VALÈNCIA. Pocas veces, muy pocas, se conocieron tantas noticias en un mismo día como sucedió ayer de un Banco Popular que encadenó su octava caída consecutiva en bolsa. Sin embargo, no hubo noticias sobre la que esperaba el conjunto mercado: la presunta reunión entre los responsables de la entidad y representantes del Banco Central Europeo (BCE). Pero lo que es un hecho es que en tan corto espacio de tiempo -apenas ocho jornadas- las acciones de la entidad se han desplomado un 53% reafirmándose en mínimos históricos. O para entender mejor tamaño descalabro: ha perdido 1.507 millones de euros. Casi nada.
Ayer, el banco presidido por Emilio Saracho, que bajo su presidencia -fue elegido por la junta el pasado 20 de febrero- se han esfumado ya 2.212 millones de euros, sufrió el enésimo castigo en el parqué. Así se explica que el 'Popu' -como se le sigue conociendo en la jerga bursátil- haya visto como su capitalización se desplomara al cierre de ayer hasta los 1.330 millones. Un valor que ya no solo es el más bajo de todo el Ibex 35 sino que está a la altura de Parques Reunidos. Y ya inferior al de cotizadas con bastante menos historia -por aquello de que han debutado en los últimos tiempos- como la socimi Hispania, Euskaltel, Neinor Homes y Applus.
Pero la comparación va más allá tomando la rebaja de rating de ayer de Moody's, que le recortó dos escalones ya dentro del temido 'bono basura' hasta equipararla con países de la talla de Argentina, Bosnia, Belice, Jamaica, Moldavia, Pakistán y San Vicente y las Granadinas. Sin comentarios. Y, para más inri, con perspectiva 'negativa', es decir, con visos de seguir profundizando en el grado de especulación.
Una situación agobiante que no está pasando desapercibida ya no solo entre los sufridos accionistas sino entre los grandes bancos españoles, que siguen haciendo números para ver si pueden digerir al Banco Popular. Y, entre ellos, la entidad presidida por Ana Patricia Botín, que está ultimando una inminente ampliación de capital por valor de 5.000 millones de euros con el objetivo de financiar la absorción del 'Popu'. Conviene recordar que la entidad presidida por Saracho ha ampliado capital en los últimos cuatro años en 5.500 millones, a un mundo de los 1.330 millones de su capitalización bursátil de ayer.
Las imperiosas necesidades del Banco Popular (POP) de reducir cuanto antes el elevado volumen de activos improductivos que tiene en balance -unos 37.000 millones de euros y la mayoría ligados al 'ladrillo'- la ha llevado a encargar a KPMG la venta de una cartera inmobiliaria de hasta 2.000 millones de euros. Otra de las muchas noticias de ayer sobre la histórica entidad bancaria.
Todo ello mientras Luis María Linde, gobernador del Banco de España, rechazaba pronunciarse sobre la actual situación del POP. "No puedo decir nada de eso, así de sencillo. No es el momento ni vengo preparado para eso", respondía ayer al ser preguntado por un senador durante su comparecencia en la Comisión de Presupuestos del Senado.
Pero el que sí se pronunció ayer -y de qué forma- fue el prestigioso rotativo británico Financial Times (FT) en su columna 'Lex'. Al periódico no le dolieron prendas al decir lo que es un secreto a voces: Los accionistas del Popular "han perdido sus camisas (y después sus pantalones, ahora su ropa interior)" tras la ampliación de capital llevada a cabo por la entidad el año pasado.
"Cotizando en 0,2 veces su valor en libros, Popular parecerá una ganga para los buscadores de riesgo", apuntó el FT, que, no obstante, valoraba positivamente que, aunque la calidad de los activos es "dudosa", los préstamos improductivos del banco "están cayendo", al tiempo que la entidad cuenta con "una de las mejores franquicias de pymes en España". Y a buen seguro que es uno de los aspectos que ha tenido en cuenta Ana Patricia Botín y los suyos para estudiar una posible compra.
Por último, hoy se reúne el Comité Asesor Técnico del Ibex 35 para analizar los posibles cambios dentro del principal índice bursátil español. Sin embargo, los expertos consideran que el POP seguirá dentro del selectivo porque dicho comité estudiará la composición del Ibex 35 con datos recogidos entre noviembre de 2016 y mayo de 2017. Veremos por cuánto tiempo.