ALICANTE. La familia Sala Martínez ha llegado a un acuerdo para repartirse el imperio empresarial que fundó su padre, Vicente Sala Bello, y separar sus caminos. Según han confirmado a Alicante Plaza fuentes conocedoras del contenido de las negociaciones, los abogados de ambas partes han sellado un pacto que permite al primogénito, Vicente Sala Martínez, tomar el control total de la empresa cabecera del grupo, Samar Internacional, al comprar a sus tres hermanas el 60% de las acciones que poseían.
Como adelantó este diario el pasado 9 de diciembre al cumplirse un año del asesinato de la matriarca, Carmen Martínez (como consecuencia del cual han salido a la luz las fuertes discrepancias en el seno de la familia a cuenta de la gestión de las empresas), los cuatro hermanos, divididos en dos bandos, seguían intentando cerrar un acuerdo pese a la acumulación de pleitos en los juzgados. Este acuerdo, que ya se intentó sin éxito a principios de año, es el que se acaba de cerrar.
En esencia, el hermano varón compra a sus hermanas las acciones que poseían desde que falleció su padre, que suponen el 60% del capital de Samar (algo más al recibir una parte del 20% que estaba en manos de su madre, que primó a su hijo en el testamento). El precio por el que se ha cerrado la transacción, que no ha trascendido, podría estar en el entorno de los 100 millones de euros, en base a la valoración que realizó de la empresa la consultora Deloitte hace un año, cuando comenzaron las negociaciones.
Para hacer frente al pago de la compraventa, según las mismas fuentes, Vicente Sala entregará a sus hermanas su parte en la segunda gran sociedad del grupo, la Compañía Española de Resinas. Pese a que en origen fue la empresa a partir de la cual nació el imperio construido por el patriarca, en la actualidad esta sociedad cumplía una función patrimonial, para gestionar la ingente cantidad de inmuebles propiedad de la familia, incluido el concesionario Novocar donde asesinaron a la madre de los hermanos. Probablemente el intercambio de propiedades esté desequilibrado a favor de las tres mujeres, por lo que Vicente Sala junior tendría que aportar una parte del pago en metálico. No en vano, el acuerdo no se cerró en primavera por discrepancias sobre el valor de las propiedades a intercambiar.
Este acuerdo, que pone fin a un año y medio de 'guerra fría' entre los hermanos, con nombramientos y destituciones cruzadas, denuncias en los juzgados e impugnaciones en el Registro Mercantil, estaba en realidad muy cerca ya a finales de noviembre, cuando las dos facciones de la familia se vieron las caras (a través de sus representantes) en el juzgado de lo Mercantil, como consecuencia de un requerimiento del primogénito para que sus hermanas no pudieran transmitir acciones de Samar en tanto no se resolviera el conflicto sobre el testamento del patriarca y la naturaleza de la 'acción de oro'.
Este título, creado a la muerte de Vicente Sala Bello para otorgar a su viuda el control de las sociedades pese a su minoría accionarial, debía extinguirse en teoría con Carmen Martínez, pero ésta la legó a su hijo, que tuvo que emplearla para poder aprobar las cuentas de Samar el pasado junio. Sus hermanas votaron en contra en la junta de accionistas, y recurrieron ante el Registro el uso de dicho privilegio por parte el varón para impedir que las empresas quedasen bloqueadas.
Ahora, fruto del acuerdo que se acaba de sellar, el conflicto por la 'acción de oro' ya no tiene sentido, como tampoco las impugnaciones de los acuerdos adoptados tanto por Vicente Sala como por su madre haciendo uso de esta prerrogativa. Aunque las fuentes consultadas no han podido confirmarlo, lo más probable es que las hermanas retiren sus denuncias. En cuanto a la petición del varón para que sus hermanas no pudieran vender sus acciones, el juez ya rechazó tal pretensión el 30 de noviembre, tal como informó en su momento este periódico.
Al margen del conflicto mercantil, que parece superado con este acuerdo (según ha podido saber este diario, este mismo lunes hay prevista una reunión para cerrar algunos flecos pendientes), sigue adelante la investigación penal sobre el asesinato de Carmen Martínez. El único acusado por el crimen, Miguel López (yerno de la víctima, al estar casado con Fuensanta Sala, y exgerente de Novocar), sigue a la espera de que termine la instrucción. Sus abogados han presentado varias pruebas que a su juicio lo descartan como sospechoso, más allá de que nunca se haya encontrado el arma del crimen. Mientras las tres hermanas Sala Martínez creen en su inocencia, el hermano varón ha hecho suyas las tesis de la Fiscalía y considera que su cuñado es culpable. Mientras, Novocar ha cerrado y está terminando su proceso de liquidación.