VALÈNCIA. Beatriz Jacoste (Aranjuez, Madrid, 1992) se apasionó por la alimentación cuando cocinaba como voluntaria para niños y ahora, con 29 años, dirige KM Zero Food Innovation Hub, el hub de innovación alimentaria de Grupo Martínez dedicado a impulsar soluciones para el ecosistema alimentario.
Jacoste llegó a la compañía en uno de sus viajes en busca de inspiración con Future Food y ahora lidera un hub en el que la premisa es el apoyo a proyectos emprendedores vinculados a la alimentación. A día de hoy han invertido y acompañado a proyectos como Trillions, Aldous Bio, Koroko, Elixir Café, Trazable, Lumensia Sensors o Bioflytech.
- ¿Cómo se adentró en el mundo de la alimentación y la innovación?
- Trabajaba en temas de diplomacia en Berlín y empecé a hacer un voluntariado en una serie de colegios con una organización que tenía un autobús con una cocina dentro e íbamos enseñando a los niños a cocinar y aprender sobre alimentos. Ahí empezó a apasionarme la cocina.
Dejé mi trabajo, volví a Madrid y en casa de mi madre monté un curso de cocina para niños durante todo el verano y todos los días tenía como 10 niños en mi casa. Creé un programa a través del cual enseñaba todas las asignaturas a través de los alimentos. Un currículo que te permitía aprender de geografía, historia o nutrición.
Pero claro, no era escalable. Entonces empecé a buscar organizaciones que pudieran acoger esa propuesta. Encontré Future Food en Italia. Le presenté a su fundadora todo lo que lo que tenía en mente, la parte de educación en alimentación y ellos no hacían eso. Entonces, me contrataron para montar una área para todas las actividades relacionadas con niños.
Después fui creciendo y pasé a una organización que se encargaba también de entender los retos del futuro de la alimentación, muy ligados a instituciones como Naciones Unidas y Unión Europea. Viajábamos 60 días al año para encontrar esas soluciones y en esos viajes conocíamos a las personas que estaban irrumpiendo en el sector de la alimentación y después de mucho viajar y mucho aprender, me surgió la oportunidad de venir aquí.
En uno de los viajes que hacíamos por el mundo siempre seleccionábamos diez capitales y uno de los años vinimos a València como una de esas capitales que nos enseñaban sobre el futuro de la alimentación. Entonces conocí a Raúl Martín, de KM Zero, y me encantó la iniciativa por el respaldo industrial que tenía porque yo podría transformar esa inspiración en algo mucho más tangible y que pudiera tener un impacto real.
- ¿Cuáles son a día de hoy los cuatro retos más importantes en alimentación?
- El primero es el hambre. Aunque nosotros en España en general nos olvidemos de ello, sigue afectando a millones de personas del mundo y es algo inconcebible teniendo en cuenta que tenemos la capacidad para que ese problema no exista.
El segundo problema es la obesidad, porque aunque tengamos acceso a alimentos, muchos no tienen una propiedad nutricional positiva. Tenemos acceso a muchos alimentos baratos de mala calidad que hacen que las personas tengan problemas y enfermedades relacionadas con la alimentación.
El tercer problema sería la degradación de los suelos. Por ejemplo, a nivel agricultura hemos maltratado mucho esas superficies de cultivo y ahora nos estamos encontrando con que no tenemos más superficie cultivable. Mientras, el cuarto problema es la falta de acceso a esos alimentos por igual.
- KM Zero está muy enfocada también a las proteínas alternativas.
- Estamos oyendo mucho hablar estos días de proteínas alternativas, y esto es porque tenemos que encontrar formas de producir alimentos de una forma que no consumamos más recursos de los que podemos consumir.
- A día de hoy, ¿cuáles son las áreas principales de KM Zero?
- Tenemos tres áreas de acción principales. La primera y por la que nació la organización es el apoyo a emprendedores que trabajan en el ámbito de la alimentación. El segundo pilar sería el área de apoyo a empresas agroalimentarias ya más desarrolladas, pero que también se encuentran con que necesitan innovación para dar solución a nuevos retos. Y la tercera área de acción es la de divulgación de contenidos, muy importante para nosotros, porque queremos compartir y concienciar a toda la sociedad de todo eso que vamos aprendiendo durante el año.
- ¿Es alto el fracaso en la innovación alimentaria?
- La tasa de fracaso de un nuevo producto en el mercado sería equiparable a la de las startups y por eso nosotros consideramos que es tan importante apoyar. Que las empresas agroalimentarias, cuando saquen un producto al mercado, esté de verdad en consonancia con lo que quiere el consumidor. Por eso nosotros, cuando trabajamos con una empresa, nos centramos en lo que necesita el consumidor, que a lo mejor no puede imaginarse cuál es el producto final que quiere.
Pero hay que adentrarse en cuáles son las necesidades del consumidor y por eso trabajamos con antropólogos, por ejemplo, para entender esas necesidades reales y ocultas que aún no están satisfechas.
- ¿Hay suficiente inversión para proyectos de innovación en agroalimentario?
