ALICANTE. En 2015, el Consell del Botànic puso a Antonio Rodes (Benejúzar, 1952) al volante de la empresa pública con la que el Partido Popular (PP) lanzó la era de los grandes proyectos. Terra Mítica, Ciudad de la Luz, el aeropuerto de Castellón, la Volvo Ocean Race... Sólo la Ciudad de las Artes y las Ciencias se escapó del radio de acción de la Sociedad Proyectos Temáticos (SPTCV). Llegó con la encomienda de poner orden, tras dos etapas distintas como concejal en Elche (de 1979 a 1983, desde el PC; y de 2011 a 2015, desde el PSOE), después de haber pasado por la empresa privada y por la docencia (es licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona). Un año después de aquel encargo, todavía confesaba a quien le quería escuchar que estaba completamente desbordado por lo que se había encontrado. Ahora, se congratula de haber contribuido a enderazar el rumbo de aquellos estudios cinematográficos con los que soñó Berlanga.
-Después de dos años al frente de la SPTCV, ¿ha conseguido ponerse al corriente de lo que tiene entre manos?
-Razonablemente sí. Es una compañía difícil, pero ya tenemos un diagnóstico, unas cuantas soluciones y una perspectiva estratégica.
-¿Cómo se encontró la compañía y cómo esta ahora?
-Esto es una sociedad anónima pública y su estado se refleja en sus estados contables. Buceamos en ellos. Ha habido hasta ocho reducciones de capital. El diagnóstico es muy claro. La compañía la creo el Consell en 1996, un año después de llegar al poder. Desde entonces, la Generalitat ha puesto en Proyectos Temáticos 1.300 millones de euros. Eso está en el pasivo. Y en el activo: ¿qué tiene? Ahora, difícilmente puede pasar del 15 o 20% de ese valor. Tiene activos seriamente depreciados. En breve vamos a llevar el activo de la sociedad a su auténtico valor. Todavía está sobredimensionado, sobrevalorado. Ya tenemos el diagnóstico hecho, hay que hacer una reformulación de cuentas consensuada con el auditor y que podamos explicar cuál es el valor patrimonial exacto. La sociedad está ocho años sin que el auditor haya podido emitir opinión. Esto de que la derecha gestiona muy bien las empresas, en este caso desde luego no es así.
-¿Cómo se normaliza todo esto?
-Lo primero que vamos a hacer, este mes de diciembre: llevar el valor de la compañía a su valor real. Que las cuentas reflejen su auténtico valor patrimonial: un striptease contable. A partir de ahí, empezar a tomar medidas. En paralelo, estamos intentando sanear todo esto. Nos encontramos con unos activos en el entorno de Terra Mítica que no tiene valor estratégico, excepto una parcela que hemos reservado para que la Generalitat pueda hacer algún tipo de actuación, las demás las hemos sacado a subasta. Estamos en pleno proceso. Lo que queremos es hacer caja para abordar otros proyectos. Seguimos en Benidorm: que la construcción del centro cultural se reinicie. Tenía un presupuesto de 45 millones y cuando se hubo gastado 18 se quedó varado. Vamos a darle a una solución, no completa, pero sacarlo de la situación de deterioro en pleno núcleo urbano de Benidorm. Estamos pendientes de un dictamen del Consell Jurídic para acometer las obras. Nos encontramos un auditorio en Torrevieja, que costó 53 millones y eso estaba paralizado seis años. Lo hemos puesto en marcha, con una programación potente y que cumpla la función para la que se hizo. Ciudad de la Luz, tenemos el problema de Bruselas. Ya hemos recibido noticias alentadoras que permiten alguna estrategia de salida más y vamos a reflexionar a ver qué usos se le puede dar dentro de las limitaciones. Pero ya podemos vender o en su defecto alquilar. Junto a ella tenemos unos terrenos que se expropiaron en 1999, con un acuerdo de expropiación anulado por el Supremo. Es que debajo de cada activo hay un problema. Estamos intentando, vía acuerdo extrajudicial o vía tribunales, resolver el tema y poder disponer en su conjunto de todo el PEDUI de Ciudad de la Luz y, sobre eso, al tener la capacidad de disponer, marcar una estrategia que la tiene que decidir el Consell.
-Es decir, que se trata de generar ingresos en todos los frentes.
-Ingresos y soluciones. Es que tenemos un balance irreal, una sociedad con unos activos amortizados o paralizados. Tenemos que intentar resolverlo. Era una sociedad atrapada. Y quedaba una encomienda de gestión: la de Alicante puerto de salida de Volvo Ocean Race, que yo creo que ha salido razonablemente bien. Luego, también hubo una serie de proyectos fallidos en los que se dejaron un sinfín de recursos. Además del aeropuerto de Castellón, en el que SPTCV tenía el 99,9% de las acciones, y ahora ya es mucho menor, porque no se ha acudido a las ampliaciones de capital, pero seguimos siendo socios junto a la Generalitat y la Diputación de Castellón. Después, los casos del Palacio de Congresos para Alicante, Mundo Ilusión en Castellón, el Palacio de las Lenguas, el Museo de la FIFA, un parque cultural para San Vicente del Raspeig... Ahí había en proyectos y anteproyectos muchos millones. Y se les seguía respetando el valor, un valor ficticio.
