BENIDORM. La alternativa al modelo urbanístico de Benidorm es el "autismo social, no hacen ciudad", así de claro fue el arquitecto Juli Capella durante su intervención en el acto que celebraba los 60 de historia del Plan General de Benidorm. Capella ponía de ejemplo ciudades creadas a base de chalés con piscinas privadas, "están aislados, luego lo que quieren es ir a la ciudad", comentó Capella, "es una sucesión de quiero y no puedo, tampoco tiene las virtudes del campo. Es absurdo e individualista".
El salón del actos del Ayuntamiento fue testigo de una oda a la carta urbanística en la que hablaron expertos y conocedores del municipio costero, con un maestro de ceremonias como el arquitecto, pintor y diseñador Óscar Tusquets. Además, la ciudad conmemorará esta efeméride con la exposición del artista, "Gran Benidorm", que se inaugura este sábado en el museo Boca del Calvari.
El alcalde, Toni Pérez, fue el encargado de abrir esta jornada de debate y reflexión organizada por el Ayuntamiento, en colaboración con Óscar Tusquets y de la mano del arquitecto Julio Muñoz. A la misma se acercaron, entre otros, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer; la concejala de Urbanismo, Lourdes Caselles; el presidente de la patronal hotelera Hosbec, Toni Mayor; miembros de la corporación municipal; y arquitectos y empresarios locales.
La primera ponencia estuvo a cargo del arquitecto municipal, José Luis Camarasa, que hizo un repaso de la evolución de Benidorm gracias al modelo urbanístico que asentó en la ciudad el Plan General. Una configuración del municipio que siempre relacionaron con el turismo. Durante su exposición, recordó incluso que en el 1954 habían recalado en el pueblo algo más de 12.000 visitantes. Nada que ver con los millones de turistas que viajan a la capital de la Costa Blanca en los últimos años.
El concepto"no es construir más, sino mejor", según el arquitecto municipal, quien indicó que el Plan General nació de una utopía que al final se hizo realidad.
"No confundamos rascacielos con especulación", decía Tusquets, quien reconoce la zona de Levante como el "ensanche" de Benidorm. Además, dentro de las características de la norma urbanística municipal, dijo sorprenderse de que para los hoteles, lo único que computa es la tipología de los dormitorios, "lo que a fin de cuentas abre unas posibilidades interesantes para los arquitectos. Es algo que no había visto nunca".
"Yo era un estudiante de arquitectura al que no le gustaba Benidorm, lleno de rascacielos... Hasta que vi un estudio de Mario Gaviria donde todos mis prejuicios se cayeron al suelo", dijo Capella. A continuación, dio numerosas razones por las que veía el modelo de Benidorm como el más sostenible. "Lo primero es la configuración, los rascacielos están aislados, respiran...", manifestó el arquitecto de Barcelona.
Además, aseguró que "la ciudad no habría permitido acoger a todos los visitantes que tiene ahora si la tipología de la localidad fuera como la del centro histórico".
"¿Hay algo mejor que el edificio en altura? Si, lo habéis inventado vosotros", dijo Capella. Así, hacía referencia a que abajo de la construcción se haga calle, "donde se le permiten usos: comercios, bares, iglesias... sin esto, no hay ciudad. Es la clave que hace que el que va a Benidorm disfruta".
Capella fue muy gráfico, explicando que todas las casas tienen que tener sus conexiones e instalaciones de agua, luz, etc. Se da la circunstancia de que algunas de ellas "no están habitadas y es un derroche". Conexiones que en un edificio abarcarían a más población. Los habitantes dispersados generarían más contaminación, más coches, horas perdidas trasladándose de un sitio a otro, atascos, accidentes, dinero (más caro)... problemas que con el modelo de Benidorm desaparecen.
El también arquitecto Jordi Garcés ha remarcado que “Benidorm optó por un modelo urbanístico claro y bien trazado” que derivó “en un modelo de éxito”. Un éxito que otros destinos u otras ciudades han intentado lograr exportando la edificación en altura pero que no han alcanzado “porque se quedaron a medias”.
