VALÈNCIA. No hubo nunca cañones en el búnker de El Saler. El búnker, más allá de su aspecto físico, jamás estuvo operativo: no fue artillado. Los descubrimientos que están haciendo los arqueólogos al desenterrar la famosa construcción defensiva de la playa de València no están sorprendiendo a dos historiadores, Fernando Sanz y César Guardeño, que están asistiendo con interés a los trabajos. Interés y satisfacción porque los hechos están ahora demostrando lo que ellos siempre habían intuido: que nunca hubo armamento de gran calibre en El Saler. El búnker de El Saler nunca estuvo terminado. En El Saler nunca estuvieron los cañones de Navarone; fue una leyenda urbana.
Para sostener esa tesis, Sanz y Guardeño, lógicamente, no se fiaron sólo de su instinto. En un estudio sobre la construcción titulado El búnker de la playa de El Saler. València 1937-2019 estos dos historiadores desmontan los mitos adquiridos y nunca analizados, y ponen en contexto la verdadera historia de la construcción defensiva matizando los detalles clave. Existir, existió intención de levantarla. Junto a la torre de artillería en el Faro de Canet, el búnker de la playa de El Saler debería haber contado con dos cañones del Acorazado Jaime I que se había hundido en la base naval de Cartagena el 17 de junio de 1937, a las tres y media de la tarde, por una explosión interna de origen desconocido.