ALICANTE. Punto final al periplo empresarial del modisto alicantino Pepe Botella, uno de los nombres más reconocidos de la moda nupcial de las últimas décadas. El Boletín Oficial del Registro Mercantil (Borme) publica esta semana la extinción de su firma especializada Novias Pepe Botella S.L., al dar por finalizado el proceso de liquidación iniciado al no superar el concurso de acreedores.
La extinción de esta firma, especializada en los trajes de novia, se suma a la de la matriz, Pepe Botella S.L., de la que ya informó Alicante Plaza el pasado mes de octubre. El juzgado de lo Mercantil número 2 de Alicante dictó auto de extinción al no poder superar el concurso de acreedores al que se había acogido en 2011, debido a la "insuficiencia de la masa activa" (es decir, que Pepe Botella no tenía suficiente patrimonio para cubrir todas las deudas con sus acreedores).
Al margen de estas dos sociedades, disueltas por el juez de lo Mercantil al no superar el concurso de acreedores al que se vieron abocadas por la crisis y la caída de los pedidos, el propio Pepe Botella extinguió en 2006 otra filial, Trajes Regionales S.L., y tiene en proceso de liquidación Botella Inmuebles S.L., creada en 2006 para dedicarse al "alquiler de bienes inmobiliarios por cuenta propia", según su objeto social. Por último, también está en fase de liquidación Clarenjes 2006 S.L., creada por el modisto para administrar el resto de sociedades del entramado.
Al contrario que en los dos primeros casos, en estas tres firmas la liquidación no ha llegado forzada como consecuencia de un concurso de acreedores no superado, sino que ha sido decidida por el propio diseñador. De hecho, la liquidadora de Clarenjes 2006 S.L. y Botella Inmuebles S.L. es la hija de Pepe Botella, María Lucía Botella Sala, que figuraba como administradora única de Clarenjes (y a través de ésta, del resto del entramado) desde 2007, cuando tomó el relevo de su padre al frente de sus empresas, aunque el diseñador seguía muy de cerca el proceso creativo de sus colecciones.
Como ha contado este diario, la extinción de sus empresas no ha significado el fin de la marca de moda Pepe Botella. La marca, de hecho, es propiedad ahora de la mercantil Amara Evers S.L., administrada por Gillian Ortiz, que incluso se ha hecho cargo de parte de las deudas de Pepe Botella con sus acreedores una vez abierto el concurso, entre los años 2014 y 2015. La empresa se creó en octubre de 2011, un mes después de que Pepe Botella solicitase el concurso voluntario de acreedores de su mercantil principal (Pepe Botella S.L.) y aplicase un ERE sobre la mitad de la plantilla.
Ni Pepe Botella ni su hija están vinculados a la mercantil propietaria de su marca, aunque María Lucía Botella, diseñadora principal de la enseña de moda nupcial, sí se ha incorporado a la plantilla de Amara Evers S.L. para continuar al frente de las colecciones. La adquisición de la marca del reconocido modisto alicantino ha tenido un notable impacto en las cuentas de esta sociedad, que cerró sus primeros ejercicios sin declarar actividad y con resultados negativos, hasta que en 2014 su facturación y su patrimonio se multiplicaron exponencialmente (como su plantilla, que pasó de 1 a 29 personas). La cifra de negocio alcanzó los 757.000 euros. Justo antes de entrar en concurso, Pepe Botella facturaba un millón de euros anual.
El diseñador alicantino, fundador de la firma y que daba nombre a la misma inició su trayectoria en la moda nupcial y de fiesta hace más de cuatro décadas con la apertura de su primera tienda en Alicante. En 1988, lanzó la primera colección bajo su nombre. Habitual de la pasarela Gaudí Novias (la actual Barcelona Bridal Fashion Week), hasta que fue golpeada por la crisis la suya era una de las marcas señera del sector, que fue incluida por la consultora Deloitte en el 'top 10' junto a Pronovias o Rosa Clará (aunque a mucha distancia de estas dos en facturación).
Antes de solicitar el concurso, Pepe Botella S.L. facturaba cerca de un millón de euros (frente a los 1,36 millones de 2010), a pesar de lo cual cerró en números rojos tanto 2011 (con unas pérdidas de 302.000 euros) como 2012 (-292.000 euros). Contra las empresas extinguidas y las que están en proceso de liquidación constan varias reclamaciones de exempleados y proveedores, así como de la Tesorería General de la Seguridad Social.