ALICANTE. Al final no hubo sorpresa y tampoco pujó nadie este martes, el último día para hacerlo, quedando así desierta la subasta convocada por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) el pasado 31 de julio para deshacerse del 15,07% de las acciones del Hércules y del derecho de crédito que mantiene contra la Fundación y cuyo importe asciende a 15,4 millones de euros.
Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez no fueron persuadidos por ningún político y tampoco hubo algún valiente que se atreviera a iniciar una batalla por el control del Hércules contra los anteriores escudados en la Fundación, toda vez que aunque se resultase adjudicatario de la subasta uno no se convertía en propietario del club como hemos venido contando en Alicante Plaza.
Ni la deuda, ni otras historias para no dormir. El que uno no se pudiera hacer con la propiedad del club unido a que el banco del Consell optó por no incluir el estadio José Rico Pérez en el lote a subastar, terminó por desincentivar a aquellos que llegaron incluso a reunirse con el IVF para mostrar su interés.
Al banco del Consell hay que reconocerle el mérito de no haberse apartado de la norma, algo que años atrás parece que no fue así (por cierto, ojo con alguna mediación que ha habido ahora, no termine conllevando responsabilidades), pero también afearle que tal vez le pudiese la codicia, intentando obtener nada menos que 600.000 euros por algo que no lo vale y a sabiendas de que Ortiz y Ramírez, los únicos a los que la Fundación hubiese allanado el camino para permitirles convertirse en máximos accionistas, no estaban dispuestos a desembolsar más de 300.000 euros.
El IVF ha anunciado que habrá una segunda subasta con un precio de salida inferior en un 15% (se ha de cumplir el mandato de Ximo Puig de "desinvertir en el fútbol"), por lo que no sería descartable que ocurriese lo mismo y es que a Ortiz y Ramírez les parece igual de desproporcionado el pago de los 508.146,541 euros que se exigirán ahora como mínimo, al tiempo que sigue siendo igual de complicado que alguien distinto a ellos desee pasar por el aro.
Los empresarios, socios en el Hércules y otros negocios, defienden que desembolsar los 600.000 euros hubiese supuesto desviar dinero destinado a inyectarlo en el club durante la temporada. De ahí que su tope fuera 300.000 euros.
Ahora toca esperar a ver cuándo se convoca la segunda subasta, si Ortiz y Ramírez persisten en su postura de no acudir y, lo que no es menos importante, cuánto dinero se inyecta en el Hércules. Por cierto y hablando de esperar y los acreedores, como ya adelantamos en Alicante Plaza, Hacienda dejó de hacerlo exactamente el pasado 5 de julio.