El que fuera jefe del Consell se ratifica en su implantación de las denominadas "líneas rojas" contra la corrupción: "Las personas investigadas difícilmente pueden tener cargos de relevancia; lo decía antes y lo digo ahora"
VALÈNCIA. En 2021 se cumplen 10 años desde que Alberto Fabra (Castelló, 1964) accedió a la Presidencia de la Generalitat, cargo que ocupó hasta 2015 para dar paso "con normalidad", según remarca él mismo, al actual jefe del Consell, el socialista Ximo Puig. El actual senador del PP vivió durante su legislatura momentos, admite, muy convulsos a nivel político, aunque más lo fueron a nivel personal hace escasos meses, cuando permaneció casi un mes ingresado por coronavirus tratando de luchar por su vida.
– ¿Como está?
– Bueno, ya absolutamente recuperado, porque queda como muy lejano todo aquello. Pero te das cuenta de la gravedad que tiene este virus y de lo vulnerables que somos como sociedad. Nadie podía pensar que algo pusiera en jaque todo lo que somos como sociedad civilizada y moderna. Y la verdad es que esto ha trastocado absolutamente los deseos y los sueños de las personas, y la realidad. A mí me dio al principio y como muchos otros pensaba que esto iba a las personas más mayores. Y además haciendo deporte, estando físicamente bien, pensaba que no me podía afectar. Tuve una carga viral importante y eso hizo que se agravara, me provocara una neumonía bilateral y tuviera que estar en la UCI un par de semanas. Pero me recuperé bien, físicamente no tengo secuelas y ya desde después del verano, haciendo vida normal.
– Con lo que ha vivido, ¿cómo ve las decisiones que se están tomando en general, tanto desde la sociedad como desde los gobiernos? ¿Considera que hay irresponsabilidad? ¿La gente aún no sabe lo que hay a pesar de todo lo que se cuenta?
– Sí. Esto es como todo, a no ser que lo tengas cerca no eres consciente de la gravedad que tiene el coronavirus. Se cree que va a gente mayor o a los que no cuidan las medidas de prevención o no cumplen las restricciones. Uno piensa que siempre lo está haciendo bien y no siempre lo hacemos bien, lógicamente. En cuanto a qué hay que hacer, la decisión es muy complicada. Lo que no me parece lógico es que cada territorio de España vaya a tomar unas medidas en función de lo que crean sus gobernantes. Debería haber un criterio técnico para que, en función de la incidencia, se implantaran una serie de restricciones. Que todo fuera negociado con las Comunidades Autónomas en cuanto al marco normativo de actuaciones, pero con unanimidad. No puede ser que cada uno vaya tomando medidas como cierres de hostelería, horarios distintos, confinamiento y actuaciones diferentes en cuestión de kilómetros de una frontera a otra del territorio. No tiene ningún sentido.
Y luego es necesaria mucha responsabilidad por parte de todos, no queda más remedio. Es algo que venceremos, claro que sí, pero lo tenemos que hacer dejando a los menos compañeros posibles por el camino. Los que son asintomáticos, especialmente los más jóvenes, han de ser conscientes de que ellos, como portadores del virus, pueden contagiar a sus padres, a sus abuelos... y no tienen la misma capacidad e inmunidad que ellos para poder contrarrestar al bicho.
– ¿Qué sensaciones recuerda de su ingreso y de su posterior alta?
