Hubo muchas recreativas de repartir golpes en los 90, pero tres merecen un lugar destacado, las tres de Capcom. Street Fighter II, por ser la líder absoluta. Final Fight, por ser un perfeccionamiento del clásico Double Dragon. Y Cadillacs & Dinosaurs, por contener todo lo de las anteriores y, además, dinosaurios. Jugar a repartir estopa por sus ambientes post-apocalípticos escuchando eurodance, masticando chicle Boomer y dándole caladas a un Fortuna forma parte de la memoria sensorial de buena parte de una generación de nacidos en los 70 y primeros 80.
Su caso, como se ha apuntado en muchas ocasiones, fue curioso para un videojuego. La máquina recreativa tuvo más éxito que el origen de la licencia, el cómic. Raro es que cuando se mencione el título de este universo alguien que viviera los 90 piense en viñetas. Además, su lanzamiento prácticamente coincidió en el tiempo con el de la película Jurassic Park, de Steven Spielberg. Eso pudo hacerlo todavía más famoso, hubo una verdadera fiebre con los dinosaurios esos años. De hecho, llegó a haber también muñequitos articulados y una serie de dibujos animados también titulada Cadillac & Dinosaurs de trece episodios. Sin embargo, la adaptación era de un cómic de los años 90 de Mark Schultz,un autor original y sensible. Su trabajo se titulaba Xenozoic Tales.
Schultz era un pluriempleado más en el Estados Unidos que enfilaba la crisis post-industrial. Trabajaba dibujando ilustraciones publicitarias y de guardia de seguridad. Durante todo ese tiempo, soñaba con ser dibujante de cómics. No le faltaban horas para rumiar qué historias le gustaría dibujar bajo la influencia de personajes como King Kong o de su autor favorito, Edgar Rice Burroughs. Así surgió Xenozoic Tales. Creó y dibujó, simplemente, el tebeo que a él le gustaría leer y que no podía comprar.