ALCOI. Parece que el mundo ha olvidado muy rápido algunos hashtags tan imprescindibles, y que resonaban ya incluso antes de que se decretara el Estado de Alarma, como el de #protejamosanuestrosmayores. Ante el peligro -comprobado- de que la memoria tiene las patas muy cortas y es pasajera, a su rescate ha salido el arte a través de su técnica mixta, desde el óleo hasta la fotografía, pasando por una pieza sonora. Y lo ha hecho con una llamada colectiva en Facebook lanzada el 22 de marzo a modo de cadena que no debe romperse, al menos, no en nuestro pensamiento. No por toda la vida anterior que nos han dejado estas personas y a quienes les debemos el relevo que hemos tomado en este camino.
Lanzo este reto para tod@s aquellos artistas que se quieran sumar a este homenaje conjunto a nuestr@s mayores... Cuelga una obra tuya (fotografía, escultura, vídeo, pintura, dibujo, pieza sonora...) en la que aparezca ese pequeño homenaje a nuestr@s mayores, abuel@s, vecin@s, conocid@s y en general querid@s que tanto están sufriendo esta pandemia. A través de este sencillo mensaje los muros de Facebook se están llenando de arte dedicado a uno de los colectivos más vulnerables, nuestros mayores.
El artista afincado en Alcoy Javier Pérez Vaquer quiso hacer su pequeña aportación. "Lo leí en el muro de Andrada, una compañera del Grup Arrel, de artistas", explica. Y al primer eslabón de ella, el abuelo Jaime -y su retrato, que salió sorprendentemente de su alcoba en un día de confinamiento-, este hombre que quedó traumatizado con tan solo dieciocho años, cuando vivió la Guerra Civil, tanto que dejó de comer carne, de quien dice "no viviste esta guerra, pero la tuya también fue muy dura, allí donde estés, siempre contigo".
Desde el municipio valenciano de Villar del Arzobispo, Pérez Vaquer quiso sumarse, también en su caso, con una persona a la que le une el mismo parentesco que a su colega de profesión. "Lo mío no es obra nueva. Aunque es cierto que tengo muchas sobre ese tema, tenía que dedicarle esta historia a mi abuelo", confiesa. "Cuando yo era pequeño, él fue una de las personas más importantes para mí", remarca. "A mis padres, como se dedicaban al horno de pan y se levantaban muy temprano, yo les molestaba, así que dormí en su casa hasta que tuve tres años", recuerda el artista. "Me llevaba a todos los sitios, incluso a los bares, donde había mucho humo. Lo pienso y me viene como en una especie de sueño. Murió cuando yo tenía siete años, y creo que parte de mi infancia se marchó con él", explica.