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presenta su último disco este viernes en elche 

Christina Rosenvinge: “El rock es un mundo donde todas las decisiones las toman hombres”

7/03/2018 - 

ELCHE. Christina Rosenvinge Hepworth (Madrid, 1964) tiene una de las carreras más singulares de la escena pop española. Presente ya en los tiempos en que la Movida se entendía desde la lúdica visión del pop chicle de fresa ácida, hasta el surgimiento de la fauna indie, inluyendo un período neoyorkino que estuvo a punto de dejar poso televisivo en algún que otro programa de audiencia masiva en el ecosistema de los late show norteamericanos.

Mientras todo eso sucedía, Christina iba consolidando una bien merecida fama de compositora con criterio e intérprete con personalidad marcada y las ideas bastante claras en cuanto a lo que significa construir una carrera musical.

La primera década del nuevo siglo (hasta cuando va a seguir siendo nuevo y no único), ha supuesto el reconocimiento de la prensa especializada y del fiel público de sólidas raices independientes. Discos como Verano fatal (2007), con Nacho Vegas, Tu labio superior (2008) o La joven Dolores (2011) empiezan a mostrar una letrista de verbo fácil y fraseo lírico, sin perder el carácter reivindicativo, vitalista, que va adquiriendo su obra.

En 2018, y una vez más arropada por su compañía, El Segell del Primavera, acaba de lanzar Un hombre rubio, con un yo narrativo teñido de camisas de leñador y ceño fruncido, pero también de tiernas y espontáneas perversiones: Decir tu nombre es pinchar en hueso./Decir tu nombre es pisar cristal./Decir tu nombre, aquí y ahora./Decir tu nombre como ritual./ Tu nombre responde cuando lo escribo./Tu nombre de hombre/sin puntos suspensivos, reza al inicio del tema Afónico. Homenaje a la líder indígena, feminista y mediambientalista Berta Cáceres, en el tema Berta multiplicada. Un autohomenaje, además de por la dedicatoria paternal, por la reincidencia, después de que Rocío Márquez le pidiera un romance para su disco Firmamento, y Christina se marcara una historia cruda de despertar sexual, nocturnidades y alevosías, se autoregala el Romance de la plata, para rendir cuentas y ofrendas.

Un hombre rubio es un disco de banda, necesitado de la liturgia del directo y al mismo tiempo de la intimidad de la escucha solitaria. Nueve temas producidos por la propia autora, grabados y mezclados en por Daniel Richter en el estudio El lado izquierdo de Pozuelo de Alarcón, y que cuenta con Manuel Cabezalí a las guitarras y el bajo, David T. Ginzo a los teclados, la colaboración a la guitarra de Charlie Bautista, en Ana y los pájaros, y la contundencia percusiva del batería Juan Diego Gosalvez.

Suena el tono del teléfono… “sí, hola, espera un segundín, que voy a subir a un coche, … mira, voy a la calle… número 30. Vale, ya puedo hacer la entrevista”. Tenemos de tiempo el trayecto entre la tele y la radio, en plena promoción del disco, pero Christina se toma su tiempo para las respuestas, reflexiona, rie…

-Los discos más destacados del años pasado fueron de Rocío Márquez, Sílvia Pérez Cruz, Maria Arnal & Marcel Bagés… este año uno de ellos será el “Hombre rubio” de Christina Rosenvinge… ¿por fin se ha normalizado la situación en el pop español?

 -Es que hay ciertos ámbitos donde hay más mujeres. En el mundo del flamenco, por ejemplo, hay mujeres muy poderosas, sin embargo, en la música pop, sobre todo en el rock, especialmente cuando la música conlleva llevar una formación de músicos de 4 o 5 personas, hay muchas menos mujeres, y las que hay son compositoras. No, no creo que le haya normalizado. Sí creo que hay mujeres con una vocación muy fuerte, que comandan sus propios proyectos, y se ha dado la circunstancia de que el año pasado se han juntado unas cuantas muy potentes, pero no creo que sea algo que se vaya a repetir.

-¿El “indie” es más o menos machista que otros géneros pop?

-Bueno, es un ámbito fundamentalmente masculino. Yo creo que hay una explicación para ello, pero es una explicación compleja. Se trata de un círculo vicioso. Las mujeres tienen pocos ejemplos de mujeres tocando la guitarra, tocando la batería, o en una formación de grupo, por lo que hay pocos roles en los que inspirarse, pocos ejemplos a seguir. Por otro lado, las que hay no suelen tener la misma visibilidad, la misma exposición mediática que los hombres, lo que tampoco anima a que vengan otras detrás. ¿Y por qué tienen menos visibilidad? Porque también el mundo del rock es un mundo donde todas las decisiones las toman hombres, hombres periodistas, hombres dirigiendo festivales, hombres como mánagers, y todo eso hace que el criterio masculino los lleve a identificarse con otros hombres, y no con mujeres. Así, las mujeres que hay son siempre “la otra”, una chica con una guitarra que hace música intimista y que es pone en un escenario pequeñito. Es un ecosistema en el que a las mujeres nos cuesta penetrar. Y si le unes, como ha sido mi caso, y el de muchas otras, es muy difícil ir de gira.

