entrevista Rafael bernabeu (j'hayber)

"Hacen falta líderes con un objetivo generoso y amplitud de miras para conquistar el futuro” 

6/08/2017 - 

ELCHE. La historia económica y social de Elche está registrada en la lúcida memoria de Rafael Bernabeu Moya (1930), con una pasmosa precisión. Es una persona intuitiva, comprometida, persistente, innovador, amante del consenso y de los proyectos colaborativos, con un perfil que dista mucho del equivocado estereotipo individualista del empresariado ilicitano, para el que pide reconocimiento social por su aportación al crecimiento de la ciudad. Nieto, hijo y padre de empresarios, el presidente honorífico de la firma de calzado J'Hayber reflexiona, desde su atalaya de más de sesenta años de experiencia empresarial, sobre las claves del sector del calzado en un mundo globalizado y también sobre la necesidad de un liderazgo creíble y aglutinador para que una provincia rica y diversa como la de Alicante no pierda el tren del futuro.

-¿Qué motivos te impulsan a ser empresario tan joven?
Mi carrera como empresario empezó en 1954, cuando tenía 23, después de una década trabajando en diversas empresas por cuenta ajena, ocupaciones que alternaba con mis estudios nocturnos de la carrera de Comercio en la Academia de Juan Bautista Castaño. Combinar formación y trabajo me permitió tener unos conocimientos y una experiencia superiores a la media cuando me lancé al mundo de la empresa.
En mi casa había tradición empresarial, puesto que mi abuelo y mi padre eran emprendedores y montaron sus empresas. Como la fábrica de mi padre entró en crisis, como todo el sector de fabricación de alpargatas por la pérdida de competitividad, los cambios tecnológicos, la entrada en juego de nuevos competidores en un mercado más abierto y la falta de sucesores en compañías importantes, aproveché mi experiencia en el mundo comercial y le propuse poner en marcha una empresa para aprovechar las oportunidades que se estaban produciendo en el mercado nacional e internacional en el que comenzaba a primar la capacidad de elegir de la demanda. A los dos años de poner en marcha el proyecto pudimos dar un salto adelante, y trasladarnos de un local de 90 metros cuadrados a una nave de 350 metros cuadrados.

“Nuestra filosofía ha sido sermuy competitivos para disuadir a quien quisiera copiarnos”

-¿Un crecimiento rápido en un momento difícil?
Mi pasión por conocer a fondo los mercados y por estudiar qué productos serían los aceptados por los consumidores, me permitió intuir que el futuro ya no estaba en la alpargata, a pesar de que en Elche había cuatro o cinco fábricas muy relevantes. En ese momento iniciamos la transición de la producción de productos textiles, sintéticos a de piel. Esto suponía transformaciones constantes en nuestro proyecto. Supongo que los avances traían inversiones y reorganización.
Efectivamente. En poco tiempo cambiamos de la producción tradicional de alpargatas a introducir el vulcanizado y después la inyección. Cada uno de estos pasos suponía la reinvención de nuestra industria, con fuerte inversión en maquinaria y una reorganización de la empresa. No eran cambios fáciles, ya que las instalaciones se quedaban obsoletas y había que formar al equipo humano para que manejasen las tecnologías que se incorporaban en cada momento. En este proceso de cambios continuos dimos un salto muy relevante: entramos en el mundo de la fabricación de calzado sintético, con la incorporación de las nuevas tecnologías de alta frecuencia,  lo que nos llevó a convertirnos en la empresa número uno en España en este producto, con 10.000 pares al día. 

-Tengo una curiosidad, ¿cómo conseguías esta información sobre la tecnología?
Como he sido muy inquieto, siempre iba a buscar la información. La tecnología no viene a casa, los negocios no vienen a casa, la información y el negocio hay que ir a buscarlos. Con este afán por saber, me gustaba ir a todas las ferias a ver las tecnologías más que a vender. Te pondré un ejemplo de mediados de los años sesenta, en una de estas ferias me encontré con el sistema de producción de alta frecuencia. Era un sistema muy sencillo y competitivo, ya que sólo hacía falta un molde de silicona del modelo de zapato, y con él se hacía todo de una pieza, con una sola costura. 

