VALÈNCIA. El plan de choque del Gobierno para paliar los efectos de la crisis sanitaria en las industrias culturales ya está en marcha. Anunciado esta misma semana, el proyecto está dotado con aproximadamente 75 millones de euros, montante que se reparte entre los distintos sectores culturales y del que las artes visuales se han quedado con la parte más pequeña. Un millón de euros es la partida asignada para el arte contemporáneo, del cual medio millón estará destinado a su promoción y el otro medio a la adquisición de obras para las colecciones públicas del Estado. El proyecto, así como la diferencia con las partidas destinadas a otros profesionales, ha levantado polvareda en un sector que se pregunta si está condenado a ser la eterna cenicienta.
“La situación es dramática y nuestro sector del arte contemporáneo no está siendo apoyado, ni representado por el ministerio”. Así de contundente se expresa la galerista Rosa Santos, presidenta de la asociación de galerías de arte contemporáneo de la Comunitat Valenciana (LaVac), tras conocer los detalles de un plan de choque que no satisface unas necesidades de las que dieron cuenta en la mesa sectorial con el ministerio, conversaciones que ahora califican de “improductivas”. “No han entendido la dimensión del problema. La prueba es que la ayuda que se nos ha asignado es de un millón de euros, un 1% en relación a la ayuda global. Es muy inferior a lo esperado, sobre todo cuando nuestro PIB cultural es del 2,4%”, refleja la galerista.
Sobre el medio millón que el Gobierno ha destinado a compras en galerías de arte, Santos califica la cantidad de "ridícula" teniendo en cuenta que es la misma cantidad que ha destinado la Generalitat Valenciana a adquisición de obras de arte. Por otra parte, la partida destinada a promoción -unas ayudas ya existentes pero que pasan de 100.000 al medio millón- "siguen siendo mínimas" de acuerdo con la presidenta de LaVac. "Estas ayudas, que ya existían, se designaban a la presencia de las galerías en ferias internacionales, y resultaban ajustadas por ser nacionales. Con la ampliación se incluye en estas ayudas a la promoción a museos, curadores, artistas y al resto del sector. Todos nos hemos visto muy afectados por esta situación y es por ello que nos sentimos decepcionados porque la partida presupuestaria pretende cubrirlo todo y es imposible", explica a Culturplaza.
Pero, “las galerías son una parte importantísima pero no es el todo”. Estas palabras las firma Rafa Tormo, artista, gestor cultural y coordinador de la asociación Artistes visuals de València, Alacant i Castelló (AVVAC), que también ha recibido como un jarro de aguar fría el plan de medidas del Ministerio de Cultura. “Estamos más que indignados. Hemos estado yendo a reuniones y parece que no ha servido para nada. No se trata de rivalizar con los compañeros de escénicas o música, pero es cierto que hemos salido mal parados”. Según cuenta, es a través de la Unión de Asociaciones de Artistas Visuales que han trabajado codo con codo con la administración a través de una mesa sectorial que ha quedado, sin embargo, en papel mojado.
“Se han suspendido casi todas las ferias y exposiciones internacionales. Lo que hemos intentado explicar al Ministerio es que las artes visuales tienen una especificidad y es que las mayoría de artistas no tienen contrato. No tenemos un paraguas administrativo que nos proteja. Por eso estamos esforzándonos mucho para que el Estatuto del Artista se ponga en marcha”, recalca Tormo. Entre las medidas planteadas por la asociación se incluye una partida de ayudas para pagar al alquiler de talleres, la renta básica universal e incondicional o, en el caso de la Generalitat, la reactivación de la Mesa de la Cultura que, afirma el coordinador, ha quedado en el olvido.
Aun así, Tormo valora positivamente la puesta en marcha de las medidas de alivio al sector impulsadas por la Generalitat, como la compra de obras de arte o la convocatoria 'Cultura online' que, a través del Consorci de Museus, seleccionará cien contenidos culturales en formato digital, que recibirán 1.000 euros para cada proyecto, proyecto en cuya gestación ha formado parte AVVAC. “Nos habría gustado que otras instituciones hubieran podido desarrollar. Vemos un silencio general en otros espacios dedicados a las artes visuales”, lamenta el coordinador de la asociación, quien demanda repensar la relación entre administración y artistas hacia una apuesta por la estimulación de proyectos “independientes y con autonomía” para programar. “La administración debe ayudar a que las cosas pasen”.
La crisis sanitaria también se ha cebado con los distintos festivales que copan el calendario de la ciudad durante todo el año. Casi todos han colgado el cartel de cancelado o aplazado, una ola que también ha arrollado a Russafart. El festival, de carácter bienal y una de las pocas citas ‘urbanas’ en el ámbito de las artes visuales, tenía previsto abrir las puertas de talleres y estudios de artistas el próximo 5, 6 y 7 de junio. Sin embargo, a un mes de su celebración, han anunciado el aplazamiento “sin fecha definida” de su nueva edición. “Teníamos la ilusión de que, de marzo a junio, todo pudiese haber cambiado. De hecho, hemos mantenido prácticamente toda la planificación del trabajo, pero la inauguración se tiene que aplazar”, explica a Culturplaza el coordinador general del evento y galerista, Arístides Rosell.
La caída de un “pilar fundamental”, el de varios patrocinadores del festival, así como la incertidumbre sobre cómo materializar el mismo en pleno proceso de desconfinamiento ha llevado a los organizadores a apretar el botón de pausa de manera indefinida. “La decisión la tomamos justamente a un mes del evento por las nuevas medidas de desescalada, ¿cómo podemos garantizar su celebración? La información no está del todo clara, no podemos arriesgar toda la maquinaria de trabajo de un evento que llevamos preparando un año y medio cuando no tenemos garantías de poder realizarlo en condiciones óptimas en la fecha prevista”. La -nueva-fecha es otro de los dolores de cabeza para muchos de los eventos que han tenido que aplazarse a causa de la crisis sanitaria, un movimiento en el calendario que ha copado la agenda del próximo otoño, cuestión que no pasan por alto los organizadores de Russafart. “Ciertamente parece que habrá un overbooking a finales de septiembre-octubre, así que tenemos que intentar no solaparnos con otros eventos que ya tienen planificado. Estamos barajando posibilidades antes de fin de año, aunque todavía no hemos tomado una decisión”.
Pero Rosell no es solo coordinador de Russafart, también galerista en Imprevisual, sector que, dice, avanza “dando palos a ciegas” entre tanta incertidumbre y un paquete de ayudas del Gobierno que “no es suficiente” para aliviar a los trabajadores de las artes visuales. “El sector va a salir muy dañado de esta situación”, asevera. “La galería está cerrada desde el día 13 de marzo y así sigue. Todavía no tengo la certeza de cómo abrir, en qué condiciones. Desde el punto de vista económico para mí ha sido complicado”, relata Rosell. Por lo pronto, las artes visuales continúan, como el resto de sectores culturales, trabajando para la vuelta a una normalidad que no será tan nueva como pintaban.