– Cuando empecé a tener los síntomas, me sometí a un confinamiento voluntario. Estuve en casa sin salir, notaba que tosía un poco más, tenía algo de fiebre, pero ya está. Al final, la noche del 18 de marzo fui a urgencias, donde ingresé, me realizaron una PCR cuyo resultado supe al día siguiente, y me hicieron una placa. Yo pensaba "¿para qué?, si esto se asocia a una gripe", que era lo que nos decían entonces. Pero me detectaron neumonía bilateral. Yo no era consciente de que esto podía derivar en eso. Ni creo que nadie, porque no se decía nada en ese momento. A raíz de ahí ya vieron que tenía coronavirus y me aislaron en una habitación y a los dos días vieron que saturaba mal. Ahí ya me metieron en la UCI, donde estuve dos semanas con coma inducido. Desde ese momento no me acuerdo de nada. Lo que ocurrió es que tuve un un sueño paralelo. Yo no sabía dónde estaba, pero en mi interior vivía una experiencia donde luchaba también por mantenerme en vida. Era curioso porque esa vivencia estaba vinculada a la necesidad de resistir. Sabía que me enfrentaba a algo, no sabía qué, pero tenía que luchar contra eso. Y es lo que me mantuvo ahí. Luego ya, a las dos semanas, me dieron el alta en la UCI y subí a planta. Después, a raíz de los whatsapp, SMS y llamadas que tenía, empecé a ser consciente de la gravedad. Estuve allí varios días más y salí después de un mes en el hospital con falta de masa muscular, no me podía ni poner de pie. Luego precisé recuperación, pero todo bien y sin secuelas.
"TUVE UN UN SUEÑO PARALELO EN EL QUE LUCHABA TAMBIÉN POR MANTENERME EN VIDA. ESO ES LO QUE ME MANTUVO AHÍ"
– Ahora ha vuelto al Senado, donde lleva varios años. Una Cámara cuyo papel y cuya existencia es cuestionada permanentemente y se ve, incluso, como un retiro dorado para expresidentes.
– Tal como está configurado, es una Cámara de doble lectura, con un carácter más territorial, y donde sin tener tanta presión mediática y quizá por mayor tranquilidad con el día a día que en el Congreso, es mucho más reflexiva. Y sirve, o debe de servir porque no siempre ocurre así, para mejorar las leyes en un clima de menor agresividad política y con más conocimiento. En el Senado, por lo que estaba comentando, hay muchas personas que hemos pasado por responsabilidades importantes, como alcaldes, presidentes de diputación o de comunidades autónomas que podemos aportar esa experiencia para aplicarla a las leyes.
– Sin embargo, hemos tenido dos ejemplos recientes, la ley de Presupuestos y la llamada ley Celaá, en las que no se ha aceptado una sola de las miles de enmienda del Senado.
– Por eso le digo que no siempre, y precisamente tenía en mente esos dos casos. Creo que es un error por parte del Gobierno querer acelerar los plazos aprovechando una situación paralela que es la de la pandemia. El estado de alarma no está para intentar evitar el control parlamentario ni la aportación que se pueda hacer desde el Senado o de otros organismos. No tiene sentido, porque te preguntas "¿oye, y qué hacemos aquí?". Si usted lo que no quiere es que haya aportaciones, entonces pasa a ser simplemente cubrir un mero trámite.
– La perspectiva da muchas veces miradas diferentes de las cosas. Pasada una década de su etapa al frente de la Generalitat, ¿qué balance hace?
– Fue una etapa muy complicada, muy, muy difícil. Quizá en el día a día era medio consciente, pero luego, viéndolo con un poco de lejanía, me doy cuenta de la gravedad de la situación y de la necesidad de tomar decisiones muy complicadas, aunque no tenía más remedio. La Comunidad Valenciana tuvo una caída muy importante de ingresos, al igual que toda España, pero especialmente la Comunidad. Aquí somos una economía muy dinámica y en momentos de recesión sufrimos mucho. Por contra, también quedaba la esperanza de saber que por ese dinamismo de nuestra economía podíamos salir antes de la crisis.
Eso es lo que intentamos fijar en todo ese periodo. Había que reducir el gasto, porque era fundamental para llegar a lo que era el prioritario, y poner las condiciones necesarias para esa reactivación de la economía. Pudimos ir mejorando esa situación y acabar mejor que como empezamos y con una tendencia de crecimiento, de recuperación de empleo y de mejora de las condiciones de vida que en parte justificaron el hecho de haber tomado medidas tan complicadas.
"NO CAMBIARÍA NADA DE MI MANDATO; TOMÉ DECISIONES ACORDES A LAS CIRCUNSTANCIAS QUE VIVÍAMOS"
– La imagen de su salida tuvo una connotación importante. El PP dejaba de gobernar después de muchos años, pero la normalidad del traspaso de poderes a Ximo Puig fue incluso remarcada por el PSPV. ¿Qué recuerdos tiene de ese día?
