Millones de mujeres se habrán levantado muy temprano esta mañana en todo el mundo y después de atender a sus familias pondrán rumbo a sus trabajos en el campo, en fábricas y oficinas, en domicilios particulares o en los despachos de dirección de grandes empresas.
Esos millones de mujeres, ya bien metidos en el siglo XXI, continúan llevando sobre sus hombros el peso de muchas economías familiares superando las dificultades de cada jornada y estrellándose en cada momento con las estadísticas y los demoledores datos que nos revelan.
Hoy, 8 de marzo, se vuelve a conmemorar el Día de la Mujer Trabajadora, pero un simple repaso de titulares de prensa nos puede refrescar la memoria para poner una vez más los pies en el suelo. El salario de los hombres españoles es un 19,3% superior al de las mujeres, mientras que en Europa esa diferencia se sitúa en el 16,3%, leo en una noticia reciente de un periódico de información económica. Ese 16,3% supone que las mujeres trabajan gratis 58 días al año.
En el ámbito de la terrible crónica negra de la violencia de género, este año de 2017 ya va camino de superar todos los récords con una veintena de mujeres brutalmente asesinadas a manos de sus parejas, dato que tiene todos los visos de acabar superando la trágica cifra de 44 víctimas de la barbarie machista registrada durante el año pasado.
Y por si todo esto fuera poco, el eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke, conocido por sus comentarios racistas, sexistas y antisemitas, suelta sin vergüenza en el Parlamento Europeo que "las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes", lo que ha motivado que la eurodiputada socialista Iratxe García haya reaccionado exigiendo una dura sanción por sus intolerables exabruptos.
Este panorama resulta desalentador, pero no debemos dejar de pelear por mejorarlo y tampoco hacer de menos una conmemoración como la de hoy, porque las manifestaciones y la exteriorización de los sentimientos y de la rabia que experimentamos ante situaciones como las que sufren las mujeres nos ayuda a seguir peleando para contribuir a cambiarlas en el ámbito de nuestras competencias.
En este sentido, en el pleno del pasado 27 de febrero se leyó una declaración institucional por acuerdo de todos los partidos políticos representados en el Ayuntamiento ilicitano, que rinde homenaje a las mujeres del mundo que luchan por sus derechos y reconoce el feminismo como "una cultura y una filosofía basada en valores muy necesarios para toda la humanidad". Y también establece 10 puntos de acción entre los que se encuentra la puesta en marcha del I Plan Municipal contra la violencia de género (2017-2019), respaldar campañas de información dirigidas a la población inmigrante, introducir medidas para conciliar la vida laboral con la familiar o priorizar en el nomenclátor de las calles el nombre de mujeres que hayan sido representativas o relevantes en el municipio, entre otras muchas.
Estoy convencido de que esta declaración es un buen marco de referencia para trabajar durante todo 2017 y llegar al próximo 8 de marzo en mejor situación cada año. De hecho, el plan municipal contra la violencia de género destaca que el Ayuntamiento establece acciones en áreas que van desde la sensibilización, información e investigación, hasta prevención, atención integral, coordinación institucional e inclusión de las víctimas en la vida diaria de la sociedad ilicitana. Se prevén campañas, talleres y actuaciones policiales y de los servicios sociales, entre numerosas propuestas, con el fin de contribuir desde lo municipal al objetivo de todos y todas de acabar con esta lacra.
En síntesis, comparto plenamente la reflexión de la actual presidenta de Chile, Michelle Bachelet, cuando aseguraba recientemente que "no puede haber paz ni progreso ni igualdad sin los mismos derechos y plena participación de las mujeres; y no puede haber igualdad de género sin el goce de las mujeres de sus derechos reproductivos, su derecho a la salud sexual y reproductiva, esenciales para el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género".
Queda mucho camino por recorrer, pero cada 8 de marzo debe suponer un acicate para revisar lo que hemos hecho, corregir errores y abrir nuevos campos de acción dirigidos a transformar las leyes y las políticas y, ante todo, las costumbres y la cultura, para que las mujeres puedan desarrollarse plenamente con seguridad, libertad y equidad. Y como indicó la presidenta chilena en su discurso ante la ONU en el acto conmemorativo del 8 de marzo de 2013 "hoy, en el Día Internacional de la Mujer, y todos los días, comprometámonos individual y colectivamente a hacer todo lo posible por promover y proteger los derechos de las mujeres de modo que cada niña y cada mujer pueda vivir libre de violencia y discriminación. Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, y todos los días, marchemos con valor, convicción y compromiso hacia el futuro".