VALÈNCIA. Nando López (Barcelona, 1977) es uno de los escritores más prolíficos del panorama literario nacional. Autor de más de 30 obras literarias y teatrales, desde hace poco tiempo la televisión tampoco se le resiste. Su novela La edad de la ira (finalista del prestigioso Premio Nadal) se convirtió en serie de la mano de Atresmedia a principios de año, y el también dramaturgo trabaja ya en otra producción original para la cadena, Red flags, que girará en torno a uno de los temas que mejor conoce: la adolescencia.
Y es que, aunque el novelista también escribe para adultos, son las historias juveniles las que conforman el grueso de sus publicaciones. Una de las últimas es Cuál es tu lucha (Ediciones SM, 2022), un libro que se inspira en la vida real de 15 adolescentes para tejer un relato coral que narra sus inquietudes, frustraciones, sueños y aspiraciones; todo un «desafío», cuenta López, pese a haber trabajado antes con testimonios biográficos en otras de sus obras. De las luchas de la juventud, y también de lo que supone escribir para los y las jóvenes, hablamos con él a continuación.
-Más que un libro, Cuál es tu lucha se ha definido como una «novela-documento» juvenil, algo que según has contado te ha supuesto todo un desafío, ¿por qué?
-Porque es un libro que se basa exclusivamente en vidas reales. Eso ya es atípico, porque normalmente cuentas con la imaginación a la hora de construir una historia, y en este caso era muy importante la fidelidad hacia los hechos. Me exigía buscar el modo de entrelazar 15 vidas que no tienen nada que ver entre sí, de 15 personas que no se conocen y que han sido seleccionadas entre cientos de testimonios. Buscar una arquitectura o estructura literaria que albergara esas 15 vidas era todo un reto.
Además, se presentaba otra dificultad, y es que el material biográfico del que se parte es muy sensible: se cuentan historias que abordan temas muy duros (TCAs, bullying, búsqueda de la propia identidad de género y la orientación sexual…), importantes de narrar, pero que también requerían mucho cuidado, sensibilidad y escucha. El desafío ha sido complejo, pero también muy satisfactorio.
-En base a estos relatos (y a todo lo que conoces a la juventud), ¿qué podemos decir sobre la juventud de hoy?
-Creo que es una juventud muy crítica. Tiene muy claro que el sistema que ha heredado no les sirve y quieren cambiarlo. Son conscientes de la importancia de la salud mental; de la gravedad del contexto en el que viven, de la crisis climática, energética, económica; tienen una conciencia mucho más líquida de la realidad de lo que creemos. Eso les ha conducido a un cierto escepticismo. Están buscando la manera de expresarse y de hacerse oír.
También es una generación más combativa de lo que pensamos. Está harta de etiquetas; que si «z», que si «alfa»… no les escuchamos, pero estamos etiquetándolos constantemente. Y es una juventud que tiene mucho que decir. Tiene más conciencia sobre temas como el feminismo, la visibilidad LGTBI, el binarismo (hay chiques que cuentan su historia en el libro, por ejemplo); es una generación que ha ido deconstruyendo el modelo que ha recibido, algo que me parece muy valioso. Quizá por eso también el mundo adulto reacciona a veces de forma hostil. No nos gusta que nos cuestionen y, sin embargo, es maravilloso que lo hagan.
-¿Cómo se plantea uno escribir para la juventud cuando el escritor sigue siempre cumpliendo años, pero los y las jóvenes parecen componer un espectro más o menos uniforme?
-Escribo para el mundo adulto y para el juvenil, y no varío mi forma de escribir en ninguno de los dos ámbitos. Mi manera de escribir se basa siempre en buscar historias que me emocionen y en encontrar la estructura literaria adecuada para que esa historia emocione a quien la lea. Lo que sí que es verdad es que cada vez soy más exigente conmigo mismo, porque cada vez tengo más títulos publicados y cada vez tienen más repercusión… (entre novela y teatro llevaré ya más de 30 obras publicadas). Quizá eso sí haya variado, pero lo que siempre se mantiene firme es la voluntad de emocionar.
Algo que también me guía mucho (y en Cuál es tu lucha está muy claro) es dar voz a quien no la tiene. Me preocupa mucho en todo lo que escribo, ahora también en televisión. En todos estos temas busco que las vidas protagonistas sean las que no lo suelen ser: luchar por la visibilidad a través de la literatura. Me interesa mucho hablar de esas personas que normalmente están en los márgenes del discurso cultural.
En cualquier caso, en la forma de escribir lo esencial es que se cuenten historias con valor literario. Porque, si no tienen valor literario, no llegan y no emocionan. Por eso en Cuál es tu lucha el gran reto era darle forma literaria a un documento vital. El gran desafío, y la parte que más he disfrutado.