– Los políticos y los que tenemos responsabilidades importantes debemos dar normalidad a la propia política y, sobre todo, a las instituciones. Con lo cual el traspaso de poderes, guste más o guste menos, ha de hacerse con absoluta normalidad y facilitando las cosas. La política es alternancia, la democracia es alternancia, y debemos ser conscientes de que igual tenemos que estar en el Gobierno como en la oposición. A pesar de que siempre es duro hacerlo después de haber ganado las elecciones sin poder conformar gobierno. Por eso facilitamos el hecho de que ese traspaso pudiera ser acorde a una institución como es la Generalitat. Todo esos días fueron complicados e intentamos ofrecer esa imagen de que en política se ha de estar siempre a buenas y a malas. Otra cosa es lo que tú lleves en el interior... pero como pasa en cualquier profesión. Las cosas siguen al día siguiente.
– ¿Cambiaría algo de su mandato?
– No, yo no soy de las personas que miran al pasado para intentar cambiarlo. Me gusta analizar las situaciones y estoy convencido de que me equivocaría como cualquier persona. Pero las decisiones que tomé las tomé acordes a las circunstancias que vivíamos y a las necesidades que teníamos. El tiempo a lo mejor ha juzgado si me equivoqué o no. Intenté ser muy reflexivo para por lo menos tener la conciencia tranquila.
– La figura del expresidente también es muchas veces consultiva. ¿Ximo Puig ha acudido alguna vez a usted para que le asesorase en algo?
– Sí, sí. La relación con Ximo Puig es buena y he estado con él alguna vez. Me ha llamado y he acudido. No para nada en concreto, pero sí para analizar la situación. Y lo veo con esa normalidad que antes comentaba. Al igual que sucede con compañeros de partido. La visión después de haber pasado por la Presidencia te permite tener un análisis más sosegado, más a largo plazo y no sujeto a la inmediatez, que muchas veces es lo que los políticos usamos muchas veces para buscar una solución rápida. Creo que esa experiencia, ese conocimiento de las cosas, especialmente aquí en la Comunidad Valenciana, y esa aportación es obligada en cualquier caso.
"AQUELLOS QUE CRITICARON QUE NOSOTROS QUISIÉRAMOS REBAJAR EL PERSONAL DE CANAL 9, LUEGO HAN HECHO UNA TELEVISIÓN CON TODAVÍA MENOS"
– Usted ha dicho que no se arrepiente de decisiones de su mandato y una de las más polémicas fue el cierre de Canal 9.
– No me arrepiento en aquellas circunstancias, porque nosotros no éramos partidarios de cerrar Canal 9 sino de hacer un ERE, que no se negoció. Luego, al tomarse unas decisiones que modificaron esa situación, se produjo el fallo por parte del TSJ. En aquellas circunstancias no quedó más remedio que proceder al cierre porque no podíamos incluirlo dentro de presupuesto. Tengan en cuenta que esto era diciembre, el presupuesto ya estaba en marcha y no cabía volver al gasto que suponía con el 100% del personal. Es curioso, nosotros quisimos hacer una televisión que no aceptaron los partidos del Botànic ni el personal de Canal 9, pero luego la propuesta de televisión que sacaron aquellos que nos criticaron era de menos personal que el que nosotros proponíamos y nadie dijo nada. Lo digo porque cambia mucho estar en la oposición a estar en el gobierno. Y acuérdense de las concentraciones, de la presencia de los sindicatos, de los compromisos y promesas de ellos... No se quién se equivocó, si yo o ellos, pero desde luego nosotros queríamos hacer una televisión más pequeña, que es la que ahora está en marcha.
– Con usted también se implantaron las denominadas líneas rojas ante la avalancha de casos de corrupción en su partido. Con el tiempo se están llegando incluso a cuestionar. ¿Cree que hizo bien? ¿Siente que se cometió algún exceso con algún compañero o que era lo que tocaba?
