El mítico grupo argentino presenta su último disco, Discutible, con el que inauguran una nueva etapa sonora
VALÈNCIA. Cuando la gente se estaba acostumbrando a escuchar los grandes éxitos revisitados de Babasónicos, de repente sacaron un nuevo disco, Discutible, y dádose además un giro de 180 grados. Muchos califican la banda capitaneada por Adrián Dárgelos como la más grande del rock argentino, y sin duda, tienen una de las carreras más sólidas de esa escena. Este nuevo puñado de canciones, lejos de recrear sus hits, desprenden experimentación y cierto contagio de las últimas tendencias sonoras en el pop. No quieren dejar de ser populares, pero sí que su carisma siga actual. Discutible deja, por ahora, la misión conseguida. La banda, que está de gira por España, hace parada en Peter Rock Club, en València. Antes, su teclista, Diego Tuñón, atiende a nuestras preguntas.
- Tras cinco años de pocas novedades sonoras en vuestro disco, llega este Discutible, y la prensa y el público vuelve a vitorearos, ¿os esperabais esta reacción?
- Básicamente, lo que entendimos es que teníamos la posibilidad de renovarnos mucho como banda. El haber hecho los últimos discos acústicos nos hizo aprender a entendernos con lo que nosotros pensamos que es el silencio. Veníamos de tocar una música muy ruidosa, y en aquel momento nos empezamos a dar cuenta que nos apetecía instrumentar mucho menos, y en ese proceso decidimos que había una música nueva que podríamos encontrar. Discutible vendría a ser la primera entrega de lo que va a ser la nueva música de Babasónicos.
- Después de recopilaciones y discos en directo, decidís componer un disco, ¿qué cambió en la música que escuchabais y decidisteis incluir en disco?
- Como somos un grupo de grandes escuchadores de música y somos muy permeables a las novedades, vamos aprendiendo y disfrutando de un montón de cosas. Nos gustan los avances tecnológicos y consideramos que ahora hay muchos instrumentos y herramientas que pueden usarse que van más allá de la forma de lo tradicional.
Por ejemplo, nos interesan las posibilidades en digital de poder generar frecuencias puras donde puedes acompañar la voz con bombos que tienen armónicos, que se puede modular y armonizar, y a partir de ahí puedes armar una calidez y un empuje que no tiene que ver con un cuarteto de rock entre bien lo tradicional. Hemos querido jugar con las formas y encontrar y redefinir un nuevo pop.
- ¿Y qué otros cambios no son tan claros en el disco?
- La música no está yendo hacia un solo lugar y hay influencias que no tienen que ver sólo con lo que hemos escuchado últimamente. Personalmente, me inspiró, para esta búsqueda que te comentaba, la forma de señales puras que se relacionan con el universo digital, sin acústica, pero que te permiten viajar mucho más allá. Canciones de Kanye West o Frank Ocean, que también se relacionan con la música electrónica. Eso nos hizo entender que uno podía despojarse de muchas cosas y tener un empuje que tenga más que ver con la actualidad.
También, al no existir sólo un método único de publicación musical, en este momento los creadores son más libres que nunca. No hay que negociar ni con medios ni con nada. El único gran enigma del momento es cómo llamar la atención ante tanta oferta.
- Me parece especialmente interesante el tema Teóricos, porque, que un grupo con vuestro éxito y vuestra carrera critique las prácticas de la industria musical, no es común…
- Básicamente, cuando nosotros nos referimos a teóricos del rock hablamos de esa gente que no es profesional. No estamos en contra de la crítica de rock, yo estoy a favor de que se critique, de poder salir en un periódico. De lo que de lo que nosotros, de alguna manera con humor nos burlamos, es esa gente que se reúne en bares y que cuenta que Ozzy Osbourne dormía con las botas puestas o que uno de los Bee-ges ropa interior femenina… Esos mitos son los que yo considero que parten de los teóricos de rock.
- Pero no solo en esa canción, sino en el resto del disco, se desprende cierto hartazgo hacia la industria musical y hacia algunas concepciones actuales del sector.
- Son sensaciones de disconformidad, pero es algo muy racional. Nosotros no hacemos filosofía, tenemos que hacer música pop.
- ¿Ha sido este hartazgo o esta crítica lo que os ha llevado a querer ser discutibles?
- Lo que más nos interesa es discutir con la actualidad. Nos queremos ser una bandas que desprenda nostalgia, sensación que es imposible no despertar teniendo treinta años, pero no queremos que esa sea nuestro huella. A nosotros siempre nos interesa escribir canciones nuevas y estar en la discusión actual.
- ¿Qué significa esa búsqueda por ser discutibles? ¿Se trata de la falta de profundidad que se siente ahora en casi todo? ¿Discutir es una manera de llegar al fondo de las cuestiones?
- Exactamente, incluso ser discutible significa correr más riesgos. Hay tanto material nuevo que es hasta un poco incómodo en el show. La gente viene buscando otro tipo de sensaciones y estamos intentando aprender a hacerlas. Sigue siendo muy nuevo hasta para nosotros. Es verdad que en nuestro show en directo convive también mucho material que tiene que ver incluso con el siglo pasado y las canciones nuevas están aprendiendo se están haciendo amigas y están aprendiendo a verse con los hits.
- Trans-algo habla de libertad, como otras letras. Desde España pocas noticias trascienden de la realidad argentina, pero se siguió con mucho interés la votación de la ley del aborto allí, ¿es la canción un guiño a esa Argentina aún conservadora?
- Sí, tiene mucho que ver con eso y tiene mucho que ver también con esa lucha que llevaron a esas chicas frente a todos. A la espalda que le dan los políticos, estando ellas horas ahí afuera y buscando esa forma de libertad. Tiene mucho que ver con eso. Argentina ahora tiene algo de esperanza en que las cosas puedan cambiar.
- Echar la vista atrás, recopilar vuestra música, que os digan “uno de los mejores grupos de rock argentino de la historia”. Hay un momento en la carrera musical en la que te miran más el pasado que el futuro, ¿cómo lleváis eso?
- Yo creo que eso, de alguna manera, nos puso la vara muy alta y ahora tenemos que competir contra nuestro pasado de una manera muy ardua. Es un lindo trabajo. Yo amo mucho todo lo que he hecho y amo la posibilidad de seguir construyendo este. Mi manager se puso averiguar y estaban sonando cincuenta canciones de Babasónicos casi todos los días en la radio. Entonces estás compitiendo contra ti mismo. Es muy difícil tener un hit cuando hay cincuenta canciones tuyas sonando en todas las radios.
- Pues bien, ¿cuál es el futuro de Babasónicos? ¿Cuál es la apuesta para poder competir con esas canciones?
- Básicamente, buscar lo nuevo y lo más discutible. El futuro es una búsqueda eterna, hay que pensar que no hay un final. Vamos a intentar hacer lo que nadie esté haciendo de la manera más delirante y hermosa. Siempre buscando generar la mayor belleza para lo que consideramos nosotros, que es la música pop.
- Ya habéis empezado la gira por España. Los grupos españoles que van por Latinoamérica vuelven con muy buenas sensaciones porque el pública allí es muy cálido, no sé vosotros cómo nos veis a los Europeos, que tenemos fama de fríos…
- Lo sentimos maravillosamente. En Barcelona agotamos entradas en el sala Apolo. Los españoles sois bien latinos, no es como el público belga. Pero además, tenemos la suerte de que siempre vienen a visitarnos mexicanos, venezolanos, y gente de toda Latinoamérica para hacer un poco de lío mientras los rubios están sentados.