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Así sería la moda sin Anna Wintour

El rumor está en el aire: el reinado de la editora de moda más importante -y temida- del mundo, Anna Wintour, está a punto de terminar. O eso dicen en un artículo de fuentes anónimas publicado en The New York Post, los comentarios desde entonces han ido en aumento. De ser cierta la noticia, ¿qué será de la moda sin la directora de Vogue más influyente?

17/04/2018 - 

VALÈNCIA. Anna Wintour: ella es la moda.

Su nombre vuela de boca en boca, acariciado unas veces, escupido otras tantas. Su presencia y aprobación son tan codiciadas como temidas por los diseñadores y las marcas de moda. Dicen que es la calle la que dicta la moda pero, ingenuos, no saben que en realidad es una mujer quien lo hace. Ella es Anna Wintour, ella es la moda.

Lleva treinta años dirigiendo Vogue USA, la revista de moda más influyente del mundo y hace tiempo que dejó de ser simplemente una periodista de moda para convertirse en un icono del fashion business. Además, desde 2013 es directora artística del grupo editorial Condé Nast.

Melenita arquitectónica y una mirada escrutadora escondida tras unas perpetuas y oscurísimas gafas de sol. Ella dice que las lleva para no evidenciar su opinión durante los desfiles, aunque puede que más bien sea para no congelar a aquel que se cruce con su mirada.

Muchos diseñadores le piden opinión sobre sus colecciones antes de presentarlas al público y son capaces de cambiar todo aquello que haga que Anna tuerza mínimamente la mueca para conseguir así su bendición. Algunos como, por ejemplo, Marc Jacobs o Alexander Wang, le deben gran parte de su éxito; ella sabe ver la valía de los jóvenes diseñadores antes que nadie. Así lo pudimos comprobar en el documental The September Issue en el que seguimos a Wintour y su equipo durante la creación del número de septiembre de 2007.

Anna Wintour tiene un sexto sentido para detectar el talento, una intuición especial para decidir que será lo próximo y un agudísimo olfato capaz de seleccionar aquello que conseguirá sumar más dólares. Esto último es, sin duda, lo que más importa y no es criticable porque, al fin y al cabo, la moda es una industria y como en todas, su principal objetivo es generar dinero.

 Como un emperador romano, Anna elige con un ligero movimiento de su manicura francesa si algo (o alguien) está vivo o muerto para la moda. No tiene piedad y son muchos a los que ha mandado a los leones sin que se le despeine el flequillo. Entenderán entonces que la directora de Vogue USA sea un personaje temido y temible. Esta capacidad de discernir entre lo brillante y lo mediocre, la determinación con la que decide y su lucidez para saber exactamente qué quiere y cómo lo quiere, son las cualidades de Anna Wintour que generan admiración y fascinación y que la han convertido en un referente de moda en todo el mundo.

Otra cuestión es que durante este proceso resulte prepotente, soberbia o déspota. Una jefa terrible por lo que dicen, ya que para muchos es un diablo vestido de Prada como el que encarnó en la gran pantalla Meryl Streep en “El diablo viste de Prada” interpretando a una despiadada directora de una exitosa revista de moda que recordaba peligrosamente a Anna Wintour.

Sin embargo, si Anna fuera menos fría y un poco más humana, ¿podría haber llegado donde está?, ¿sería Vogue USA la revista de éxito en la que se ha convertido desde que ella la dirige?

El mundo del periodismo de moda es sumamente competitivo y a pocas les tiemblan los tacones cuando se trata de pasar por encima de los demás para conseguir un ascenso. Solo sobreviven las más fuertes. Anna Wintour lo es y demuestra su poder siempre que puede.

Wintour es una esfinge, medio cuerpo Alta Costura y cabeza humana. Y, como las esfinges, esconde muchos misterios. Por citar algunos: ningún desfile empieza hasta que ella llega, nunca permanece más de 20 minutos en una fiesta, en sus oficinas ganar una talla más allá de la 36 es ganarse el despido... Muchas leyendas se cuentan sobre ella y alimentan su misterio. Es difícil descifrar dónde acaba la persona y donde empieza el personaje que conocemos.