– Bueno, los que más criticaron son los que están en el Consell y no han mantenido ese criterio que tanto reclamaban entonces. Yo entiendo que los representantes públicos hemos de ser ejemplares. Por ejemplo, no me veo saltándome un confinamiento cuando a los demás les pedimos que no lo hagan. Hemos de ser ejemplarizantes para el resto de los ciudadanos a todos los niveles de comportamiento: ético, cívico y político. Políticamente te puedes equivocar, lógicamente, y nos habremos equivocado, pero para eso los ciudadanos tienen la posibilidad de cada cuatro años elegir en las urnas. Pero debemos ser una referencia, y personas que estaban en procesos de investigación judicial difícilmente podían tener cargos de relevancia. Lo digo antes y lo digo ahora. No tiene ningún sentido que cargos que van a ser procesados sean mantenidos por aquellos que cuestionaban el estar investigados o imputados, y esto sucede en el Gobierno autonómico y en algunos municipales.
Aquellos que criticaban el aforamiento y que ahora se acogen a él para no tener que presentar su dimisión, ¿cómo quedan? Creo que uno debe ser coherente. Yo creí que había que ejemplarizar la vida política en una situación tan convulsa como la que vivimos y estoy seguro de que algún exceso se cometió, pero también pienso que hay que saber resarcir después. Yo con alguno lo hice.
– Esa idea, sin embargo, no parece que haya triunfado mucho entre los partidos y no suelen producirse dimisiones.
– Es que no dimiten los que antes lo exigían. Yo tengo algún compañero en el Senado que por ser investigado presentó la dimisión no hace mucho. Hay que ser coherente, y eso de cambiar de criterio en función de la conveniencia no es algo que se haya de trasladar a los ciudadanos. Al final, en estos momentos, la credibilidad de los políticos está bajo mínimos y no es bueno. Vemos cómo se miente, cómo se hace justo lo contrario a lo que hace dos días estaba diciendo. Eso no genera ningún tipo de confianza, y al final el ciudadano lo que quiere del gobernante es que se lo haga fácil. Y sin embargo estamos viendo cómo la mentira se ha instalado dentro de la política y no tiene consecuencias, cómo lo que se decía en la oposición no tiene nada que ver con lo que se está haciendo en el Gobierno.
– Ha dicho que también hay que saber resarcir después a quien se le aparta por estar investigado pero queda indemne. ¿Considera que se ha resarcido a todo el mundo en su partido?
– Dentro de esa necesidad de dar ejemplo, también hay que saber que se puede estar dentro de una investigación judicial que luego queda en nada. Aquí se ha demonizado, la pena de telediario ha pesado mucho y se buscaba el titular. Eso también hay que evitarlo. Pero a una persona que está siendo investigada por un proceso que luego quedará como quedará, al menos debes alejarla de primera línea de la política por esa ejemplaridad. Debemos, entre todos, devolver la dignidad a la política y que sea vista con respeto y comprensión por parte de los ciudadanos.
– Su contexto tampoco fue fácil porque no se trató de uno, sino de muchos casos de corrupción.
– Sí, pero bueno, vale para lo mismo. Para muchos casos o para uno solo.
– En esa línea roja que usted implantó, ¿cómo quedaría un presidente cuyo hermano ha sido imputado por las relaciones con la administración que él dirige?
– Dentro de lo que acabo de decir lo tendría muy complicado. Porque tú ahora vas y le preguntas al de ahí fuera y no lo entendería. El problema es que muchas veces intentamos vivir en una burbuja dentro de las instituciones y nos falta pisar calle y preguntarle al de fuera lo que piensa sobre lo que nosotros creemos que hacemos bien y está justificado por encima de todo. Y desde luego, intentar excusarse o esconder la realidad no es bueno.
– Usted vivió junto a Rita Barberá en el Senado una etapa muy complicada para ella meses antes de su fallecimiento, investigada por el caso Taula y apartada por el PP. ¿Qué recuerda de esos momentos? ¿Qué relación tenían? ¿El partido debió actuar de otra manera?
