el sur del sur / OPINIÓN

Los empresarios

26/11/2017 - 

Con los borrones y tachones que tiene la vida municipal de Alicante, ciudad ha vuelto a ser, aunque por un día, la capital de la económica del país con motivo de la celebración del Congreso de Directivos de España. Hace tres años, lo volvió a ser con el Congreso de la Empresa Familiar y para entonces tuvimos que esconder a la alcaldesa. Somos como Italia, la crisis política (local) no impide que la economía funcione, y además que lo haga con aceleración, como apuntan todas las previsiones de la Comunitat Valenciana.

Pero bueno, es una anécdota. El congreso CEDE ha servido para constatar, ya por casi todos los agentes, que la economía española ya sólo tiene dos salidas para seguir creciendo: la internacionalización y la transformación digital. Lo dijo José Luis Bonet, presidente de las Cámaras de España y de Freixenet. Bonet es una persona con la que se podrá estar de acuerdo o no, pero habla con franqueza. Y volvió a repetir que el gran problema que tiene España es la cuestión catalana y que espera que el 21D, las cosas vuelvan a su sitio. 

Y dentro de lo que pueda pasar durante esta campaña, Bonet aludió a una cuestión capital: el mensaje que deben transmitir los empresarios. "Los empresarios deben, o debieron decirle la verdad a sus trabajadores, de las consecuencias que podría una Cataluña independiente", con la fuga de empresas ampliada que se dio en  los días previos y posteriores al 1 de octubre. A su juicio, de haberlo hecho, a lo mejor se hubiera evitado el choque de trenes y a la aplicación del artículo 155.

A mí me gustaría tener un Bonet en la Comunitat Valenciana, y en Alicante. No sólo que reclamara más financiación para todos, sino para que le dijera las verdades a sus trabajadores de las consecuencias de no tener una financiación óptima para hacer frente a los servicios básicos (educación o sanidad) y a las infraestructuras. Los empresarios, que no lo olvidemos, tienen una función social, como ha recordado Bonet en el congreso CEDE, deben hablar de puertas de hacia dentro y explicarles a sus operarios que es lo mejor para su economía, para que esa economía en la que desarrollan en su entorno, sea sostenible en el tiempo y distribuya riqueza.

Si nos venimos al ámbito doméstico, son pocos los empresarios que han mantenido el mismo lenguaje de puertas hacia dentro y hacia fuera. Sólo los lobbys AVE o Ineca han dicho de la verdad, sin pudor político, de los problemas de la Comunitat Valenciana, en general, o de Alicante, en particular. Han clamado por una mejoría de las infraestructuras en la cara del ministro o conseller de turno. Otros han preferido esconderse en la batallas interterritoriales para lanzar su proclamas sin decirles las verdad a sus trabajadores.

Yo no sé la manifestación del pasado sábado fue un fracaso o un éxito, pero sí que me parece meritorio que, además de los partidos políticos, los empresarios sean los primeros en reivindicar una mayor financiación para la Comunitat Valenciana. Para mí, eso ya es un éxito, vayan mil o 60.000 personas, como se ha dicho. La gran diferencia entre ahora y hace 10 años atrás no es que el PP haya perdido la mayoría absoluta, que el PSPV luche por ser la primera fuerza de la izquierda, que Compromís ha pasado de ser extraparlamentario o ser tener la vicepresidencia, la aparición de Podemos o de Cs, no. La gran diferencia, y eso es lo que no acaba de ver el PP de Isabel Bonig, es que existe un nacionalismo económico, valenciano e integrador (que no cultural), que reclama un trato económico acorde con lo que representa la Comunitat dentro de España. Y ese mérito si que es de los empresarios, o de algunos de los empresarios, que sí dicen la verdad.

Y en Alicante podría existir ese movimiento. Y quién mejor lo representa, como he dicho muchas veces, es Ineca. Sobre todo porque reclama lo que es justo para Alicante por su potencia y fuerza económica, y no por la diferencia cultural -si la hubiere- con el resto de la Comunitat. Pero bueno, si algún día, los empresarios de la provincia de Alicante le dicen la verdad a sus trabajadores, a lo mejor tenemos un argumento como el mismo que tenía el 18N: no ir contra la nadie y reclamar lo que es justo.

César Sánchez da un paso hacia la cordura

Quizás porque la vía de la confrontación esté agotada, porque sus alcaldes le han dicho que quieren el mismo trato que los munícipes de la provincias de Valencia y Castellón, recibieron el doble de inversión con el Fondo de Cooperación Municipal, la cuestión es que el presidente de la Diputación, César Sánchez, ha dado un paso hacia la cordura con su respaldo a participar en la causa común. 

Ahora, Sánchez se ganará definitivamente la fiabilidad de todos -de los suyos y de los de enfrente- si incluye una partida de 14 millones de euros en el presupuesto de la institución y le entrega, sin condiciones, el dinero a los ayuntamientos para que dispongan, según su necesidad. Si la opción es repartir los remanentes del presupuestos con obras, seguiremos en las mismas. O peor, porque el dinero llegará a final de 2018, con proyectos por licitar y obras que arrancarán, yendo todo bien, a principios del 2019, a las puertas campaña electoral.

Si Sánchez rompe el círculo de castidad al que le tienen sometido algunos vicepresidentes y la cúpula del partido, el presidente de la Diputación dará un paso de gigante como hombre conciliador y alejado de las posturas más inmovilistas de su partido. Y tendrá razones de peso para reclamarle a Ximo Puig su colaboración en otras iniciativas como las obras hídricas de urgencia. Sánchez ha logrado victorias parciales, como parar los decretos de coordinación y del plurilingüismo, que sí, que le han servido para reivindicar el papel de la Diputación como contrapoder. Pero nada de eso ha servido para vender logros materiales, más bien ideológicos. 

El paso que dé ahora el presidente de la Diputación es clave para marcar su futuro: se mostrará como un hombre de amplitud de miras, con capacidad con llegar a acuerdos con Puig; es decir, con el PSPV, y no con Compromís, y de alejarse del aislacionismo -como se ha visto con la financiación- que vende Isabel Bonig.  Sánchez siempre se ha mostrado a acuerdos en temas capitales, como el plurilingüismo, pero por muchas razones, o no le han dejado o no ha querido interferirse en esas cuestiones. En sus manos está ese gesto para momentos venideros.

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