-Pues respecto a eso…  una de las cosas que me atrevo a destacar del disco es una ligera evolución en tu voz. A pesar del espíritu más hard, más rockero de las interpretaciones, hay un deje, una pequeña evolución en tu tesitura, que recuerda el timbre de Cristina Lliso, la cantante de Esclarecidos, se nota especialmente en el “Romance de la Plata”, “Pesa la palabra” o “Afónico” ¿Eres consciente de ello?

-No lo soy, ¡pero me encanta que me lo digas! Me encanta Cristina Lliso, y si es una influencia que se nota, me parece fenomenal. Me gusta muchísimo su manera de decir, tiene una forma de frasear y de decir las palabras muy suya… que bien, me encanta la comparación (aquí Christina no puede evitar una ligera risa irreprimible que inunda el auricular).

-Pues el comentario sobre Cristina Lliso viene también porque, cuando la publicación de disco en 2012, tras una pregunta sobre la vuelta de Esclarecidos, dijo: “de los originales quedamos pocos en la música. La vida se va complicando y la vas llenando de otras cosas”. Tú, sin embargo, has sido testigo desde primera fila del pop español de los 80, los 90, la primera década del nuevo siglo, finalizando la segunda publicas una de tus mejores referencias hasta la fecha,… y eso que a menudo has tenido una vida personal bastante expuesta ¿cómo has conseguido que no te distraigan otras cosas?

-Diría que mi persona fundamental se identifica como artista, antes que cualquier otra cosa, como madre, como mujer, lo que sea. Es decir, que mi forma de estar en el mundo es esta y la vocación manda. Renunciar a la vocación me convertiría en una persona infeliz.

-Hace poco estuviste dando una conferencia sobre Yoko Ono y John Lennon, en el ciclo “Ni musas, ni genios”, ¿de verdad todavía hay quien cree en estas historias de “Eva y la manzana prohibida”?

-¡Ayer mismo fue la conferencia, qué puestos estáis! ¡Oye, hace nada… que estos son clichés que se siguen repitiendo! Igual en el caso de Yoko Ono, su figura ha sido “rehabilitada” recientemente, ¡que ya han tardado años! Pero es algo que se sigue renovando en nuevas mujeres a las que se les intentan adjudicar culpabilidades que no son suyas. La figura de la mujer oscura y manipuladora es un mito que sigue vigente.



-Por cierto, ¿tu “manzana prohibida” era esa relación inconclusa con tu padre? ¿Has cerrado un ciclo vital con este disco?

-Sí, pero no era una “manzana prohibida”, sino un trauma sin resolver. Fue una relación muy conflictiva, y una vez que lo enterré, no quise volver a mirar allí (el padre de Christina, un danés enamorado de la cultura española que fijó su residencia en Madrid como elección personal, falleció hace 26 años, cuando ella contaba justo con 26, y en este disco está presente en el Romance de la plata, a él dedicado, y en la cita implícita en el título, el Hombre rubio). Era algo sobre lo que no había vuelto, y necesitaba hacer las paces con su fantasma.

-¿Qué motor es más potente para generar una canción, el amor o la soledad?

-¿Hay que elegir?... creo que el Amor, con mayúscula, es lo que le da sentido a la vida. La vida sin amor es un mero pasar como una ameba por este mundo. Los demás, los que nos rodean, son los que nos dan sentido como persona.

-El día 8 tienes un compromiso en Barcelona que no vas a poder eludir, a pesar de ser una activista constante. ¿Qué hay que cambiar en el contexto socioeconómico para poder mantener la coherencia, sin que afecte a la carrera profesional?

-Bueno, mi concierto en Barcelona lo vamos a convertir en un acto reivindicativo. Voy a ceder el escenario al Colectivo Mujeres en la Música (ComuArte), para expresar las reivindicaciones y sumarnos al manifiesto del 8M. Es algo que medité en su momento, consulte con mis “luminarias feministas2, y llegamos a la conclusión de que en este caso el altavoz que tengo en el escenario es más fuerte que el que tengo en la calle, y que tenía sentido hacerlo si se hacía de esta manera.

-… y el día 9 en FEMIN, un festival marcadamente feminista. Parece que hayas hecho caso del consejo lanzado por alguna representante política, de hacer una huelga a la japonesa !!

-(Jajajaja…) bueno, es que acabo de sacar un disco y ha coincidido. Pero oye, recuerdo años, en el pasado, en que el único bolo que había en toda la primavera era el del Día de la Mujer, como que en este día había que contratar a una mujer, y el resto del tiempo no… así es que mejor así, justo contra este espíritu es contra el que estamo luchando.

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