“La tecnología no viene a casa, los negocios no vienen a casa, la información y el negocio hay que ir a buscarlos”

-¿Cómo consiguió una posición tan relevante en el mundo empresarial ilicitano desde tan joven?
Al esfuerzo que puse en todos los proyectos, junto a toda mi familia, se dieron dos factores que me permitieron introducirme con éxito en el mundo empresarial de Elche: el primero es que a los 29 años me nombraron consejero de la Mutua Ilicitana, institución en la que me relacioné con los empresarios más reputados, como Ángel Pérez, Ricardo Parreño, los Serrano, Los Sánchez Rojas; y el segundo es que tenía la confianza de mi círculo de amigos, también empresarios, algunos de los cuales se convirtieron en socios en algún momento como Vicente Quiles, José Ferrández y Jesús Murcia, entre otros.


-Entonces, ¿Los empresarios ilicitanos son tan individualistas como dice el tópico?
Te puedo asegurar que nunca he tenido una empresa individual. He compartido las labores de dirección con mi hermano, él gestionaba la empresa y yo salía a realizar las labores comerciales y a captar nuevas iniciativas. Compartir los proyectos empresariales con mi hermano ha sido un regalo del cielo. Creo que la ciudad ha sido injusta al valorar a sus empresarios, puesto que todos han dado lo mejor que tenían. Para mí hay muchos tipos de empresarios, pero todos hemos ayudado a que Elche sea hoy lo que es con nuestro granito de arena.  Formamos parte de una ciudad emprendedora y muy laboriosa, no sólo por parte de los empresarios, sino también de los trabajadores. El empresario solo no puede hacer nada.
La vida del empresario es dura. Somos un colectivo al que se nos mira de forma negativa: cuando uno triunfa todo son celos y envidias, y cuando te va mal hasta hay algunos que se alegran. Siempre he considerado la empresa como una entidad de participación de ideas, voluntades y esfuerzos con un objetivo claro de atender la demanda de bienes y servicios de la Sociedad, creando y compartiendo riqueza, aportando crecimiento y nivel social.

“Siempre he considerado la empresa como una entidad de participación de ideas, con un objetivo claro de atender la demanda de bienes y servicios  creando y compartiendo riqueza, aportando crecimiento y nivel social”


Esa forma de trabajar en proyectos conjuntos con otros empresarios dista mucho del estereotipo tan difundido del empresario individualista ilicitano.
A mí siempre me ha gustado compartir los proyectos empresariales. Una vez descartada la posibilidad de unir las empresas del grupo de amigos que teníamos intereses comunes, empezamos a poner en marcha industrias que no fuesen competencia de las que teníamos cada uno de nosotros, por ejemplo creamos una línea de mocasín, bottier, otra de calzado colegial y afines del calzado como centro logístico de aprovisionamientos.  


Este grupo de empresarios entusiastas y colaboradores fue el germen del grupo Vizcarra. Como las producciones crecían y ante la falta de espacio en la ciudad, en los años sesenta hubo que empezar a pensar una solución. Entonces planteamos lo que sería la primera zona industrial de Elche: el Polígono de Vizcarra. Cuando todo el mundo se iba a Aspe, Crevillent y a la Vega Baja, en busca de nuevo suelo, nosotros le planteamos al Ayuntamiento de Elche, crear 100.000 metros cuadrados de suelo industrial. No fue sencillo, porque en el planeamiento urbanístico no estaba previsto. Pero tuvimos la suerte de contar con la comprensión y el apoyo de todas las administraciones.
Este grupo de empresarios además tenía servicios comunes, como un diseñador que trabajaba para el colectivo y nos aportaba las líneas creativas, lo que lo hacía más asumible el coste y nos permitía ser líderes en el diseño popular.

-¿Cómo daban el salto a la exportación?
Es verdad que los empresarios de Elche eran muy valientes. Cogían sus muestrarios y se plantaban en cualquier parte del mundo sin saber idiomas y vendían sus productos, para eso hay que tener ilusión y valor. Yo tuve la suerte de tener unas nociones que adquirí cuando estudié, con cursos de francés e inglés, pero siempre que salíamos a vender llevábamos nuestras chuletas, y asesoramiento en contratos y acuerdos. Eso nos ayudó mucho.

-Al calzado se le ha enterrado muchas veces como sector de futuro ¿por qué cree que ha sobrevivido?
Porque hemos sabido adaptarnos a los tiempos cambiantes. En nuestra empresa hemos trabajado siempre para estar al corriente de las tecnologías más novedosas, lo que nos ha permitido estar a la vanguardia del sector, primero con las máquinas automáticas y después con la aplicación de la robotización. Hemos vivido con intensidad la transición desde la polea, la máquina mecánica, la neumática, la hidráulica, la electrónica y así sucesivamente hasta la actualidad. Además, siempre hemos estado dispuestos a traer esas tecnologías para desarrollarlas en Elche.

