VALÈNCIA. Después de dos años nadando en la indefinición, Ciudadanos parece tener claro cuál es su sitio en la Comunitat Valenciana: Regionalismo muy moderado, del tipo homenaje a la Real Senyera en el Marítimo y golpes de pecho ante el catalanismo para rascar votos al PP y todo por España, porque Ciudadanos es un partido que piensa en España, un proyecto nacional "con el mismo discurso en todas las Comunidades Autónomas". Reivindicaciones autonomistas, solo con permiso de Rivera, es decir, ninguna.
Por eso, cuando a la lideresa del partido en la Comunitat le preguntan si apoya la petición de quita a la llamada ‘deuda histórica’ que los valencianos tenemos con el Estado debido a la infrafinanciación de los últimos 15 años, Mari Carmen Sánchez la rechaza con el argumento de que "si todas las Comunidades Autónomas la pidieran...". A la ciudadana Mari Carmen Sánchez le ciega España.
Todas las CCAA no piden esa quita y muchas la rechazan porque la mayoría no ha tenido ni tiene ese problema. La mayoría ha recibido de la Administración General del Estado lo que le correspondía. Para ser justos, todos un poco menos por la racanería del Gobierno central, según el análisis de Francisco Pérez en su voto particular al informe de los expertos. Pero a lo que vamos, la mayoría ha estado en la media o por encima de la media en financiación por habitante. Así que esa quita no la piden todas las CCAA, la piden la Comunitat Valenciana y cuatro más, y con ahínco solo Ximo Puig, porque los demás pueden ir tirando con la deuda acumulada pero los valencianos no. La deuda, de 44.000 millones y subiendo, es insostenible.
Es incomprensible que la lideresa de Ciudadanos coincida con el diagnóstico general y diga que hay que acabar con la desigualdad que supone que el Estado nos preste vía FLA lo que a otros les da, pero se niegue a reparar los daños. Quiere "un sistema más justo", pero borrón y cuenta nueva, el lastre de la injusticia que se lo pague cada uno.
Ciudadanos cree que la igualdad de todos los españoles es el café para todos aunque ello suponga consolidar la desigualdad. Es el jacobinismo llevado al extremo que no permite el cortado, el descafeinado, el bombón ni el trifásico. Café para todos bien aguado, excepto para el País Vasco, que ahí Rivera sí que ha tragado abriendo la puerta a la mejora del cupo, aunque ahora diga que votará en contra.
El partido de Rivera confunde el Estado con la Administración General del Estado (AGE). El Estado somos todos, también la Comunitat Valenciana; la AGE es parte del Estado, pero no todo; es, por poner una cara, Cristóbal Montoro. Lo que está en juego es algo tan sencillo como dilucidar si la deuda acumulada por los valencianos por culpa de la injusta falta de recursos procedentes de la AGE —10.000, 15.000, 20.000 millones, ya se verá— nos la tenemos que pagar nosotros con la subida de impuestos autonómicos prevista sistema de financiación o la asume quien la ha provocado, la AGE, que además es la acreedora.
Montoro, juez y parte, se resiste a condonar deuda porque antes que la AGE tape el agujero —su agujero—, prefiere repartirlo entre unas cuantas CCAA. Rivera, también. Y Ciudadanos-CV, pues lo mismo.
"Iré a Madrid a hablar con los diputados de Ciudadanos para hacer visible el problema de la Comunitat", decía Mari Carmen Sánchez en una entrevista en Alicante Plaza. Como dijo Pío Cabanillas, ¡Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!
Ciudadanos no es el único partido valenciano que se ha desmarcado de la estrategia de Puig de unir a todas las fuerzas políticas para conseguir un mejor sistema de financiación para el futuro —futuro lejano, que 2017 ya lo podemos dar por perdido— y la quita. PP y Podemos se han puesto de perfil, de manera que si el Consell plantease una votación ahora mismo en Les Corts podría perderla. Solo PSPV y Compromís lo tienen claro.
Lo del PP era de esperar y desesperante al mismo tiempo. A Bonig le taparon la boca cuando estalló contra el proyecto de presupuestos de Rajoy, aprobado después con sustanciales mejoras para el País Vasco con el voto del adalid de la igualdad entre españoles.
El Gobierno del PP de Castilla y León ha dicho que la decisión del Ejecutivo de Rajoy respecto a la central nuclear de Garoña no la comparte, que es un "error histórico", una "decepción", y que "el Gobierno podría haber hecho mucho más en la anterior legislatura", en la que Rajoy tuvo mayoría absoluta. ¿Oiremos a Bonig decir algo parecido si el nuevo sistema de financiación no incluye lo que Moragues llamaba eufemísticamente una mutualización de la deuda?
Lo de Podemos es todavía menos comprensible, posiblemente porque, a diferencia de Ciudadanos, aún no tiene claro cuál es su sitio. Cuando lo entienda, igual escribo otra columna, que este tema va a dar que hablar.