Valencia Plaza

Ilustres veraneantes

El verano de Juan Valero de Palma en el Perelló

Exquisitos modales, vasta cultura y como él mismo dice “curiosidad por aprender”, esas son las líneas maestras de este caballero del siglo XXI que trabaja gestionando nuestro bien más preciado: el agua; y disfruta cualquier momento siempre que esté junto a su familia

VALENCIA. 

¿Cómo recuerdas los veraneos en tu infancia?

Cuando se acababa el colegio nos íbamos a Rocafort a casa de mis abuelos que tenían cinco hijos, entre todos nos juntábamos unas 30 o 40 personas. Y desde ahí luego nos íbamos unos días a Bronchales, a Denia o a Playetas. Era la casa familiar de mi abuelo Jesús Manglano, una casa solariega, almenada, cuando llegabas por la carretera desde Godella tenías que girar por delante de ella. Los caseros Pepe y Rosario tenían gallinas, conejos, caballos, cuadras, palomar, ahí hacían la paella los domingos. Era una casa muy grande, las cenas eran por edades: los mayores en el comedor y los niños en la terraza de un patio interior cerca de la cocina una hora antes que los mayores. 

Recordamos como rodeaba la casa la Real Acequia de Moncada, de ahí le viene su amor por el regadío valenciano y me cuenta la siguiente anécdota: 

“Jugábamos con la acequia tirando flores e intentando pescar cosas. Recuerdo una vez que había tornos para abrir y regar los campos y unos de mis primos logró abrir una y nos dedicamos a abrir todas las acequias del jardín y los naranjos y lo inundamos todo. Mi abuelo se iba todas las mañanas a Valencia y cuando volvió se cabreó muchísimo y esa tarde se fue a la Real Acequia de Moncada a auto-denunciarse porque no le tocaba turno para regar. Fue mi primer contacto con el mundo del agua. Ese gesto de mi abuelo te habla de su seriedad y su rigor, ha sido un ejemplo para toda la familia.”

Socarrat que recuerda el ‘Palau del Baró de Terrateig’ en Rocafort

¿Compartes esa irónica pregunta que suele hacerse: el veraneo bien o en familia?

Esos veraneos en gran familia son muy educativos y muy enriquecedores. Hoy en día las familias tienen pocos hijos y, en general, se mima demasiado a los niños. Recuerdo aquellas meriendas con montoncitos de galletas María y vasitos de leche, si llegabas tarde no merendabas, era una pequeña mili para que la casa funcionara de manera razonable. Esa convivencia te hace querer mucho a tus tíos, primos, recordar las anécdotas cuando nos juntamos en Navidad y tener ese sentido de familia. Mi abuela tenía programado el menú de todos los días del mes, y los viernes siempre tocaba pescado. Cuando llovía cogíamos caracoles y los cocinábamos. Los domingos nos tomábamos una Coca-Cola a sorbitos y la saboreábamos porque hasta el domingo siguiente no había. 

Como detalle curioso, Juan Valero de Palma recuerda que en Rocafort se celebraban cinco originales procesiones durante los veranos en la década de los 70: la procesión de los ‘niños’ en honor a San Agustín; la de las ‘solteras’ el día de la Virgen del Rosario; la de los ‘solteros’ por Santa Bárbara; la de las ‘casadas’ en la Virgen del Consuelo; y la de los ‘casados’ en la Procesión del Cristo. 

Juan Valero de Palma (izq.) junto a sus hermanos y su abuela Ángela

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo