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SILLÓN OREJERO

Fletcher Hanks, dibujante alcohólico de superhéroes ultra-violentos entre 1939 y 1941

VALÈNCIA. Ha sido bautizado como el Ed Wood del cómic, una etiqueta que no gusta a su editor, pero que ha sido la única forma que encontraron los críticos de describir su trabajo cuando fue recopilado y editado hace una década. El último volumen, que por fin recoge toda su obra completa, apareció en 2016.

Al final de la Gran Depresión, la década de los años 30, con el auge del nazismo y los fascismos europeos, surgieron en Estados Unidos los superhéroes de cómic. En 1936 lo hizo El hombre enmascarado, en 1938 Superman, en 1939 Batman... De sobra es conocido que estos personajes, con sus características sobrehumanas o gran intelecto, que no fueron añadidas desde el principio, velaban por la humanidad luchando contra todo el que osara amenazarla. Al término de la Segunda Guerra Mundial, el género tuvo un pequeño declive hasta la llegada en los años 60 del recientemente fallecido Stan Lee, el dibujante Jack Kirby y todas las creaciones de Marvel que han terminado convirtiéndose en una especie de evangelio.

Veinte años antes, en la explosión inicial de esta modalidad de cómic, hubo un artista que pasó desapercibido en su momento, Fletcher Hanks. Pero a día de hoy sus cómics destacan sobre sus coetáneos por la extrema violencia que contenían. No fue hasta los 80, cuando Raw Power, la revista de Art Spiegelman, que se rescataron algunas historietas debido a su carácter absolutamente singular. Paul Karasik, que trabajaba entonces en el consejo editor, se quedó con su nombre y, con la llegada de Internet, pudo contactar con coleccionistas, uno por uno, hasta reunir toda su obra posible y reeditarla en Fantagraphics. Sin Internet no hubiera sido posible.

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