BERLÍN. (EFE) La canciller alemana, Angela Merkel, empezó este domingo a desvelar su concepto de reforma para la eurozona, en busca del ansiado consenso con el presidente francés, Emmanuel Macron, aunque sin desprenderse de sus líneas rojas, como el rechazo a mancomunar la deuda.
"Debemos estabilizar de forma consolidada el euro. Y los instrumentos de que disponemos hasta ahora no bastan para ello", apunta la líder alemana, en una entrevista al dominical del diario "Frankfurter Allgemeine", donde por primera vez, además de insistir en la voluntad de alcanzar un consenso con París, formula planes concretos.
El objetivo de la reforma de la eurozona debe ser lograr una mayor convergencia entre los Estados miembros y crear instrumentos tales como un fondo monetario propio, emanado del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) que se creó durante la crisis de la deuda.
Tal fondo monetario europeo funcionará con instrumentos "como los que tiene el Fondo Monetario Internacional (FMI)", prosigue la canciller, y estará en disposición de actuar "si se crean situaciones de peligro" para la eurozona.
Junto a los créditos a largo plazo, "puedo imaginarme que también se planteen líneas crediticias a corto plazo, como de cinco años para países en dificultades", afirma Merkel, para quien tales ayudas se plantearían en "cantidades limitadas" y aceptando condiciones tales como su "devolución completa".
"Estamos comprometidos con la solidaridad entre socios. Pero eso no debe derivar en una mancomunización de la deuda", sostiene, preguntada sobre el caso de Italia y las nuevas incertidumbres generadas en la euro zona con la formación del Gobierno entre los populistas Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la Liga Norte.
"Creo firmemente que se debe respetar todo resultado electoral y todo Gobierno elegido democráticamente", añade Merkel, quien previsiblemente conocerá al nuevo primer ministro Giuseppe Conte a finales de la próxima semana, en la cumbre del G7 de Canadá.
La canciller, quien hasta ahora no se había pronunciado sobre el modelo de reforma que aspira a consensuar con Macron, pero sí dejó claro que persisten "diferencias" entre su concepto y el del líder francés, habla ahora de dotar a la eurozona de un presupuesto común, aunque sin dejar claro sí debe salir del fondo de la UE.
"Tenemos que aclarar aún si éste debe administrarse dentro o fuera de los presupuestos regulares de la UE", afirma la canciller, quien sitúa el monto de eso fondo adicional para la zona euro en la "franja baja de los dígitos de miles de millones".
Ya en lo que concierne al presupuesto del bloque comunitario para el periodo de 2021 a 2027, la canciller advierte que la negociación no puede eternizarse, sino que debe quedar "cerrada" antes de las elecciones al Parlamento Europeo de 2019.
"Si seguimos aparcando las negociaciones, es posible que no seamos capaces de conceder ni una beca Erasmus más", argumenta, ya que de lo contrario no se podrán llevar adelante "importantes proyectos" comunitarios.
"Puede ser que deba retrasarse la ampliación de Frontex o que no se puedan implementar proyectos para luchar contra los orígenes de la migración (ilegal)", afirma, para añadir que asimismo podrían atascados cuestiones como los fondos estructurales o programas de investigación".
Merkel incide en esas cuestiones en este inicio de junio, mes considerado trascendental para la búsqueda de esa reforma consensuada que París y Berlín quieren presentar a sus socios en la cumbre de la UE de finales de mes.
La canciller alemana y el presidente francés se han emplazado mutuamente a lograr ese acercamiento de posturas para hacer viable una reforma que, más allá del plano estrictamente presupuestario, afecta al plano de la política de seguridad y de Exteriores.
Hasta ahora, ambos líderes han mostrado una fuerte afinidad en materia de Defensa y concretamente en lo que respecta a la creación de un grupo de intervención militar rápido, a la espera de que diriman sus diferencias en lo que compete a las Finanzas.
Según señala Merkel a ese rotativo, "en estos tiempos de inseguridad, Europa deber ser capaz de actuar en cualquier momento".
En aras de una mayor efectividad y dinamismo, la canciller apunta asimismo a la posibilidad de "reducir" el número de miembros de la Comisión Europea (CE): "Los grandes países deben estar dispuestos también a renunciar a un comisario por turno rotatorio. Eso contribuiría a mejorar la eficiencia de la Unión", sostiene.