolsa de Valencia se ha equivocado gravemente, la Generalitat ha sido muy generosa". Así de rotunda se muestra Isabel Castelló, directora general de Sector Público y Patrimonio, sobre las condiciones marcadas por la empresa BME ante la propuesta de compartir con el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) el espacio. Una acción que se enlaza con la recuperación de Patrimonio público de la administración y una mejor gestión de la Ciudad Administrativa 9 d'octubre.
- ¿Le ha dado dolor de cabeza el coronavirus en la Ciudad Administrativa 9 d'octubre?
- Hemos ido aprovechando cada uno de los desafíos para buscar la solución más adecuada. Lo primero ha sido el no escuchar los cantos de sirena tecnológicos, por lo que hemos ido incorporando los mecanismos que aportaban valor. Introdujimos el control de temperatura, variamos en coordinación con el Invassat los mecanismos de entrada y de salida del edificio y el trabajo más pesado ha sido el de los dispositivos de limpieza.
"La Ciudad Administrativa nos va a quedar un complejo muy seguro, cuando lo tenía todo en contra"
También empezamos con el control de temperatura y la sensorización. Hemos evitado apuestas por soluciones que no tuvieran evidencia científica, aunque hemos tenido ofertas de todo tipo. Y creemos que con estas medidas y con otras que vamos a poner en marcha, nos va a quedar un complejo muy seguro cuando lo tenía todo en contra. Pensad que este edificio se hizo para espacios diáfanos, climatización sin apertura de ventas, y hemos cambiado todo esto y ha salido bien. De 3.500 personas que trabajan aquí no hemos tenido ningún contagio dentro, solo externos.
- ¿Qué otros desarrollos se van a implantar?
- Nuestro objetivo es convertir a la Ciudad Administrativa en un edificio inteligente. La sensorización se está revelando como la herramienta para mejorar todo lo que ya teníamos, como el control de temperatura, de luces, de consumos y queremos modelarlo en BIM para estudiar el aprovechamiento del espacio.
Al final es un edificio que tiene parte de seis consellerias y queremos corregir las ineficiencias en los espacios para distribuir mejor. Para nosotros, esta situación de crisis nos ha ayudado a desarrollar algunos procesos de evaluación y de cambios que el complejo debía afrontar.
- ¿Y el diálogo competitivo de la fachada?
- Es nuestro principal proyecto. Ya estamos concluyendo el equipo que llevará a cabo la confección del documento descriptivo, que es lo que necesitamos para convertir la fachada en más eficiente energéticamente. O incluso captadora de energía y de recursos. Y luego estará el equipo de la mesa de diálogo competitivo para hablar con las empresas de las posibles soluciones tecnológicas.
Podrá ser desde la solución puramente constructiva para cambiar la lama por cualquier otro elemento a una solución de traslación de riesgos, de explotación compartida o incluso explotación de la empresa que lo ponga porque pueda captar energía.
- ¿Cómo es la situación con Bolsa de Valencia y el Palau de los Boïl d'Arenós ?
- Esperando el 17 de septiembre para recuperar el edificio. Llevamos a cabo en julio la visita de inspección con el equipo y en septiembre haremos el acta de reversión y allí ya dilucidaremos lo que corresponda.
- ¿Cómo ha sido el proceso? Porque se ha percibido tenso.
- Lamento que el diálogo institucional haya sido imposible. Porque creo que la Generalitat ha sido muy generosa a la hora de ofrecerle a Bolsa compartir el espacio e incluso generar un corazón financiero de la ciudad de València. Pero las propuestas de una compañía, que vienen de una mercantil como BME, cuando hablamos de una empresa que ha estado disfrutando de un bien patrimonial de todos lo valencianos de manera gratuita, pues no han sido asumibles por la Generalitat.
Creo que Bolsa se ha equivocado gravemente, por sus intereses y porque no ha analizado bien la oportunidad que le ha dado la Generalitat y la oportunidad que podía haber salido de esa colaboración.
