ALICANTE. Los hermanos Sala Martínez, herederos del imperio empresarial que construyó el expresidente de la CAM Vicente Sala Bello junto a su esposa, Carmen Martínez, ya han comenzado a dar sus primeros pasos en solitario tras separar sus caminos hace apenas un mes. Tras el acuerdo por el que Vicente Sala junior compraba a sus tres hermanas su parte del negocio del plástico, el empresario alicantino ha comenzado a 'ajustar' las piezas del holding Samar Internacional, mientras que María del Mar, Antonia y Fuensanta Sala ya han tomado el control de la firma patrimonial de la familia, la Compañía Española de Resinas, propietaria de los numerosos activos inmobiliarios atesorados durante años.
Como contó Alicante Plaza, los hermanos Sala firmaron su separación definitiva en el mundo de los negocios el pasado 19 de abril, en una notaría madrileña. En virtud del acuerdo, Vicente Sala compró a sus hermanas su parte en el negocio del plástico (algo más del 60% de las acciones de Samar) por 54 millones de euros, de los que éstas ya han ingresado 48 a la espera de cobrar seis más en los próximos años si el negocio se mantiene. Del total recibido por las tres mujeres, 12 millones de euros son en 'especie', pues corresponden a la parte de su hermano varón en la empresa patrimonial. Precisamente este martes, el Boletín Oficial del Registro Mercantil publica el nombramiento de las tres hermanas como administradoras solidarias de la firma, en sustitución de la mercantil Marlo Capital, creada por su madre tres meses antes de ser asesinada para tomar el control del holding.
Mientras, Vicente Sala ha llevado a cabo diversas operaciones corporativas para poner a punto el grupo empresarial que ahora dirige en solitario (aunque era administrador único gracias a la 'acción de oro' de su madre, sus hermanas podían frenar sus decisiones al tener la mayoría accionarial). La más significativa, la reducción de capital de 1,5 millones de euros en el capital social de Samar Internacional, que actúa como cabecera del grupo del que penden SM Resinas y Samarlen, las dos mercantiles que distribuyen sus polímeros en medio mundo. Tras esta reducción, el capital de la empresa holding se queda en 11,98 millones de euros, según la inscripción en el Registro Mercantil.
Además de reducir el capital, en una operación que según las fuentes consultadas está relacionada con el ajuste del balance de la sociedad tras el acuerdo de compraventa, Vicente Sala ha procedido a modificar los estatutos sociales de las mercantiles que forman parte del grupo, tanto Samar como sus sociedades dependientes. Así, el Borme refleja estos días la modificación del artículo 7 de los estatutos de varias de estas empresas, que hace referencia a la prenda de las participaciones sociales (es decir, la pignoración de las participaciones de las mercantiles como garantía para la financiación bancaria).
En este sentido, cabe recordar que Vicente Sala ha tenido que financiar la parte de la compra en metálico, 36 millones, por lo que resulta fundamental definir claramente en los estatutos de las mercantiles que penden de Samar el alcance de los derechos que disfrutan los acreedores que tienen dicha participación como garantía. Habitualmente, si no se indica lo contrario, el propietario de dicha participación puede ejercer plenamente su derecho sobre la misma, mientras que el acreedor no puede adoptar decisiones que afecten a esa prenda.
Como ha venido contando este diario, los hermanos Sala estaban enfrentados desde hace tiempo por la gestión del imperio empresarial heredado de su padre. Los cuatro, junto a su madre, formaban parte del consejo (y la junta de accionistas) que dirigía las dos ramas empresariales de la familia, hasta que en el verano de 2016 las hermanas depusieron a Vicente como presidente: su madre hizo uso de la 'acción de oro' para anular la decisión del consejo, disolverlo y nombrar a su hijo varón como administrador único de Samar. A su vez, ella (con Marlo Capital) tomaba el control de la rama patrimonial de la Compañía Española de Resinas.
En diciembre, el asesinato de la matriarca en el concesionario de Novocar (un negocio secundario del grupo, regentado por su yerno, Miguel López) hizo que las malas relaciones familiares salieran a la luz. Durante este tiempo, las dos facciones de la familia (Vicente Sala, su esposa y la hermana de su madre, por un lado; las tres hermanas y sus esposos, por otro) han cruzado demandas en los tribunales, hasta que sus respectivos equipos de abogados lograron cerrar un acuerdo que les ha permitido separar sus caminos. No obstante, Vicente sigue ejerciendo la acusación particular contra su cuñado Miguel López, único detenido por el asesinato de su madre.