ALICANTE (AGENCIAS). La reconstrucción del asesinato de María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la CAM, Vicente Sala, ha finalizado pasadas las 20.00 horas en una jornada en la que se han comprobado los ángulos de visión del concesionario en el que murió y se han practicado diversos itinerarios por el taller, las oficinas y el lavadero. Además, la reconstrucción ha finalizado sin que se haya practicado la reproducción de los dos disparos que acabaron con la vida de la víctima el pasado 9 de diciembre, según han informado fuentes conocedoras del proceso, que han indicado que no ha sido posible localizar los dispositivos para efectuar estos disparos de prueba.
Además, las mismas fuentes han asegurado que la defensa podría pedir más adelante que se practicara esta prueba. La reconstrucción del asesinato sí ha permitido grabar los espacios del concesionario Novocar, donde fue asesinada, y que regentaba su yerno, Miguel López, en prisión provisional como presunto autor de los disparos.
El juez José Luis de la Fuente ha iniciado sobre las 16.30 horas de este martes la inspección ocular programada para hoy en el concesionario de coches de Alicante donde fue asesinada la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala, una prueba que ha renunciado a presenciar el presunto asesino, Miguel López. El examen del establecimiento se ha realizado en dos partes: una a plena luz del día y otra a las 19.44 horas, con la misma luminosidad que había en el lugar a las 18.25 horas del pasado 9 de diciembre, momento en que se produjo el crimen.
Ambas fases han sido grabadas con una videocámara por agentes de la Policía Judicial y quedarán registradas en un soporte digital que se incorporará a las diligencias judiciales. Fuentes próximas al caso han explicado a Efe que esta prueba tiene como principal objetivo ilustrar al jurado popular que deberá juzgar en unos meses al sospechoso sobre el lugar donde tiroteó supuestamente a su suegra, María del Carmen Martínez, y las condiciones de luz que había en esos momentos. La primera de las dos partes de la inspección ocular ha comenzado en un edificio cerrado con la asistencia del juez y el secretario del juzgado, el fiscal y los abogados, ante un nutrido grupo de cámaras de televisión.
La Policía sostiene que López situó en el lavadero del concesionario de la familia Sala que él regenta, Novocar, ubicado en la plaza de la Luna de Alicante, el coche todoterreno que la víctima debía acudir a recoger la tarde del 9 de diciembre. Luego, según la hipótesis de los investigadores recogida en el sumario, en algún momento de la franja horaria comprendida entre las 18.25 horas, cuando llegó su suegra, y las 18.38 horas, cuando él ya había abandonado el negocio, le descerrajó presuntamente dos tiros a quemarropa en la cabeza.
López era consciente de la ausencia de cámaras de videovigilancia en todo el recinto, pese a los carteles que anuncian su presencia en las vallas de la empresa, según los investigadores. La Policía sospecha que eligió el lavadero de Novocar para perpetrar el asesinato por ser el lugar "idóneo" para ello, pues estaba apartado de las oficinas y a oscuras en ese momento.
Dos empleados del negocio encontraron a María del Carmen Martínez aún con vida, ensangrentada, de pie pero con el cuerpo apoyado en el coche que había acudido a recoger minutos antes, un Porsche Cayenne. El hallazgo de la víctima se produjo a las 18.52 horas, aproximadamente, según los testigos, y los trabajadores tuvieron que encender las luces del lavadero, que estaban apagadas. La víctima, según contó uno de ellos, solo llegó a balbucear algunas palabras y se desplomó cuando intentaban tumbarla en el asiento trasero para asistirla.
Uno de esos empleados, que ejercía de jefe de taller de Novocar, llamó en esos momentos, minutos antes de las 19.00 horas, a su jefe, Miguel López, para avisarle de lo ocurrido. El sospechoso se encontraba en ese momento en casa de una cuñada, en la finca de unos 300.000 metros cuadrados donde residía el matrimonio Sala y sus cuatro hijos con sus respectivas familias, en la avenida de Dénia de Alicante. El trabajador sostiene que ya en esa primera llamada telefónica contó a López que había encontrado casquillos de bala junto a la víctima, algo que el implicado niega.