ALICANTE. Hace una semana que por primera y única vez el Hércules se manifestó en relación con la deuda de 6,9 millones de euros que le reclama la Comisión Europea.
Lo hizo por medio de Juan Carlos Ramírez que no ostenta legalmente responsabilidad alguna en el club, si bien eso no puede sorprender a nadie teniendo en cuenta que la entidad la "gobierna" un Enrique Ortiz que además de no ser el dueño no figura tampoco en papel alguno.
Ramírez dijo que no hay intención de pagar y que le reclamen el dinero a la Fundación.
Sus argumentos son que el Hércules no participó en la operación declarada ilegal y que además es una deuda anterior al concurso. Es decir, dos argumentos de entrada enfrentados toda vez que si quien a juicio del club blanquiazul tiene que pagar es la Fundación qué más da si la deuda es anterior o no al concurso del Hércules...
Pero la anterior contradicción queda en anécdota comparada con el hecho de que la Comisión considera a la Fundación Hércules de Alicante un mero instrumento de la empresa (el club) y que, por otro lado, estemos ante un derecho de crédito que nació el pasado julio, cuando el convenio de acreedores fue aprobado por sentencia del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Alicante en enero de 2013...
Valencia, Elche y Hércules recibieron a ojos de la Comisión Europea una ayuda económica ilegal que esta les obliga a devolver. Es decir, los tres parten del mismo punto pero no están ni mucho menos en la misma situación y con ello no me refiero a su solvencia y tampoco a que a diferencia del Valencia, nadie del Consell vaya a recibir a representantes del Elche y el Hércules estos días (tampoco es que se lo hayan pedido) para tratar el tema (por cierto, desde la Generalitat nos negaban tajantemente este lunes que vaya a haber una estrategia conjunta con el club valencianista), teniendo presente la particular actitud que han mantenido con el gobierno autonómico: ahí están, por ejemplo, los más de 30 millones de euros de dinero público que sus respectivas fundaciones adeudan a las arcas públicas desde hace seis años y que en los últimos 18 meses tampoco han tratado de devolver; la impugnación de la subasta del paquete mayoritario de las acciones del Elche o la estrategia de Aligestión de primero declararse en concurso y luego recurrir hasta el Tribunal Supremo para no pagar al Instituto Valenciano de Finanzas.
Es importante tener claro que el Valencia no entró en concurso, el Elche estaba en fase de negociación de su convenio de acreedores cuando nació la deuda que reclama Bruselas y el Hércules, por mucho que se empeñe Ramírez en lo contrario, estaba y sigue en fase de cumplimiento del suyo.
Y también que lo importante, en el caso del Hércules no solo radica en si se paga o no antes del día 5 que como ya hemos contado en Alicante Plaza, si no se hace existe un altísimo riesgo de que Bruselas lleve el club a liquidación porque lo considera para estos casos una solución. También gira sobre si esta deuda que reclama la Comisión es un crédito concursal o por el contrario un crédito contra la masa: hay mayoría abrumadora de opiniones respecto a que se trata de lo segundo, lo cual sería una muy mala noticia (habría que pagarlo antes de por ejemplo los salarios) si bien ahora tampoco parece mucho mejor que sea lo primero, teniendo presente que el administrador del Elche que ha propuesto al juez calificar la deuda como concursal le ha dicho también que con la legislación comunitaria en la mano hay que pagarlo todo y prácticamente ya (no más tarde de dos meses que es lo que tardarán en cerrar un convenio de acreedores). Es decir que la quita y espera (en el caso del convenio del Elche un 65 por ciento y diez años con dos de carencia), aunque solo fuera del cincuenta por ciento de la deuda que cabría esperar de la calificación de esta como crédito concursal tampoco aparece en el horizonte como solución... Aunque, por otro lado y visto lo visto en los últimos 15 años, ¿alguien cree que si al Hércules se le presentase esa última posibilidad pagaría? pregúntenle a la Agencia Tributaria, acreedor privilegiado que el pasado verano tuvo que amenazar con instar la liquidación de la sociedad para cobrar parte de lo que se le adeudaba y a quien, pese al morrocotudo susto que dio se le vuelven a deber más de 300.000 euros...