Primera reunión del año para el BCE, donde el mercado da por descontado que, frente a la pausa de la FED, la autoridad europea continuará con su proceso de bajadas en el tipo de intervención situando la facilidad de depósito en el 2,75%.Cualquier actuación diferente, sería toda una sorpresa.
El interés en la reunión radica, una vez más, no tanto en el movimiento sino en el mensaje que transmita Lagarde en la rueda de prensa posterior. El hecho de que en esta reunión no haya revisión del staff económico acerca de las proyecciones para el año nos hace esperar que la discusión en el seno del consejo estará centrada en los últimos datos que hemos ido conociendo a lo largo del mes. Precisamente por ello, no creemos que vaya a haber cambios sustanciales en el mensaje con respecto a lo que los diferentes miembros del Consejo de Gobierno han ido transmitiendo a lo largo de las últimas semanas.
Los recientes datos de crecimiento que hablan de una desaceleración de la eurozona para los próximos trimestres creemos que van a pesar en las decisiones de política monetaria y nos llevan a descontar que veríamos al menos tres bajadas adicionales antes de verano, que situaría la facilidad de depósito en el 2%.
Tan solo los temores sobre los efectos que las medidas anunciadas por la nueva Administración Trump puedan tener sobre la economía europea, y sobre todo en materia de precios, puede hacer variar la senda de bajadas teniendo en cuenta que el BCE ha reiterado que sus actuaciones van a ser "dependientes de los datos" y que las decisiones se irán tomando reunión a reunión.