"La Generalitat ha puesto 1.300 millones en Proyectos Temáticos, ahora su valor real no llega ni al 20%"
-Acaba de ofrecer una perspectiva general. Bajemos a lo concreto. Lo primero, las cuentas: ¿se ha recurrido ya o se va recurrir a una ampliación de capital, no?
-Efectivamente. Al hacer ese ejercicio de sinceridad contable, entramos en causa de disolución: lo que sucede cuando tus fondos propios están bastante por debajo de tu capital social. Ahí la legislación te obliga a recapitalizar. En eso estamos justo en ese momento, y tiene que estar hecho antes de fin de año. SPTCV tiene un consejo de administración y una junta general, que es el Consell. El presidente de la sociedad, que es el conseller de Economía, que es el que ha liderado ese ejercicio de sinceridad patrimonial, tiene que convocar al consejo, hacer el diagnóstico y solicitar las medidas necesarias para reestablecer el equilibrio patrimonial. Es decir, capitalizar. ¿Quién puede capitalizar? Pues el socio único, que es la Generalitat. El Consell tendrá que plantearse si capitaliza. Confío en que sí porque hay proyectos a futuro. Lo cierto es que nos encontramos esta sociedad con un mandato de disolución. Sin embargo el conseller y el presidente del Consell dijeron que había que mantenerla, pero saneada. Y que, después, comenzase a desarrollar proyectos sensatos económicamente y rentables socialmente. Esa será la parte estratégica.
-¿Cabría la posibilidad de que en esa capitalización llegase un socio privado?
-No, esto es un instrumento del sector público. Hasta donde yo sé, esto va a mantenerse así. No contemplo una sociedad mixta.
-Segundo frente concreto y quizá el más actual. Acabamos de conocer que la Unión Europea se muestra a favor de reducir el bloqueo de Ciudad de la Luz. ¿Cómo se ha conseguido?
-En primer lugar, haciendo un esfuerzo para recuperar la confianza con Europa. El problema es que Europa no se fiaba de esto. No sé lo que hizo el anterior Consell pero tengo la impresión de que instancias políticas del anterior Consell no fueron a buscar una solución. Después, había un expediente de ayuda de Estado que nosotros no discutimos, porque lo incoó la Comisión de la Competencia y, después fue al Tribunal Europeo, que también falló dando la razón a la comisión, en contra de Ciudad de la Luz. La UE tuvo que paralizar la actividad, hace cinco años, y recuperar la ayuda. Y luego, que no se siga produciendo películas. La ayuda no se ha devuelto. Hubo dos subastas desiertas. Y a partir de ahí se ha intensificado la negociación. La UE hablaba de hacer una tercera subasta, esta vez, judicial. Nosotros alertamos de la dificultad que tendría esa subasta porque para eso Ciudad de la Luz tenía que declararse en concurso de acreedores y no existen condiciones para eso. El único acreedor de Ciudad de la Luz es SPTCV, que es la Generalitat. Era difícil que un juez admitiese eso. Ya que no había dinero para devolver la ayuda que se dio a Ciudad de la Luz a quien se la dio, propusimos devolver los activos: por eso hablamos de una fórmula parecida a la dación en pago. La UE accedió, aunque con condiciones: que no hubiese producción cinematográfica; no a realizar actividad económica; aunque si queremos, esto se puede vender o alquilar. Esto hasta que pasen 15 años, cinco de los cuales ya han pasado. Con esto se abre una perspectiva complicada: esto se hizo para cine... Pero en la economía actual los activos se pueden transformar. Es más, hoy el cine ya no va por aquí. Estos son los mejores estudios de cine de los años 40. El Consell tendrá que decidir qué quiere hacer, después de limpiar. Cerrar con la UE y aclarar el embrollo de los terrenos colindantes. Estamos que en seis o siete meses también esté resuelto.
-La actividad económica está prohibida en determinadas instalaciones del complejo, porque en el resto ya se ha hecho público que se va a desarrollar el llamado Distrito Digital, en el que parece que ya hay empresas interesadas en participar.
-Seremos escrupulosos con la UE. En el Distrito Digital, vamos a respetar que no haya actividad económica, aquí se pondrá la parte que no sea actividad económica. El resto, se puede asentar en cualquier punto de Alicante o de la Comunitat. Desde aquí se dará el impulso.
-¿Aclare qué parte no es económica?
-Esa parte de impulso desde la administración, de introducción de la nueva economía en la vieja economía, de dirección estratégica. Todo eso es público, no es actividad económica. Otra cuestión es que empresas se instalen aquí o fuera. Pero esto no es un problema de espacios. Ciudad de la Luz va a tener la paternidad del Distrito Digital, la parte de función pública: el resto lo vamos a ir expandiendo.
-¿Algo así como aquella Film Office que buscaba localizaciones para los rodajes que se desarrollasen en Ciudad de la Luz?
-Eso es.