- ¿Tiene alguna explicación esa actitud?
- Bolsa Valencia planteó un escenario que era inasumible, tanto en términos económicos como de gestión del edificio. Ha dejado pasar una oportunidad muy generosa por parte de la Generalitat y la ha descartado replicando una propuesta que no podía aceptarse en términos de superficie, gestión y de reclamar cantidades económicas. Está muy lejos de la realidad de lo que debe ser una relación con una administración como la Generalitat.
- Respecto al Patrimonio de la Generalitat, ¿cuál es la radiografía?
- Yo quiero romper el mito de que la Generalitat tiene espacios ociosos. La administración valenciana tiene un déficit de espacios muy grande y tiene ocupados absolutamente todo lo susceptibles de ser espacios de servicio. Todo el espacio susceptible de ser administrativo ya se ha utilizado y está en manos de la conselleria, donde están llevando a cabo obras, adaptaciones o mantenimientos.
"La administración valenciana tiene un déficit de espacios muy grande"
Tenemos una necesidad, como de Justicia, Labora o Sanidad, que son territorializadas y con unos condicionantes de calidad que nos hacen tener que acudir al mercado, y es lo que estamos haciendo. Pero con nuestras grandes obras, tanto en Castellón como en Valencia, ganaremos metros cuadrados. Podremos recuperar el PROP de Gregorio Egea, en Castellón Borrull y también Coput en Blasco Ibañez. A medio y largo plazo, tenemos prevista la recuperación de mucho espacio para el inventario.
También estamos trabajando para que los bienes sin uso que provienen de herencias abintestato, o que no son óptimos para servicios públicos, podamos enajenarlos lo más rápido posible en subasta. La situación es que sabemos todo lo que tenemos, está todo lo que se puede aprovechado y estamos en íntima colaboración con los ayuntamientos para todos los bienes que podemos poner a su disposición.
- ¿Qué necesidades tiene entonces la administración a día de hoy en Patrimonio?
- Nosotros el déficit más grande de metros cuadrados lo tenemos en València y esperamos cubrirlo con las obras que estamos haciendo. En Valencia, en el Palau de Tremolar y Palau de Boïl d'Arenós o en Castellón con Borrull. Nosotros creemos que la opción ahora es rehabilitar y tratar de mejorar los edificios que ya tenemos y otros que podamos localizar.
Y luego, somos el menisco de las operaciones que proponen las consellerias. Y necesitamos espacios en cada territorio. Eso se hace, sobre todo, en atención a servicios que tienen que estar en determinadas ciudades. Pero ahora, solo hay una gran llamada de la DGTIC.
- A nivel de Patrimonio trataremos de hacer posible la operación. Ahora, se abre el proceso de recepción de ofertas y son ellos los que tienen unos parámetros muy singulares. Nosotros, antes de hacer estar oferta hemos descartado bienes que, o disponíamos nosotros, o de otros que han sido descartados por cuestiones específicas. Hay espacios que no les ha venido bien por problemas con el ancho de banda, por ejemplo. Se trata de una llamada singular al mercado.
- ¿Se debería haber aprovechado más la compra de patrimonio en la pandemia?
- Yo creo que aún estamos, tanto el mercado como nosotros, en oportunidad de reflexionar sobre lo que serán los grandes espacios de trabajo. Ahora, el mercado se ha llenado de espacio que las grandes operadoras de servicios han dejado, pero nuestros parámetros de seguridad y salud ahora han cambiado. Pero no tengo la sensación de habernos perdido nada.
Sí que es verdad que algunos edificios se habrían podido comprar, pero nosotros aún estamos definiendo la unidad de trabajo post-pandemia. Cuánta luz necesita, cuánto trabajo necesita, si hacen faltas mamparas,... Encima, son edificios que tras la pandemia necesitan grandes inversiones para ser operativos.