Tras una pausa para el café, tomó la palabra el periodista de La Vanguardia, Joaquín Luna. Desde un prisma turístico, y con la comparación de Barcelona, aseguró que Benidorm "es una ciudad hecha por y para el turismo. Y mañana vuelvo a una localidad en la que hay una manifestación por la turismofobia. Esto me crea la duda a veces de si no estaré en el lado equivocado. Barcelona además es un sitio que ha criticado a Benidorm. Pero... ¿cómo vas a estar en contra del turismo si todos somos turistas?", reflexionaba Luna.
Para el periodista, Benidorm ha conseguido lo que es lo más importante en la vida: la autenticidad. "Te guste o no, sabes que es él, que no es otro", indicó Luna. Además, recalcó que la ciudad, sus habitantes y visitantes reflejan felicidad en su estancia en la localidad. "Parece una república independiente, y esto hace sentir bien al turista", comentó. Un concepto que también compartió su compañero de profesión y director del diario Información, Toni Cabot.
Tras una pregunta del que fuera alcalde de Benidorm, Manuel Catalán Chana, que estaba en primera fila, Tusquets dijo que Benidorm sólo tenía una cosa que solucionar, a su juicio. Ahí vinieron los polémicos retranqueos, que definió como "semi ilegal". "No hay proyecto claro y valiente de la relación de la torre y la planta baja". Puso de ejemplo el interés de grandes marcas por establecer sus tiendas en locales amplios, pero "que es un gran desafío para la ciudad. Esto no estaba previsto en los planes, es la vida la que ha pasado por encima del plan. Pero cuando el Plan es tan fuerte, resiste estas cosas".
Tusquets concluyó su ponencia hablando del Plan Armanello, un terreno virgen, aún por desarrollar "que está alejado del mar, por lo que Benidorm tendrá que buscar alternativas que sustituyan este atractivo", concluyó.
"Necesito un micrófono de mano y que apaguen la luz", dijo el excéntrico Javier Mariscal. El diseñador "de la terreta", como él mismo se definió, abrió su exposición aclarando que lo que iba a hacer era hablar del Mediterráneo. Eso sí, agradeció a Tusquets que le invitara e hizo un llamamiento a los presentes: "A ver si todos los que estáis aquí, que estáis forrados de hacer hoteles, le encargáis un hotel a Óscar que lo hará de (...) madre".
Tras hablar de un de Dènia que "no salió" porque rechazó Baleària, narró "una historieta que escribí con 22 o 24 años sobre una ciudad que no duerme". Con una sintonía de fondo e imágenes de dibujos animados basados en "una ciudad que te dice en el fondo, ven, y duerme. Es acogedora... ven y dorm". Y en la pantalla salió escrito: Beni (mai) dorm.
A partir de ahí, Mariscal se recreó en lo que le sugiere el verano: "Nacieron los apartamentos, las toallas, el camión del butano, los hoteles, los bares de playa, la cervecita fresca, las urbanizaciones ilegales…" Una ristra de palabras que levantó la carcajada de los presentes, y siguió: "los platos combinados, las hamburguesas, la playa de Levante, la tortilla de patatas, los cuñados, los dodotis, la piscina municipal. Pero todo, hasta lo bueno, todo un día se acaba. Y el verano dura muchísimo, por la noche también es de día. Pero un día, viene septiembre y el verano se acaba".
El surrealista mensaje del diseñador valenciano terminó con la canción de "Toda una vida", de Antonio Machín, eso sí, con su propia versión: "Toda una vida, estaría con Óscar y me vendría a Benidorm a pintar estas terrazas y esas pieles de los guiris blancas como la leche”.
Tras esto, el presidente de la patronal hotelera Hosbec, Toni Mayor, se puso en pie para aplaudir la intervención de Mariscal, a lo que le siguió el resto de la sala.