-Pero, tras una visita institucional del jefe del Consell a Finlandia, sí se informó del interés de varias empresas por desarrollar sus propuestas en Ciudad de la Luz. Se citó el ejemplo del Fun Academy.
-Es que ya está en Alicante, en un coworking y espero que pueda colaborar con el Distrito Digital. Pero esto no se limita a aquella visita de Finlandia. El Distrito Digital es intentar generar un foco de nueva economía, que permita que vengan muchas empresas, formación de recursos profesionales en la nueva economía, con trabajadores contratados aquí. Queremos generar un ecosistema que prenda. Tenemos un sondeo informal del mercado. Hay varias decenas de empresas en condiciones de venir aquí.
"La superficie urbanizada de Ciudad de la Luz roza los 100.000 metros cuadrados; pues hay otros 200.000 en su entorno que están trabados en el Tribunal Supremo"
-Hasta ahora se ha informado de dos puntos concretos sobre el Distrito: que Andrés Pedreño va a estar al frente del proyecto y que se necesitaba un socio privado. ¿Algún desarrollo en ese sentido?
-El proyecto en sí debe pasar por consejo de administración. Eso será muy pronto. Está en relación con la conselleria de Economía y Modelo Económico y se trata de eso, de cambio del modelo económico. El turismo necesita modernizarse, el calzado... Cuando eso ocurre, te tienes que rodear de un perfil profesional reconocido y amplio. El profesor Pedreño es un auténtico lujo para esta tierra en relación de la nueva economía. Lo es para el conjunto de España. Acaba de ser nombrado para el comité de Inteligencia Artificial. Pero no solamente él. Alrededor de él hay un asociación, Alicantech, que ha estado asesorando en este tema sin que medien pagos.
-¿Socio privado?
-No, otra cuestión es que el Distrito Digital aspira a englobar empresas privadas. Al final, puede que el Distrito Digital pueda entrar en algún tipo de empresa como socio, pero es una inicitiva 100% pública.
-Se contempla todavía que Àpunt instale aquí su centro de operaciones en Alicante. ¿Se sabe cuándo?
-Sí, su dirección ya ha estado viendo las instalaciones. Van a traer alguna unidad de gestión que no signifique actividad económica. Por lo que sé, tampoco necesitan mucho espacio. Es una especie de delegación. No sé fechas, dependerá de la puesta en marcha de Àpunt.
-Por agotar el tema Ciudad de la Luz, si hay solución para el embrollo de los terrenos del entorno, ¿cuál es el uso futuro de ese suelo?
-Eso lo tendrá que decidir el Consell. Lo primero es que, tras el acuerdo de la UE, los activos de Ciudad de la Luz pasen a la SPTCV. Las deudas también. Y la Ciudad de la Luz SAU se liquidará. A partir de ahí, el Consell tendrá que decidir su futuro entre varias opciones: quedársela y no hacer actividad económica hasta que pasen diez años, o bien venderla porque piense que no hace falta esperar diez años. Mi función es informar sobre si hay gente que se interesa por esto y la verdad es que vienen un montón de grupos y se van interesados, pero también es verdad que hubo dos subastas y quedaron desiertas. Será el Consell quien decida.
-¿Pero esa respuesta se limita al recinto de Ciudad de la Luz ya desarrollado o vale para todo el entorno: el suelo expropiado que debe tener una superficie similar?
-En realidad, el doble. En Ciudad de la Luz hay 66.000 metros cuadrados construidos y otros 30.000 más en realojos y construcción de viviendas. Eso serán más o menos 100.000. Pues hay otros 200.000 más.
-¿Y entran en el mismo paquete sobre su futuro?
-Sí, el problema es que eso es lo que está trabado en el Tribunal Supremo. Estamos trabajando en una solución, bien negociando con los propietarios, o bien con un informe muy potente para explicarle al Supremo la posible salida. Esto se expropió, se anuló la expropiación, no se pagó las expropiaciones que se habían dicho, hay algunas que faltan, la Generalitat dijo que devolvía los terrenos, pero luego esos terrenos no se podían devolver porque en buena parte estaban construidos o urbanizados. Es que está endiablado. ¿Qué valor va a tener ese activo? Estoy convencido de que aquí está el mejor solar del Mediterráneo español, pero está atrapado. Unos edificios que no se pueden poner en funcionamiento porque hubo un expediente de ayuda de Estado. Unos terrenos que configuran el mejor solar, pero resulta que el Supremo se lo cargó, y resulta que ahí puede haber zona comercial, zona terciaria y recreativa. Pero no se puede hacer nada. Hay que desenmarañarlo y en eso estamos.
-¿Si eso se soluciona, se podría activar una operación similar a la que está en marcha en el entorno de Terra Mítica?
-Sí, lo que pasa es que en Terra Mítica estaba muy claro. Sólo había suelo y no había suelo estratégico. Y este tema tiene más entidad. Hay unos edificios hechos... Yo puedo tener una idea, pero será el pleno del Consell el que en su día decida. Pero ahora lo podrán hacer. Hasta ahora no podían. Aquí hay un foco que puede ser de gran impulso económico en la zona.