– Fue una injusticia. Era una época en la que a través de la pena del telediario se condenaba a la gente. Afortunadamente, ahora estamos más tranquilos, pero aquellos que en su día propiciaban esa condena, ahora no están cumpliendo nada con los casos internos que tienen. Lo de Rita fue una injusticia porque a la gente le puede gustar o no cómo actuó, pero lo que ha hecho ahí está. Y ella supuso un antes y un después para la ciudad de Valencia, para el PP de la Comunidad Valenciana y a nivel nacional. El partido actuó en función de las circunstancias y acorde a lo que se estaba viviendo. Esa línea roja de la que antes hablábamos se empezó a aplicar aquí, pero luego pasó a nivel nacional y tuvo como consecuencia que se le pidiera que mientras estuviera investigada pasara al grupo mixto.
Los compañeros en el Senado intentamos actuar con cierta normalidad con ella a pesar de las circunstancias. Por ejemplo, los senadores de la Comunidad Valenciana del PP siempre comíamos juntos y lo seguíamos haciendo con ella. Pero fue una situación injusta que ya está olvidada y hubo una persecución tremenda por parte de los medios de comunicación. Prácticamente no podía salir de casa. Fue, desgraciadamente, la noticia, y creo que ese es el clima debemos evitar. Cualquier persona puede estar investigada, se puede mantener esa ejemplaridad a nivel político, pero a la vez hay que quitar tensión y hacer posible que esas situaciones no se vuelvan a dar porque no es justo. Y luego se ha intentado demonizar toda su gestión. Errores podemos haber cometido todos, pero creo que la prueba de lo que era antes Valencia a lo que es en estos momentos tiene mucho que ver con el trabajo que hizo Rita y el PP.
"SI CINCO AÑOS DESPUÉS NO HAS CORREGIDO ALGO QUE CONSIDERAS QUE ESTABA MAL, NO TIENES CAPACIDAD DE GOBERNAR"
– Usted también fue conocido por su tijeretazo al sector público en mitad de la crisis. Ahora se achaca especialmente a su etapa las debilidades actuales de la Sanidad y la Educación. ¿No se podría haber hecho de otra manera?
– En aquel momento no. Como en cualquier empresa o economía familiar, tienes que vivir acorde con los ingresos que tienes. Si caen los ingresos, tienes que ajustar y nosotros lo hicimos básicamente el sector público, pero no en aquello esencial porque priorizamos la educación, la sanidad y las políticas sociales. Nos apretamos el cinturón todos, como lo hicieron las familias y las empresas. Que más de cinco años después se quiera justificar que lo que se está haciendo ahora no dé los resultados que esperan en base a lo que tuvimos que hacer entonces, me parece fuera de lugar. Si cinco años después no has corregido una situación que tú consideras que estaba mal, háztelo mirar, porque entonces estás demostrando que no tienes capacidad de gobernar.
– ¿Cuándo cree que lo hizo mejor la Unión Europea, cuando en su etapa no permitió a la Comunidad Valenciana ni a España endeudarse para afrontar una crisis o ahora que, digamos, ha dado un poco de barra libre?
– En aquella situación eran solo algunos países de la Unión Europea, especialmente los del Sur, los que estaban pasando por esa situación económica. En la pandemia actual, es todo el planeta y, por tanto, toda la Unión Europea. Con lo cual han sacado unas medidas ex profeso para esto y cada uno las está aplicando de una manera. Vamos a ver si lo que se hace en España da los mismos resultados económicos en cuanto a recuperación que pueden darse en Alemania o en Francia. Con los presupuestos tememos que no va a ser así, porque las previsiones de crecimiento, dice el Gobierno ya este mismo mes de enero, al inicio del ejercicio, no se van a cumplir.
