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el sur del sur / OPINIÓN

Compromís toca el nervio

19/03/2017 - 

Se acabó. El PP ha cortado de raíz la hemorragia que estaba consintiendo como convidado de piedra en la Diputación de Alicante. Un ventilador en marcha con el todo el lodazal de la época de José Joaquín Ripoll al aire y la supuesta trama de adjudicaciones de todos los soportes turísticos en ferias en el Patronato de la Costa Blanca.

He de reconocer que cuando comencé esta nueva etapa, no era partidario de echar la mirada atrás hacia los años negros del PP, con las pugnas entre campistas y ripollistas; el congreso de Orihuela y otras tantos episodios que retrataron la luchar de dos facciones por el poder y los territorios en Alicante y la Comunitat Valenciana. Pensaba que eso ya estaba amortizado, pero hete aquí que la iniciativa de Ciudadanos de crear una comisión de investigación en la Diputación de Alicante, programada en tiempo y forma por el tránsfuga Fernando Sepulcre (habría que preguntarse porqué se retrasó), nos ha devuelto una oportunidad, que, guste o no, la ha aprovechado el joven portavoz de Compromís en la institución, Gerard Fullana, cual jònec (novillo) de la ganadería La Paloma.

El novillo de Beniel (la familia materna de Fullana es de este municipio murciano que linda con Orihuela) ha despertado a la institución provincial de la somnolencia en la que la convirtieron los debates monográficos entre el Cánovas del Castillo popular (personalizado en César Augusto Asencio) y el Sagasta socialista (Antonio Amorós), que hicieron del Palacio Provincial esa entidad otrora moribunda, pesebrista, guardián del alicantón, hoy detestada por casi todos, pero apetitosa para el establishment inmovilista que defiende Mariano Rajoy y el bipartidismo complaciente. El jònec es ambicioso y tiene un sueño. Los populares lo saben, pero le han dejado una rendija abierta: presentarle una gaviota mortecina en bandeja a su lideresa, Mónica Oltra. Pero el PP, con sus torpezas, le ha entregado días de gloria para la recurrente actualidad provincial.

Cogió un puñado de facturas de la comisión de investigación del Ripoll postmorten y presentó en Fiscalía señalando por delante a uno de los hombres del padrino José Císcar, el diputado de Turismo y mariscal de Torrevieja, Eduardo Dolón, y al doncello de Toni Pérez, Sebastián Fernández (al otros torrevejense, Domingo Soler, si se lo llevan por delante -políticamente hablando-, creo que se alegran todos).

Ya saben, hasta el miércoles, todo estaba prescrito y no había temor a nada, pero la preocupación ha llegado no sólo al Palacio Provincial, sino a otro señor que ha apretado el botón nuclear desde su solariega casa de Vistahermosa. Y ha dicho, !ojo con el potro de Beniel¡, que se lleva los trapos sucios (y el torcamans) de los gloriosos años 2000 por delante. 

El dilema se instaló en la Avenida de la Estación durante unos días. El presidente dio orden de cerrar el chiringuito, pues la vergüenza estaba cambiando de color, y de paso lanzar un mensaje de tranquilidad a los posibles efectos colaterales. Me consta que Císcar quería pasear más los estropajos, pesara a quién pesara. Pero al final, Sánchez ha dictado que vuelvan las aguas tranquilas. A lo mejor es que se está jugando la opción democracristiana, como apuntaba el otro día Ferran Belda, en Las Provincias.

 Lo dije el primer día y lo reitero ahora: no sé cómo acabará este caso, denominado Fitur de Alicante. Sé que en Orihuela está judicializado, y quién entre dentro, pues tendrá un via crucis hasta las elecciones de 2019, tenga o no el novillo de Beniel la culpa y la razón.

Pero esta iba ser la gran semana contra el plurilingüismo, contra Vicent Marzà y todo el tropel de catalanistas que, según el PP, tiene secuestrada la Conselleria de Educación y generan el desapego en Alicante. Y es posible que haya tenido su efecto en la Vega Baja, y algún roce en el Vinalopó, con el xicon de Elda (Rubén Alfaro) y sus meadas dialécticas fuera de tiesto de hoolingan lermista hechas en verano del 2016.

Pero mientras el PSPV mira impasible todo esto, se juega la gran contienda para el 2019: quién tenga un voto más en el gran polo derecha e izquierda y nueva política y vieja política, ese ganará. El centro, desgraciadamente, por inacción o ausencia, está dinamitado. Ese papel de tensión con el poder y nuevas formas de gobierno les correspondía a Ciudadanos (su mochila en Alicante pesa demasiado), pero ha sido Compromís quien ha tocado el nervio, ahora en la Diputación de Alicante, como en su día lo tocaron en el cap i casal. El Fitur de Alicante puede ser todo un boomerang, pese a que tengamos un nuevo PP, eso sí, decimonónico, según defiende César Sánchez la institución que preside.

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