La economía germana ha pasado de ser el motor de crecimiento del Viejo Continente a convertirse en una de las más latradas de Europa como explica el analista
MADRID. A lo largo de los últimos quince años, Alemania ha pasado de ser la potencia exportadora y motor de crecimiento del Viejo Continente a ser una de las economías más lastradas de Europa. Actualmente este ciclo podría frenarse y prolongarse en el tiempo, produciendo un estancamiento dentro de la economía germana.
Los últimos datos que ha presentado el país teutón muestran esta debilidad, ya que logró salvar 2019 por muy poco tras acercarse peligrosamente a una posible recesión. El Gobierno alemán está intentando salvar esta situación con medidas económicas centradas en superávits presupuestarios -en 2019 logró un superávit récord de 13.500 millones de euros-, cuando las medidas económicas deberían ir dirigidas a un recorte de impuestos y un mayor gasto. También cabe decir que este tipo de medidas adoptadas siguen recortando la deuda pública y proporcionando un dato de desempleo que ronda el 3,1%, es decir, próximo al pleno empleo-. Sin embargo, dar continuidad a este tipo de medidas podría frenar estos datos en el medio plazo.
La apertura comercial a la que ha estado expuesta Alemania, que la ha llevado a tener un promedio del 90% de su PIB en la suma de exportaciones e importaciones, se ha vuelto en su contra. Y es que la globalización de que la se beneficio se ha transformado en políticas económicas proteccionistas que favorecen el comercio nacional en prácticamente todas las zonas del mundo. Esta situación está llevando a que las grandes empresas industriales alemanas se queden sin socios, debido a las crecientes barreras comerciales e imposición de aranceles. Esto ha llevado a las compañías a reorganizar y redistribuir las cadenas productivas industriales provocando un serio perjuicio en la industria germana.
A todo ello hay que sumarle la competitividad creciente que tienen las compañías alemanas frente a sus homólogas chinas, que en su momento aprovecharon la globalización para ponerse al día en su deficiencia creativa y productiva. Sin embargo, en estos momentos gozan de unos productos que han mejorado la calidad de una manera considerable, equiparándose a lo demandado por el mercado. A este punto han llegado principalmente invirtiendo en I+D y consiguiendo ser mucho más competitivos; además de conseguir una mejora que no ha supuesto un encarecimiento en igual medida dentro del producto.
Dentro del sector industrial alemán hay que hacer una especial reseña a la industria automovilística donde debemos destacar la carrera por el cambio a la que se está enfrentando, con la transformación hacia los vehículos eléctricos. Según los últimos estudios, el impacto que podría tener la total implantación de plantas de producción de este último producto sería de una pérdida de unos 410.000 puestos de trabajo dentro del sector. No hay que olvidar que la fabricación de los componentes de un motor eléctrico son menores y por ende se necesitaría una menor mano de obra.
En términos generales la innovación también está siendo un lastre para una economía, la alemana, que está muy por detrás de países como Estados Unidos y China donde la inteligencia artificial es común y dista mucho de los últimos estudios empresariales que han salido en Alemania. Unos análisis que demuestran solo una de cada cuatro empresas alemanas es lo suficientemente innovadora como para ser competitiva.
A todo este tipo de circunstancias debemos añadir que cada vez es más difícil encontrar personal cualificado para llevar a cabo ese proceso de innovación tecnológica. Un aspecto motivado principalmente por la reducción de la mano de obra y el envejecimiento de la población, un problema generalizado en prácticamente toda Europa.
Lo positivo es que la economía alemana todavía tiene margen de maniobra para poder mejorar y debería tomar medidas para solventar esta circunstancia; pero la realidad es que de no mejorar la economía que ha distorsionado en gran medida los datos europeos en los últimos años-de manera positiva-, podría provocar una circunstancia negativa sin precedentes en el Viejo Continente y, por ende, a escala global.
Aun en este tipo de circunstancias debemos de tener en cuenta que su mercado de valores está cerca de máximos históricos, niveles que no veía desde finales de 2017, lo que hace presagiar que todas las circunstancias negativas que podrían estar por venir todavía o están descontadas por el mercado. Además conviene recordar que el grado de liquidez que reina en el mercado -analizando la rentabilidad existente dentro de los activos financieros- provoca que la renta variable sea el activo más atractivo para cualquier inversor.
Jorge López es analista de XTB