-¿Qué pasa con los nuevos productores? Por ejemplo, China...
Desde mediados de los años sesenta hasta finales de los setenta España fue “la China” de Estados Unidos, Fabricar calzado necesita mucha manufactura, por tanto cualquier país con mano de obra más barata era rentable. Nosotros vendíamos por una parte el diseño y la productividad, combinado con los salarios bajos, y fuimos los más competitivos en Estados Unidos, en Alemania, en Francia e Inglaterra, hasta que entraron en juego países más competitivos asiáticos como Japón, Corea, Taiwán y desde allí a China.
La entrada de España en el Mercado Común nos permitió tener un respiro y rearmarnos para afrontar nuevos retos después de un profundo bache. Nuestra incorporación a Europa defendió nuestros productos con aranceles y volvimos a tener una exportación notable a los países de nuestro entorno.

"Nuestra filosofía ha sido ser muy competitivos para que quien quisiera copiarnos se estrellara"

-¿Para conseguir una posición en el mercado actual es más importante la marca que el precio?
Nuestra primera marca SIOBER fue líder en producto popular,  después en los años setenta y ochenta  fuimos líderes en calzado deportivo con J´Hayber. Nosotros hemos apostado siempre por la marca, le hemos dado preponderancia para distinguir nuestro producto. Hemos invertido mucho en darle proyección y llegar a los mercados. Nuestra filosofía ha sido ser muy competitivos para que quien quisiera copiarnos se estrellara.

-¿Hacia dónde va el sector del calzado?
Todos llevamos zapatos siempre, pero lo importante es que se pongan zapatos españoles, para ellos tenemos que ser competitivos y tener el producto adecuado en cada momento. Esto que se dice de forma sencilla, es muy difícil de conseguir. Pero yo siempre digo que si otros lo saben y lo buscan, porque no voy a ser capaz de conseguirlo yo. Hay que tener la actitud de buscar ese punto de equilibrio. Y la sinceridad para la autocrítica. Si no lo intentas no lo consigues.


-¿Cómo ve la provincia de Alicante?
A lo largo de mi dilatada carrera empresarial, también he tenido muchos cargos de representación. Ocupé la presidencia del sector del calzado FICE, participé en la Cámara de Comercio de Alicante y en la fundación de COEPA. En estos momentos veo la provincia un poco descabezada, en el buen sentido de la palabra, sin una entidad o una persona que la  lidere, en la que todo el mundo confíe, que se sepa ganar la voluntad de todos. Cada comarca, cada ciudad va en una línea distinta, los que están más al norte tienen una relación constante con València, mientras que los que estamos más al sur encontramos más cercanía con Murcia. A los ilicitanos en Alicante nos ven como competidores, no como parte de la provincia. La capital no ejerce el liderazgo que se espera de ella. La provincia tiene el nombre de la capital y confunden la localidad con la totalidad y eso no debe ser así, hay que tener una visión más plural. 

"A los ilicitanos en Alicante nos ven como competidores, no como parte de la provincia. La capital no ejerce el liderazgo que se espera de ella"


-¿Cuál es su opinión sobre Elche?

Elche hoy está mejor que nunca. Se ha conseguido una diversificación económica para evitar su excesiva dependencia del calzado. En los últimos años han avanzado la agricultura, el turismo y el comercio. Mención especial merece el sector auxiliar de primeras materias y componentes que, con su gran desarrollo técnico y diseño, ha contribuido a la gran evolución del calzado; sin ellos no hubiera sido posible. Me gustaría resaltar mi gran admiración por su contribución y participación a lo que es hoy el sector y Elche.
Creo que es una ciudad muy emprendedora que ha superado crisis muy complejas. Pero hay un aspecto que me gustaría destacar: en la actualidad no se valora el esfuerzo que se ha hecho para llegar donde estamos. Mucha gente cree que el bienestar ha venido del cielo. Hay que hacer un esfuerzo para que todo el mundo comprenda que tener una ciudad así se debe al esfuerzo común de empresarios y trabajadores.
Estoy convencido de que tenemos infraestructuras, dotaciones y capital humano, sólo nos hacen falta líderes que tengan un objetivo generoso y altruista, con amplitud de miras, para conquistar el futuro.

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