Aun así, los recursos ahora tampoco son ilimitados. Al final, la Unión Europea te va a exigir y lo que no vale es seguir gastando mucho más de lo que ingresas. No puedes ir incrementando el déficit de forma permanente porque eso no te lo va a permitir nadie. Ahora las circunstancias te dejan contar con un dinero, cuyo uso debes justificar, y destinado a la recuperación económica. Pues eso es lo que hay que hacer. Habrá que presentar proyectos vinculados con la transición ecológica, con todos los procesos que permitan dar una nueva dirección a la economía para modernizar todas nuestras estructuras. Eso es lo que debemos aprovechar los gobiernos, intentar que ese dinero, que bienvenido sea, sirva para mejorar las condiciones de vida y de bienestar para ahora y para el día de mañana.
"LO QUE ESTÁN HACIENDO CON LA FINANCIACIÓN ES TOREARNOS"
– Ya en 2012, su Gobierno empezó a reclamar la financiación autonómica y entregó informes a Montoro, pero llevamos casi una década en la misma situación. Usted que ahora lo ve desde Madrid, ¿cree que realmente hay conciencia y voluntad de cambiar este problema o aquí se ve muy gordo y allí da igual?
– Bueno, es que aquí se ve gordo en función de la época y del Gobierno. Y en Madrid no se le da la misma importancia que aquí. El Gobierno central no te va a dejar caer, pero también te va a exigir. Esto no es "yo gasto lo que quiero y luego ya Papá Estado me dará el dinero". Te va a obligar a que tú tengas que mantener una serie de cumplimientos económicos, que eso lógicamente te condiciona. Pero yo veo muy difícil este tema y lo que se nos está haciendo es torearnos. ¿Cuántas veces nos han dicho que esto se va a resolver? Hace más de un año afirmó el Gobierno que ya teníamos el esqueleto de la financiación y que se iba a presentar en septiembre. No lo hemos visto, pero es que no sabemos nada de nada. Había acordado un comité de expertos que ya trabajó en su día. ¿Qué ha pasado con ese documento?
A mí la sensación que me da es que nos van a seguir dando largas y que esto no se va a resolver. Y la Comunidad Valenciana tiene un déficit. Otra cosa es que teniéndolo tú no ajustes tu presupuesto. Tienes que hacer un presupuesto, negociado con el Ministerio de Hacienda, que contemple ya la situación de resarcimiento que va a haber con ese nuevo modelo. Pero no venga diciendo hoy 1.300 millones de euros, mañana 1.500 y pasado 1.700. Debemos ajustarnos a la cantidad que ya de por sí tendríamos que saber cuál es. Y desde luego ni el Gobierno de aquí está haciendo ningún esfuerzo por reclamarlo, ni el de Madrid por solucionarlo.
– Isabel Bonig repite mucho en sus mitines que algún día llegará el reconocimiento de su etapa al frente del Consell. ¿Siente que nunca se lo han reconocido?
– Yo a Isabel le agradezco sus palabras porque ella fue partícipe de aquella situación tan complicada. Nuestro objetivo era dejar la Comunidad Valenciana mejor que como la encontramos. Y eso no fue nada fácil y tuvimos que hacer muchos ajustes, pero no hubo ningún niño o niña que se quedara fuera de ningún colegio, ni nadie que tuviera que ser hospitalizado que no fuera atendido, y se ayudó a las personas necesitadas. Los ajustes básicamente fueron en el sector público, fuimos la comunidad que más redujo su peso el presupuesto de toda España. También era cierto que era la que más deberes teníamos encima de la mesa. Pero sobre mi etapa, lo importante es tener la conciencia tranquila y yo la tengo, mi gobierno la tiene y el PP la tiene. Hicimos lo que teníamos que hacer y conseguir que, a pesar de las circunstancias, las cosas funcionaran.
– ¿Cómo ve que ahora se haya engrosado el sector público?
– No tiene sentido. Si estás reclamando financiación, no tiene sentido que tú engordes la arquitectura institucional. ¿Todos esos organismos sirven para que el ciudadano viva mejor? No. Lo único que hace es incrementar el gasto público.
– ¿Cómo se siente el hecho de ser el único presidente de la Generalitat del PP no investigado en casos de corrupción?
