El Consell del Botànic decidió ‘salvar’ la salida de la Volvo Ocean Race en Alicante entre los grandes eventos de la ‘Era PP’. ¿El reto? Ajustar y rentabilizar costes para multiplicar el retorno económico todo el año, en toda la provincia
ALICANTE.- Guiño justificado hacia la capital del sur o apuesta por su rentabilidad real. Lo cierto es que la confirmación de que Alicante seguiría siendo puerto de salida de la competición náutica más relevante del mundo, la Volvo Ocean Race (VOR), hasta 2023 tuvo una acogida más que positiva entre los principales agentes turísticos de la ciudad y de la Comunitat. El acuerdo por la continuidad que el presidente del Consell, Ximo Puig, hizo público el 12 de mayo convirtió a la prueba en el único gran evento de la Era PP que sobrevive al vuelco político registrado el 24-M en el Palau de la Generalitat.
Atrás quedan los años de grandes fastos en los que se inyectaba millones de procedencia pública como si de calderilla se tratase. Más de 2.300 en proyectos muchas veces megalómanos y vacíos, aunque efectistas (como la Ciudad de las Artes y las Ciencias) y otras veces, directamente naufragados (como Terra Mítica, vendida; Ciudad de la Luz, de futuro incierto tras dos subastas desiertas; la Fórmula 1, en los juzgados; o la Copa América, con instalaciones obligadas a la reconversión) que pesan sobre la deuda autonómica tanto como el cemento del que están construidos.
Poco después de la toma de posesión, el nuevo Consell surgido del Pacto del Botànic (PSPV y Compromís) puso los ojos sobre el puerto de Alicante y sacó la calculadora del bolsillo para evaluar si resultaba posible salvar al menos una de esas grandes citas. No era una decisión fácil. Para miles de ciudadanos podría resultar incomprensible que se optase por perpetuar parte de un modelo al que se había criticado con dureza desde la oposición y que parecía todavía peor tras conocer sus detalles desde las interioridades del Gobierno.
Pero la Conselleria de Hacienda aprovechó que la salida de 2017 ya estaba firmada y amarrada -parte del legado del PP- para cuadrar cifras y atar otras dos ediciones más: las de 2020 y 2023. Era una oportunidad de oro, se dijo, para sacar la tijera y rebajar el coste público de la celebración del evento en unos 10 millones, según precisó el propio Puig al desgranar los detalles de la renovación del contrato. Así, en la negociación, se logró reducir en medio millón el canon fijo establecido para cada una de las salidas (de 7 millones se pasa a 6,5); se recortó en un millón el coste para la organización del Race Village (de 4,5 se pasa a 3,5) y se determinó que los organizadores de la VOR percibirían sólo el 30% de las cantidades captadas por ellos mismos a través de patrocinios, en lugar del 35%de todas las aportaciones de los sponsors como sucedía hasta ahora. Con ello, la Generalitat lograba ampliar ese canal de ingresos para completar costes.
De hecho, tanto Puig como el conseller del área, Vicent Soler, remarcaron entonces que la prioridad sería captar fondos privados con el fin de cubrir los 44 millones comprometidos por las dos próximas ediciones (las empresas colaboradoras podrán deducirse el 15%de los gastos de la publicidad y promoción, hasta un límite del 90% de sus donaciones, según Hacienda).
La firma del contrato que afianzó a Alicante como anfitriona de la salida (por la que también pujaban Dubai y Lisboa) llegó finalmente el 20 de julio. El propio jefe del Consell admitió que, pese a todos los ajustes posibles (incluso se aprovechará el barco para invitados utilizado en la edición de 2014, con un ahorro de 5 millones) el acuerdo conllevaba «un gran esfuerzo económico». Sin embargo, primó el efecto retorno reflejado en el informe que PricewaterhouseCoopers (PwC) elaboró tras la edición de 2014. El estudio adjudicaba a la prueba un impacto económico de 274 millones para el conjunto de la Comunitat en las tres ediciones celebradas hasta entonces (las de 2008, 2011y 2014) y «la generación del equivalente a 4.833 puestos de trabajo anuales a tiempo completo». «Por cada euro invertido en el evento, la Generalitat obtuvo un retorno de 8,67», añadía el informe.
Entre las grandes cifras, PwC también destacaba el registro de visitantes: más de un millón en el cómputo de las tres salidas; el 25% de ellos extranjeros. Todo sin contar con la difusión de la Marca Alicante a través de impactos publicitarios en todo el mundo. Sólo en la edición de 2014, se publicaron 17.188 artículos on line sobre la ciudad. «No hay duda de que se trata de un evento muy positivo que ha disparado la ocupación de nuestros hoteles, no sólo durante las dos semanas anteriores al inicio de la prueba, sino en los meses previos, en los que los equipos llegan a Alicante para abordar su preparación», explica la presidenta de Asociación Provincial de Hoteles (APHA), Cristina Rodes, en la que se agrupan 8.000 camas. Sin embargo, añade, «hay que cuidar que ese impacto no se límite a ese periodo estacional; debemos aunar esfuerzos y procurar que la Volvo sirva de base para potenciar la náutica, aprovechando el potencial de nuestras infraestructuras y nuestra climatología para desestacionalizar nuestra oferta».
Y ese es el otro gran compromiso que el Consell tiene marcado en su agenda. Su cumplimiento lo encomendó directamente a la Sociedad Proyectos Temáticos (SPTCV), ahora al timón del consorcio de la Volvo. La hoja de ruta es extender los efectos de la prueba a lo largo de todo el año y de toda la provincia. Ya se trabaja junto al Ayuntamiento de Alicante en la programación de acciones promocionales mensuales desde el arranque de 2017 hasta el mismo día de la salida, el próximo 22 de octubre. La filosofía es, en primer lugar, que la competición sirva de escaparate de la capacidad productiva de toda la provincia. Y en segundo término, que penetre en toda la ciudad y llegue a toda la ciudadanía. Así, en enero, por ejemplo, se instalará un barco de la competición en la rotonda de la Plaza del Mar. En febrero, habrá un acto temático coincidiendo con la celebración del Carnaval; en marzo, otro previsto para Semana Santa…
Y a la postre, sea cual sea el futuro de la prueba más allá de 2023, Alicante seguirá siendo sede central de la organización (antes de 2010, en Southampton, Inglaterra), del único museo dedicado a la regata en el mundo (inaugurado en 2012) y, además, habrá ganado un espacio privilegiado para el uso público -el acceso al dique de Levante desde la antigua terminal de Orán- remodelado especialmente para la ocasión.