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PRIMERA INTERVENCIÓN DE UN ARTISTA ESPAÑOL EN EL PALACIO

Arquitectura dentro de arquitectura: el Palacio de Ajuda acoge la muestra humanista de Damià Díaz

2/11/2019 - 

LISBOA. Figuras de dos metros impregnadas de humanismo; molduras clásicas y barrocas rescatadas de tiendas de antigüedades; cerámica, ese "material tan primigenio nuestro", e instalaciones interactivas desarrolladas con Android. Este cóctel del tiempo pasado y el arte más contemporáneo se mezcla dentro de un recipiente de estilo neoclásico: el Palacio Nacional de Ajuda, en la capital portuguesa, lugar que alberga, desde el pasado 17 de octubre, la exposición El camino de la mirada (O caminho do olhar), del alicantino Damià Díaz. Un espacio cultural e histórico "espectacular, ya que se trata de un antiguo palacio real convertido en sede de protocolo de la República Portuguesa", apunta el artista, quien ha repartido sus creaciones en ocho salas de las dos plantas: "Me ofrecieron 16 salas, de las cuales yo he utilizado ocho porque se adecuaban más a lo que quería expresar en cada una de ellas. Existe un diálogo constante con este espacio. Además, poner una escultura entorno a unos tapices diseñados por Goya es todo un privilegio", comenta emocionado. Esta es la primera ocasión en que un artista español es invitado a intervenir en el palacio ubicado en Lisboa, con obras creadas específicamente para la ocasión: "Ha sido un trabajo muy site-specific, muy preparado para el lugar. Ha sido como meter arquitectura dentro de una arquitectura", define.

El proyecto, que podrá visitarse hasta el 17 de diciembre, se enmarca "bajo el paraguas de la Mostra Espanha 2019, una iniciativa que organizan los gobiernos portugués y español cada dos años, donde ambos países intercambian actividades", informa el alicantino. El conjunto expositivo está compuesto por nueve piezas, dos instalaciones de realidad aumentada y una "gran vitrina de nueve metros en forma de donde se incluyen los dibujos y las esculturas de pequeño formato que he utilizado para el proyecto", menciona la idea de las comisarias, Lucía Ybarra y Rosina Gómez-Baeza, de explicar "el desarrollo de este trabajo, porque consideran que el proceso es muy importante", traslada.

Las obras escultóricas son un híbrido entre figuras humanas y otros elementos, a través de las cuales Díaz pretende reflejar "aquello que yo creo que está ocurriendo, como artista contemporáneo que soy. En mi trabajo siempre existe un componente de figuración humana, que supone la excusa para que, empáticamente, el espectador tenga una mayor relación con la pieza. Pero se trata de un contenido de ideas y de conceptos", manifiesta. En Desarraigo, de 2'10 metros de altura, puede contemplarse la figura de un hombre arrodillando observando una raíz que nace de su pierna. "Puede tener muchas lecturas, como la pérdida de la entidad del ser humano o, al mismo tiempo, un exceso de mirar hacia el origen", interpreta.

Entre todas las formas de individuos se presenta una que, aunque "no incorpora una figura clara, se puede suponer que podría haber alguien dentro". Jaula de oro es una pieza "compuesta por molduras barrocas y clásicas, muchas de ellas recicladas y encontradas en anticuarios que estaban en mal estado o en tiendas que cerraban. El concepto de jaula o cárcel puede ser una metáfora de aquello que nos creemos que estamos construyendo para defendernos o para ser más felices, pero que, al final, se convierte en algo más ligado a una propia opresión", hace una lectura de la realidad a través de su arte.

Díaz completa la exposición con dos instalaciones interactivas que también rezuman visión humanista y que se encuentran ubicadas en la sala del trono y la sala del baile. "Son lugares donde, normalmente, no se puede colocar ninguna pieza escultórica porque ambos aposentos los utiliza el presidente de la República para sus recibimientos institucionales, a nivel presidencial y de alto rango", explica. Sin embargo, el artista ha instalado dos piezas de realidad aumentada que han añadido "la paleta técnica a esta exposición, como un lab perfecto", valora. Para el desarrollo del proyecto, el equipo ha trabajado con el sistema operativo ios y con la plataforma Android, lo cual permite al público descargar "una aplicación a través de la cual puede interactuar con las figuras, no modificando su posición en el espacio pero sí tomándose una fotografía como si se tratase de una pieza física, aunque es una especie de escultura invisible", la tilda con humor.

El colofón a esta exhibición de gran formato -que está influenciada por Modos de ver, un libro del escritor, crítico y artista inglés John Berger- lo añade una "gran pieza de cerámica, este material tan primigenio nuestro, que he impreso de forma digital y he situado en una antigua capilla desacralizada. Estoy muy satisfecho con el trabajo y, en general, las críticas están siendo buenas", informa el alicantino. Unos resultados que derivan de la pausa, del tiempo necesario para desarrollar una exposición completa, de calidad y mimetizada con el espacio: "Mi equipo me permite estar más metido en un proceso lento, que consiste en crear ideas que voy capturando, convirtiendo y adecuando a lo que quiero decir; estas no vienen de la noche a la mañana", proclama.

El humanismo es una temática marcada en las obras de Díaz, así como la introducción de elementos clásicos y barrocos. Sin embargo, al mismo tiempo, el alicantino fusiona este tiempo pasado con materiales y tecnologías modernas. "Yo siempre he dicho que cuando apareció el óleo era high tech en el momento. O cuando Gutemberg inventó la imprenta el objetivo era fabricar biblias y fíjate la cantidad de cosas que se han podido hacer. Por tanto, yo utilizo todo aquello que me ofrece el mundo contemporáneo e intento adaptarlo a la expresión artística que me interesa. Si mañana sale otra tecnología que se acerque a lo que quiero expresar, la utilizaré sin ningún tipo de pudor, pero también sin abandonar aquellas técnicas clásicas más conocidas, como pueden ser la pintura o la escultura", deja clara su postura.

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