– Deseo que el resto de mis compañeros, tanto Eduardo Zaplana como Paco Camps, acabado todo este proceso de investigación, puedan quedar absueltos. Lo deseo personal y políticamente. Creo que ser el único sin estar en esa situación no es motivo para enorgullecerse ni para sentirse mejor. En el caso de Paco, ha habido muchos procesos abiertos y al final han sido archivados, pero nadie ha pedido perdón. Desgraciadamente, los que hemos estado en política somos conscientes de que la persecución se da y que luego nadie pide disculpas.
– Precisamente sobre Camps se está especulando una vuelta a la política. ¿Qué opina?
– En estos casos se han de dar la voluntad personal y la aceptación del partido. Yo he estado en el Senado estos años y he visto cómo había compañeros de otras comunidades que han dejado de estar por la renovación interna que ha habido dentro de la formación. No sólo está pretensión de la persona, sino que luego el partido decida qué personas son mejores para el momento. Las circunstancias mandan, aquí y en cualquier caso.
– ¿Es usted más partidario de que cuando uno acaba su etapa de responsabilidades es mejor permanecer en segundo plano?
– Sí, yo creo que después de la experiencia vivida nuestra misión es aportar, con tranquilidad y serenidad, para que tanto los partidos como la propia sociedad nos vea como gente que podemos quitar tensión, aportar ideas, propuestas con la visión a medio plazo y no con esa inmediatez que el político en activo tiene. Creo que es bueno siempre servir y en este caso, puedes seguir siendo útil con esa tranquilidad o ese segundo plano, con esa aportación de experiencias que pueden beneficiar más a la política que quizá otros papeles.
– ¿Cómo valora el liderazgo de Isabel Bonig estos años al frente del PPCV y la posibilidad de que para el congreso regional pueda presentarse Carlos Mazón?
– De eso último se habla mucho, pero yo no voy a entrar a especulaciones ni debo. En cuanto a Isabel, ha tenido que liderar un partido que salió de un Gobierno con procesos judiciales y momentos muy difíciles. Creo que le tenemos que estar agradecidos por ese esfuerzo personal. El partido sabemos que que seguirá. Las personas que estamos como afiliados o como cargos debemos ser conscientes de que nuestro paso por la política es de aportación y de intentar hacer siempre que el PP vaya hacia arriba. Creo que eso ella lo tiene muy claro y es lo que ha hecho, tragando situaciones muy difíciles, pero dando la cara siempre. Además, yo siempre trato de poner en valor el trabajo del anónimo concejal de pueblo pequeño, del alcalde o portavoz que no tiene horario, al que la política le cuesta dinero y que representa su esencia. Y hablo de gente de todos los partidos.
– ¿Qué le falta al PPCV ahora?
– Las circunstancias no sólo se limitan a lo que pueda pasar en la Comunidad Valenciana. Creo que el PP ha tenido una transformación y una renovación importante y eso afecta también a la marca. Las expectativas ahora son mejores que antes. Aquí ya no sólo es suficiente lo que haces tú, sino lo que la marca arrastre. Y la suma es lo que cuenta.
– ¿Y por qué lado le preocupa más que pierdan votos, por el de Vox o por el de Ciudadanos?
– Yo veo las actuaciones de Vox tanto en el Congreso como en el Senado y me gustaría que sus posibles votantes también lo hicieran y vieran la diferencia con los cargos del PP. A lo mejor se llevarían una sorpresa muy grande y verían que el voto donde mejor está para representar una idea política, unos valores, unos principios, es en el PP. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo, como es construir una casa donde quepan todas las personas que tengan una visión liberal de la política. Eso es el centro derecha, y ahí tenemos que dar cabida a todas aquellas personas que piensen así. Lo conseguimos en su día y lo tenemos que volver a hacer. Si fraccionados el voto quienes salen ganando son los de enfrente. Y eso nos lo tenemos que hacer mirar. Creo que fue muy importante el discurso que hizo Pablo Casado en la moción de censura, dejando muy claro cuál es el papel del PP. Estamos ampliando nuestra base, haciendo posible que todo el centro derecha esté dentro del partido y eso es lo que el votante tendrá que ver para elegir.