- Inversión hay muchísima. Y de hecho, por eso en el ámbito de apoyo a startups, a parte de invertir nosotros mismos en ellas, estamos creando un club de otras empresas agroalimentarias que también quieren invertir en startups para canalizar aquellos proyectos que puedan ser invertibles por otras empresas. Además, estamos viendo muchos movimientos a nivel global en cuanto a inversión en foodtech y, de hecho, el año pasado fue el que más inversión tuvo en toda la historia.
Las startups en agri-foodtech recibieron 26,1 mil millones en 2020, un aumento interanual del 15.5%, que se espera aumente a más de 30 mil millones de dólares con acuerdos de ese año que saldrán a la luz. Esto representaría un crecimiento del 34,5% con respecto a 2019. Y todo esto a pesar de la pandemia.
Mientras, la inversión en agritech y foodtech en early stage continuó su tendencia de crecimiento en 2020 con un 10% más de dólares invertidos, un 15% más de acuerdos cerrados y un 10% de aumento en el tamaño medio de las operaciones en fase seed y serie A. También la inversión en startups de alimentos innovadores se duplicó en 2.300 millones de dólares, impulsados por empresas emergentes de proteínas alternativas.
- ¿Mantenéis el vínculo con las universidades?
- Seguimos siendo muy activos como mentores en proyectos para estar en contacto estrecho con con esos estudiantes, que al final están proponiendo proyectos que pueden tener mucho impacto, pero en los que hay que trabajar para traducirlos a la industria. A veces hablan idiomas diferentes, se quedan muy a nivel como teórico y hay que transformarlo en algo aplicable al mundo real.
- ¿Cómo revierte lo que pasa aquí en Grupo Martínez?
- Pues cada vez se va tangibilizando más esa relación. Y, por ejemplo, este año estamos haciendo un proyecto de investigación con informadores en todo el mundo para sacar información sobre una categoría nueva de producto, es decir, los métodos que nosotros usábamos con otras empresas para que ellos pudieran innovar. Ahora nos lo estamos aplicando en el grupo y creemos que esa información puede ser muy útil para ser cada vez más pioneros.
- ¿La proteína alternativa tiene ya hueco en los lineales? ¿Tienen cabida en Grupo Martínez?
- Pues dentro del ámbito de la proteína alternativa hay muchos productos ya presentes en los lineales, como son todas las proteínas que vienen de vegetales y de plantas. Entonces, en cuanto al grupo, sí que tiene cabida a medio plazo porque es consciente del sector en el que opera y este sector tiende como a diversificarse y a que la oferta sea cada vez más amplia, que haya ofertas complementarias, es decir, que la carne esté al lado de unas hamburguesas vegetales, por ejemplo. Y entonces el grupo irá adoptando todas las oportunidades que vayan surgiendo.
-¿Hay suficiente educación alimentaria en España?
- Creo que hemos tenido un periodo importante de desaprender con respecto a lo que hacían nuestros abuelos. Se invertía mucho tiempo en la cocina y al final la dieta mediterránea estaba en el plato y era real. Durante años no hemos seguido esa dieta, aunque nos pensábamos que llevábamos adelante una dieta mediterránea súper saludable. Pero la realidad es que estamos en un cuarto puesto en Europa en cuanto a obesidad infantil.
Entonces, los datos indican que efectivamente no se ha seguido esa dieta saludable que tenemos en nuestro imaginario. Y en este momento sí que ha vuelto ese interés por una dieta de comida real. Pero no es nada nuevo. Es algo que ya estaba en nuestros antepasados. Ahora lo hemos tenido que retomar y durante la pandemia ha sido como el reencuentro del consumidor con sus fogones, porque tuvimos mucho tiempo de estar desconectados. Entonces esto ha sido muy positivo en ese sentido, porque estamos volviendo a saber cocinar y eso es bueno a nivel nutricional, pero también para desperdiciar menos alimentos. Entonces, la parte de cocina es súper importante si queremos que en nuestra dieta sea saludable y sostenible.
En este sentido, hay que trabajar con los niños y de hecho, una rama de KM Zero es el Gastro Genious, que trata el cómo podemos hacer que los niños sean más conscientes de la comida y que se interesen más por los alimentos, porque es una pena que basemos nuestra dieta en cuatro ingredientes base cuando tenemos una biodiversidad tan rica en España.
- ¿Habría que actuar sobre los lineales de los supermercados?
- Ya se está actuando a nivel legislación sancionando ciertos ingredientes como azúcares, grasas y haciendo que estos tengan un impuesto. Entonces, personalmente, considero que esto es positivo parcialmente, pero creo que lo ideal es que el consumidor tenga la capacidad de decidir dentro de esa diversidad que se le ofrece. Lo que no nos podemos permitir es que haya zonas o barrios en el mundo que no tengan acceso a alimentos frescos. Esto se llama desiertos de alimentación, zonas donde no tienes la elección de comprarte algo que no sea procesado.
- ¿Tenéis nuevos proyectos en marcha?
- Hemos estado estudiando mucho el ámbito de proteínas alternativas y ahora queremos entrar en ámbitos más ligados a la agriculturam, que son la base de los alimentos. Entonces hay proyectos muy interesantes en cuanto a agricultura regenerativa y de recuperación de suelos.