Rumores, rumores...

El rumor de la retirada de Anna Wintour surgió hace algo más de una semana a raíz de un artículo publicado en The New York Post. Citando fuentes anónimas el artículo dejaba ver la posibilidad de que la directora de Vogue USA renunciara a su puesto este verano justo después de la boda de su hija y de cerrar el mítico número de septiembre, número que en el caso de Vogue USA es un referente de moda y tendencias a nivel mundial y sería también el número de despedida de su directora. Otro motivo que potencia la posibilidad de la próxima retirada de Wintour es que ya tiene 68 años y que tras tanto tiempo llevando un ritmo frenético, quizás le haya llegado el momento de tomarse un respiro y continuar vinculada a la moda de un modo algo más relajado. Las habladurías apuntan a que ese puesto de responsabilidad vinculado con la moda tras su abandono sea posiblemente dentro del Consejo Británico de la Moda.

Se habla también que Condé Nast, la empresa editorial a la que pertenece Vogue, está en un momento de grandes cambios forzados por sus pérdidas de alrededor de 100 millones de dólares al año. Han cerrado varias de sus publicaciones -Teen Vogue, Self, W magazine- y están haciendo cambios en su plantilla. Los chismes sobre las modificaciones en Condé Nast apuntan a que, si Anna Wintour dejara su puesto en Vogue USA, sería Edward Enninful su sucesor, él es el actual director de la revista Vogue británica y el primer hombre en dirigir una revista de moda femenina. El caso de Harvey Weinstein y la relación de amistad y laboral de Weinstein con Anna Wintour así como las acusaciones de acoso sexual a tres de sus fotógrafos favoritos y habituales colaboradores -Bruce Weber, Patrick Demarchelier y Mario Testino- también parecen favorecer la necesidad de cambio en la dirección de Vogue.

Por primera vez en mucho tiempo, tal vez la primera vez, la gente comienza a considerar la posibilidad de un mundo de la moda después de Anna. Sin embargo, no es la primera vez que surgen bulos sobre el final del reinado de Anna Wintour en los últimos años y, de momento, siempre han resultado falsos. Condé Nast, niega rotundamente la veracidad de los rumores sobre la retirada de Wintour, aunque eso de momento no conseguirá silenciarlos.

El mundo de la moda sin Anna Wintour

Además de que las peluquerías del mundo perderían a la mayor referencia de la melenita “bob” que han tenido jamás y que ya nadie, a parte de Karl Lagerfeld, llevaría gafas de sol en un desfile como ella, el mundo de la moda sin Anna Wintour será algo completamente diferente.

La influencia de la editora de moda no sólo se ha limitado a decidir las tendencias de cada temporada, sino que ha determinado el futuro del diseño de moda, sobre todo, en Estados Unidos promocionando a muchos de sus jóvenes diseñadores. También ha encumbrado desde la portada de su revista a actrices de Hollywood con un perfil muy determinado e, incluso, a deportistas de élite.

Su gala del Metropolitan Museum ha generado grandes beneficios económicos para el museo así como una repercusión del evento a nivel mundial año tras año. ¿Qué pasará con todo eso cuando Anna Wintour no esté al mando de Vogue?

Ella es, desde la desaparición de Diana Vreeland, la directora de una revista de moda más importante que ha existido. La industria de la moda ha cambiado mucho desde 1988, año en el que Anna comenzó su carrera en Vogue, puede que en la actualidad no necesite que una sola persona y una publicación ejerzan tanto poder.

El mundo de la moda sin Anna Wintour sobrevivirá, será otro diferente y seguramente eso sea lo más interesante de todo. Perder el toque made in USA y que se diversifique la atención en otras marcas y diseñadores, una moda quizás más europea y menos encorsetada a la demanda americana. Estaremos atentos a los cambios de la moda después de la era Wintour, aunque para ello primero tiene que firmar su último número de septiembre.

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