ALICANTE. Hacia las ocho de la tarde, serio y sin hacer declaraciones, abandonaba Claudio Barragán el estadio José Rico Pérez, minutos después de ser despedido por Javier Portillo, ante la profunda crisis de juego y resultados que atraviesa el Hércules y que tenía en el empate a nada ante el Ebro su colofón.
El entrenador valenciano, apuesta de Juan Carlos Ramírez para imprimirle al equipo la intensidad que el empresario vasco entendía que no tenía con Gustavo Siviero, deja al Hércules como noveno clasificado, a seis puntos más el golaveraje del cuarto a la finalización de la jornada 25 y con solo 13 partidos por disputarse.